Estudió en un colegio sin electricidad en Independencia y hoy es profesor en Canadá: fue condecorado por el Rey de España
Luis Abando Rojas dejó el Perú a los 17 años para partir a Francia a intentar una carrera musical con un grupo de amigos y luego de dos años cambiaría su rumbo hacia la educación universitaria. Hoy es un reconocido docente de educación superior en Canadá.
A los 17 años, Luis Abanto Rojas partió del Perú rumbo a Europa sin saber lo que le esperaría, dejando atrás su país, que se encontraba en una crisis económica y social. Hoy es docente en una de las más prestigiosas universidades de Canadá y alguna vez fue condecorado por el rey de España, Felipe VI, por su destacada labor.
¿Quién es Luis Abanto Rojas?
Luis Abanto Rojas, hijo de padres migrantes, de Cajamarca para ser específicos, partió del Perú a los 17 años rumbo a Europa, lleno de sueños, sin imaginar que ese sería el primer paso hacia sus sueños.
Su padre era músico y le heredó aquel talento, que más adelante le sirvió para hacerse un espacio en el viejo continente. Estudió en el colegio 3050, en el distrito limeño de Independencia, donde no contaba con electricidad. Posteriormente, terminó sus estudios secundarios en el Mariano Melgar, en Breña.
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“Mis padres creían firmemente en la educación, ellos eran esa generación de migrantes que llegaron a Lima en los años 50 y 60. Muchos no hablaban español, eran iletrados. Mi papá solo pudo estudiar la primaria y trabajaba en el campo como peón. Por eso creía firmemente que sus hijos tenían no solo que acabar el colegio, sino que debían ir a la universidad”, menciona en una entrevista para Andina.
Cuando era un adolescente debatía entre estudiar Contabilidad o Derecho, hasta que un amigo lo convenció de viajar a Francia. Luis reconoce que sus padres lo alentaron a migrar y le dieron la autonomía para que se desarrolle.
“En el barrio teníamos un grupo de música latinoamericana, un boom en aquel entonces, nos bautizamos como Intillacta, formado por chicos de 14 y 15 años; creo que por eso llamábamos la atención y ahí descubrí mi pasión por la música”, recuerda.
Luego de dos años en Francia, en medio de la vida bohemia, dejó la vida artística por una ruta académica. Aunque en un principio decidió regresar al Perú, con el dinero que había ahorrado en su etapa musical, al final decidió aprovechar las oportunidades educativas del país galo, que eran de bajo costo.
Luis Abanto Rojas fue condecorado con la Orden del Mérito Civil en el grado de Cruz de Oficial, por el rey de España Felipe VI. Foto: Andina.
De la vida bohemia y la música hacia la educación en Francia
Sin embargo, al empezar sus estudios notó que el camino implicaría un nuevo reto. La educación francesa era de un nivel superior a la que tuvo en Perú, lo que lo desalentó, pero también motivó.
“Había que tener tema para socializar. En la bohemia puedes hablar de cualquier cosa, pero ya socializar allí era en torno al libro que habías leído. Dije ¡wow! No sé nada. Gracias a ello se me entró esa visión y fue totalmente positivo. Las buenas juntas como decían las abuelas”, señaló.
Estudió Humanidades y comenzó una vida de lecturas y veladas académicas que con el tiempo le hicieron comprender el sueño de sus padres de que la educación era la clave del éxito.
Actualmente, Luis Abanto es profesor asociado y actual director del Departamento de Lenguas y Literaturas Modernas y de la Licenciatura de Español de la Universidad de Ottawa, en Canadá.
Debido a su labor como difusor de la lengua española, el 17 de febrero, en la Embajada del Reino de España en Canadá, recibió la Orden del Mérito Civil en el grado de Cruz de Oficial, otorgada por el rey de España Felipe VI, pese a que el reconocimiento no suele otorgarse a extranjeros y en su caso fue una excepción
“He trabajado en abrir esos caminos sin pensar en ninguna recompensa. Promoviendo, abriendo espacios y puertas para otros porque así es el humanismo. Desde que empecé me dediqué a hacer festivales, conferencias, talleres en las escuelas de la región y trabajaba mucho con la veeduría de educación”, comenta.
