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Sociedad

El drama de la extranjera que vive en el aeropuerto

Caso humano. Duiliana Sánchez, venezolana que lleva 34 días en el Jorge Chávez, no puede ingresar al país porque Migraciones le exige tener visa. Vive en Perú desde 2019, pero salió a Europa, donde le robaron sus documentos. Sus padres la esperan.


Atrapada. Duiliana Sánchez pide ingresar al Perú, pues es el sustento de sus padres. Vive en la sala de embarques, donde duerme en las sillas o el suelo. Foto: difusión.
Atrapada. Duiliana Sánchez pide ingresar al Perú, pues es el sustento de sus padres. Vive en la sala de embarques, donde duerme en las sillas o el suelo. Foto: difusión.

Duiliana Sánchez (28) lleva 34 días viviendo en la sala de embarque del aeropuerto Jorge Chávez debido a que Migraciones no la deja “reingresar” al país, donde vive con su familia desde 2019, por no tener visa.

“Siento que soy como una persona que entra en coma, que el mundo allá afuera sigue transcurriendo y yo estoy aquí totalmente imposibilitada”, señala Duiliana Sánchez Pereira.

La joven venezolana no puede abandonar el terminal. Solo tiene permiso para alimentarse e ir a los servicios higiénicos. Cuenta que ha sido víctima de acoso sexual por parte de un trabajador del aeropuerto.

La joven extranjera radicaba en el Perú de manera formal junto con sus padres.

Su drama empezó cuando salió del país, y aún tenía permiso temporal de permanencia, rumbo a Europa para hacer turismo. Solicitó un permiso para salir 30 días. Estando en Italia le robaron sus documentos, por lo que debió regresar a su país para tramitar el duplicado de su pasaporte. “Mi objetivo era retornar a Lima antes de que venciera mi CPP, el 30 de noviembre; sin embargo, por temas burocráticos, el pasaporte me lo entregaron al siguiente año, el 24 de enero (tres meses después)”.

Cuando regresó al Perú, fue impedida de salir del aeropuerto, lugar donde vive y duerme en el piso o en sillas.

La Defensoría del Pueblo ha exhortado a Migraciones a que admita el ingreso de Duiliana al Perú, puesto que la Resolución de Superintendencia n° 000177-2019, en su artículo 2, ordena admitir el acceso de personas de nacionalidad venezolana sin requerimiento de visa ni pasaporte cuando se trata de mayores de edad o personas que se reunirán con su núcleo familiar.

Al respecto, Migraciones señaló mediante un comunicado que “en los últimos 12 meses, en estricto cumplimiento de la ley, se ha denegado el ingreso al Perú a más de 660 extranjeros de diversas nacionalidades, a través del puesto de control migratorio del aeropuerto, por carecer de visa, requisito establecido por el Estado peruano para algunos países por razones de reciprocidad y/o seguridad”.

Agregan que, conforme a la normativa nacional e internacional, estas personas deben reembarcarse a su lugar de origen, a través de la aerolínea que los trajo al Perú, y “pueden volver a nuestro país una vez que cumplan con los requisitos de ingreso exigidos”.

En cuanto al caso de Duiliana Sánchez Pereira, argumentan que se le negó el ingreso al Perú por no tener visa; además, su permiso temporal de permanencia no se encuentra vigente. “Ella permanece por voluntad propia en el área de tránsito internacional del Jorge Chávez, sin estar retenida y desacatando la notificación de inadmisión expedida por Migraciones el 31 de enero del 2024”.

La Defensoría remarca que la normativa no contempla la posibilidad de ampliar el permiso por motivo de fuerza mayor, como es en este caso.

Necesito ingresar al Perú porque soy el principal sustento de mis padres, soy hija única”, explica Duiliana Sánchez.

El caso está en manos del Poder Judicial. Un habeas corpus es la única esperanza que tiene la extranjera para que pueda ser admitida en el Perú y así logre tramitar su nueva condición migratoria. ¿Lo logrará? 

Claves

  • Esta situación está teniendo un impacto en la salud física y mental de la ciudadana venezolana, sostuvo la Defensoría.
  • Migraciones señaló que la joven solicitó una reconsideración a la denegatoria de su solicitud de refugio, recurso que fue declarado infundado.
  • “Extraño que mi mamá me abrace y me diga que todo va a estar bien. Cada día que pasa es una incertidumbre”.