El sicario peruano que asesinó a 23 personas, se tatuó cada crimen y fue capturado en EE.UU.
Gianfranco Torres Navarro, más conocido como 'Gianfranco 23', es un temido sicario peruano que lideraba la organización criminal "Los Killers", la cual operaba principalmente en Ventanilla.
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En el Perú, el avance del crimen organizado ha propiciado el surgimiento de sicarios implacables, personas capaces de asesinar por dinero sin mostrar remordimiento alguno. Gianfranco Torres Navarro, alias ‘Chato’ o ‘Gianfranco 23’, es considerado uno de los sicarios más temidos en este submundo criminal. Con 39 años y un historial delictivo extenso, es señalado como uno de los sicarios más peligrosos y avezados del país. Su apodo no es casualidad: se le asocia con al menos 23 homicidios, según reportes de autoridades peruanas e internacionales. Ha sido capturado en diversas ocasiones, siendo la más reciente en Estados Unidos. Algunas fuentes policiales incluso afirman que Torres se habría tatuado por cada asesinato, como una siniestra forma de llevar el conteo de sus víctimas.
Gianfranco Torres era considerado el principal sospechoso en el asesinato de un agente policial y líder de la banda criminal "Los Killers", que operaba en Ventanilla y en diversas áreas del norte de Lima y el Callao.
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'Gianfranco 23' cometía sus crímenes con su pareja
Aunque su prontuario es extenso, Gianfranco Torres no actuaba solo. Su pareja, Mishelle Ortiz Ubillus, ha sido señalada como el brazo logístico de la banda: coordinaba operaciones, tomaba decisiones estratégicas y, según testimonios de otros integrantes, incluso habría participado directamente en algunos crímenes. La Policía Nacional del Perú (PNP) cuenta con audios que revelarían su rol activo dentro de la organización criminal.
Torres Navarro ya había sido detenido en 2021, cerca del peaje de la Panamericana Norte, cuando cumplía una orden de prisión preventiva. Sin embargo, en enero de 2024 volvió a quedar en libertad y, casi de inmediato, retomó sus actividades delictivas. Se enfocó principalmente en el cobro de cupos en el Callao, donde no solo controlaba amplias zonas, sino que también extorsionaba incluso a otros extorsionadores.

A pesar de haber sido detenidos en Estados Unidos por ingresar al país sin documentación, Gianfranco Torres Navarro y su pareja, Mishelle Ortiz Ubillus, fueron liberados. Foto: YouTube
Uno de sus últimos atentados habría sido contra José Seminario Cárdenas, alias ‘Cañejo’, en lo que sería una disputa por el control de otra red criminal. Además, se le atribuye la planificación del asesinato de un policía que, en sus horas libres, trabajaba como agente de seguridad en un restaurante de Ventanilla. Según las investigaciones, el crimen se habría gestado tras una reunión con miembros de su banda en dicho local.
Huyó con su pareja a Estados Unidos
Ante el aumento de la presión por parte de las autoridades, Torres Navarro huyó del país junto a su pareja, Mishelle Ortiz Ubillus. El 16 de mayo ingresaron ilegalmente a Estados Unidos por la zona de Roma, en Texas. Ambos fueron intervenidos por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE); sin embargo, quedaron en libertad con una comparecencia pendiente ante las autoridades migratorias.
La orden de captura internacional fue emitida en Perú el 3 de julio de 2024, pero recién se registró en el sistema de alertas el 8 de ese mismo mes. Fue en esa fecha cuando las autoridades estadounidenses actuaron y procedieron a detener a Torres Navarro.
En la actualidad, Michelle Ortíz y Gianfranco Torres permanecen en una cárcel de Estados Unidos a la espera de conocer la fecha de su juicio y su sentencia definitiva. Asimismo, se piensa que la condena para ambos puede ser severa, y especialmente para el sujeto, ya que se le imputa 23 homicidios perpetrados en su trayectoria delictiva.
'Gianfranco 23' y sus inicios como criminal
Según el coronel PNP Franco Moreno, jefe de la División de Investigación de Alta Complejidad (Diviac), Torres Navarro se inició en el mundo del crimen desde muy joven, integrando inicialmente la organización criminal ‘Los Malditos de Angamos’. Su modus operandi era claro: eliminar a sus competidores para apoderarse del negocio del cobro de cupos.
Gracias a esa estrategia violenta, su organización logró expandirse por distritos como Comas, Puente Piedra, Carabayllo, Ventanilla y el Callao. En estas zonas, se consolidó como uno de los líderes criminales más temidos y peligrosos del país.






















