Semblanza. Fue atropellado en Jesúas María por una cúster de la empresa Orión. familia exige justicia. Los restos del periodista del semanario Hildebrandt en sus trece reposarán en el cementerio Jardines de la Paz, en La Molina. Cynthia Campos. Hacía solo lo que sentía. Tenía 25 años y su pasión de siempre fue la fotografía. Incluso cuando no estaba trabajando, recorría las calles y fotografiaba lo que llamara su atención. El sueño de Ivo Dutra, nuestro amigo y reportero gráfico del semanario Hildebrandt en sus trece, era realizar una exposición con lo mejor de su trabajo fotográfico. El 6 de agosto la tragedia se le cruzó en el camino y fue atropellado por una cúster de la empresa Orión. Una semana después, la noche del viernes 12 de agosto, su cuerpo no resistió más. Ahora, la memoria de Ivo es como las fotografías que le gustaba tanto tomar: un recuerdo que perdurará para siempre. “Lo que Ivo quería era crear un colectivo fotográfico. Estaba en eso por estos días, junto a un amigo”, dice su inconsolable madre, Ana Camargo, quien siguió la lucha de nuestro compañero día tras día en la clínica San Felipe. Para su padre, el señor Ivo Dutra, lo que más duele ahora es la soledad en que deja a su familia y a su pequeño Inti, de tan solo 3 años de edad. Su muerte se ha dejado sentir no solo en el corazón de sus amigos, que hoy le dejan sentidos mensajes en las redes sociales, sino también de las personas que trabajaron con él. El propio periodista César Hildebrandt, quien asistió al velatorio, calificó su partida de “trágica e inexplicable”. “Está visto, dijo, que las pistas siguen siendo el cementerio de la gente”. Incluso la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, exigió al Poder Judicial que sancione al culpable del atropello con todo el peso de la ley. Su pedido es el pedido de todos ahora. La exigencia de que se investigue por qué otra vida se perdió en las pistas, la de un amigo amante de la literatura y del cine, de la música de Led Zeppelin y la trova –dedicaba tardes enteras a escuchar trova, tangos o música alternativa–, que podía leer a Ernesto Sábato tanto como a César Vallejo y a Mario Benedetti. La última morada Mientras la investigación sobre la muerte de Ivo continúa, sus familiares ya aseguraron que entablarán un juicio contra la empresa Orión. Saben que no será fácil, pero seguirán en la lucha. Ellos, sin embargo, siguen necesitando ayuda. El SOAT ha cubierto una parte de los gastos, pero la cuenta de la clínica llega a los 45 mil soles. Unos 9 mil soles aún deben ser cancelados. Los restos de nuestro compañero reposarán en el cementerio Jardines de la Paz. Nos dejaste, Ivo, pero no te has ido. Nos queda tu recuerdo, tus canciones, tu figura larguirucha. Tu cámara te estará esperando siempre, querido amigo.