Jaime Guardia, mañana y el viernes en concierto en teatro de la UNI. Charanguista cumple 65 años de trayectoria. Recuerda a Arguedas y medita sobre suerte de artistas en el Perú. Pedro Escribano. Hace 65 años Jaime Guardia y su charango empezaron juntos. Sintonizaron el sentimiento del pueblo andino y lo llevaron a escenarios del Perú y el mundo. Con él comenzó desde niño, desde cuando en su pueblo Pausa (Ayacucho) lo escondía en la chacra para que sus padres no se enteraran y le prohíban tocar por el peligro de volverse jaranero. Mañana jueves y el viernes también, para celebrar este largo trajinar musical, Jaime Guardia ofrecerá dos conciertos en el Teatro de la UNI (ver datos). “El charango para mí es un compañero fiel, siempre. En todas mis andanzas estoy con él. Mi charango desde siempre se llama “Quitasueño”. Ese nombre le puse cuando comencé mis actividades, en la década del 50. Desde esos años ando con él”, nos refiere el artista . –¿El charango ha ganado espacio? –Ya estaba perdiéndose. En los años 50 casi ya no se escuchaba. Cuando formamos La Lira Pausina, mi grupo, incorporamos el charango. Nuestro charanguista se fue y yo entré de emergencia. –¿Cuándo nació su amistad con José María Arguedas? –Eso ocurrió en el coliseo Lima, en Breña. Yo bajaba del escenario y se acercó un señor blanco, de bigotes, todo emocionado me abrazó y me dijo: “¡Qué maravilla, muchacho, te felicito! Esto hay que conservarlo. Este estilo tienen que mantenerlo hasta el final. No te dejes engañar por los empresarios. Ellos te van a ofrecer hasta dinero para que modifiques tu estilo, pero no les hagas caso porque ellos lo que cuidan es su dinero y no la cultura”. Así me dijo y eso es lo que estoy cumpliendo hasta ahora. –¿Arguedas era tan traumatizado como se cuenta? –Era tranquilo, alegre, pero sí sufría crisis. Pero tenía también sus cosas. Un día me hizo pelear con Andrés Alencastre, “Kilku Warak’a”, un quechuólogo cusqueño. Nos invitó a a grabar en el Museo de la Cultura Peruana y ahí estaba Alencastre, a quien no conocía. Empezamos a tocar y este señor bailaba, hacía bulla a cada rato, y le reclamé a Arguedas. El escritor me dijo “dile tú, pues”. Y le dije, pero no me hizo caso, más bien me respondió con palabras gruesas. Me quedé frío. Arguedas me pidió que no me deje, que le conteste también en quechua. Cuando lo vi sentado, cansado, le dije en quechua: “Como el cuy macho, después de mover tu trasero de uno a otro lado, ahora estás sentado, contento”. Me respondió con lisuras en quechua. Y seguía bailando, hasta sentarse otra vez. Yo volvía a la carga en quechua: “Como esas lagartijas que están a orillas del abismo, que se van a aventar, así estás con los ojos salidos, saltones”. Siguió bailando, y otra vez se sentó. Lo rematé: “Ahora sí ya te has aplastado, tranquilo, como esos santos viejos que están sentados en la sacristía”. Me miró y empezó a limpiarse el cuello con el pañuelo: “Con ese trapito estás limpiando tu cuello que parece el palo donde duermen las gallinas”, le dije. El hombre se levantó, agarró su charango y se fue. Arguedas se rió y me dijo: “Lo has hecho correr, él es doctor en la U. del Cusco”. Haberlo dicho, doctor. “Si te aviso no le decías nada”. Lo que quería Arguedas era eso, que haga correr a Alencastre. “Se cree la divina pomada en quechua”, comentó el escritor. Rescate del huaino –Arguedas cuando asistía a los coliseos, ¿bailaba? –No, él iba más a asesorar a los artistas de cómo deben presentarse en público, cómo deben usar el vestuario porque había quienes tenían vergüenza de usar el traje típico. Él decía “no, al contrario, hay que tratar de lucir eso porque identifica al hombre andino”. –¿Hoy se han traicionado los consejos de Arguedas? –Totalmente. Y eso lo hacen las empresas cerveceras. Por ejemplo, al huaino lo han distorsionado. Lo fusionan con otros géneros musicales como la cumbia, la salsa y le dan otros ritmos y le llaman folclore, lo cual es falso. Eso ya no es folclore, ni el vestuario ni el canto. Se debe rescatar al huaino y allí los medios deben jugar un papel. Datos Conciertos. Teatro de la Universidad de Ingeniería. Jueves 27 y viernes 28. Av. Túpac Amaru 280, San Martín de Porres. 7 pm. Teleticket. Informes: 9922-22444 y Nextel: 409*7888. Artistas invitados. Acompañarán a Jaime Guardia Condemayta de Acomayo, Trío Ayacucho y Los Errantes. “Presidente, no coja mi charango” –¿Qué opinión tiene de que el presidente García acuda a los velorios de artistas populares? –Nada buena. Cualquier homenaje o cualquier cosa debe ser en vida. Para qué ya si de vivo están abandonados. Allí está Florencio Coronado, tanto tiempo enfermo y nadie dijo nada. Murió y nadie dijo nada. El Indio Mayta está en las últimas y nadie dice nada. La pensión de gracia sale un día antes de morir. Es una burla. –¿Le indigna? –Me crea amargura, pero qué se puede hacer. No se puede esperar nada. Si hay autoridades que no sienten nada por la cultura y por el que hace cultura tampoco. –¿Le da miedo ese final? –Miedo, no, todos tenemos que terminar, por eso mejor hay que asegurarse uno mismo, hasta cuando se pueda y si se puede. –¿Qué le diría si en su día final un presidente coge su charango y dice: “Este es el músico del pueblo”? –Yo le diría: Es del pueblo, pero usted por qué lo coge si al artista del pueblo no le da nada.