Curanderas en Arequipa aseguran que su negocio por Año Nuevo se vio afectado por crisis política
Curanderas puneñas señalan que clientela se redujo por mala situación del país. Los que acuden buscan llenarse de energías positivas con rituales como el baño en champán.
El mal tiempo y la crisis política parecen haber ahuyentado la búsqueda de la buena suerte. Por lo menos, así lo señalan las curanderas apostadas en los exteriores del estadio Melgar de la ciudad de Arequipa, que señalan que la clientela se redujo respecto al año pasado. Esperan que este 31 de diciembre y el 1 de enero la situación mejore.
Tomasa Huisa es una maestra curandera de Puno, de la zona de Azángaro. Cree que los inciertos tiempos que atraviesa el país han repercutido en la baja asistencia. La lluvia del último día también pudo influir, refiere. Por ello, ayer pagaron a la Pachamama (madre tierra) para que sea más benevolente con las precipitaciones y permita a la gente llegar.
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Quienes a pesar de todo acuden por la buena suerte a la feria buscan diferentes formas de atraer la felicidad, desde amuletos hasta baños de florecimiento. Este último puede ser con una simple pasada de ruda, pero el esperanzado cliente también quedar empapado en champán. El objetivo es que la espuma se lleve las malas vibras del turbulento 2022.
Entre los amuletos hay de diversos tipos y precios, que pueden ir desde el módico sol a los 125 soles. Las curanderas altiplánicas sugieren que, por lo general, se porte un amuleto del conejo, porque el 2023 será el año de este lagomorfo, según el calendario chino.
Ciudadanos acuden a los exteriores del estadio Melgar en Arequipa. Foto: Wilder Pari / URPI-LR
Pero hay otros talismanes más pormenorizados, que —según la creencia— ayudan a atraer el dinero, al ser amado, un título profesional o hasta cuidar la casa (para esta tarea se usan las figuras de Toritos de Pucará).
En las afueras del estadio Melgar hay por lo menos 20 curanderas llegadas desde Puno. Ellas ofrecen los rituales de la buena suerte. Refieren que también invocarán el mejor porvenir y a medianoche realizarán un pago a la Tierra.
Precisan que el don del curanderismo se transmite de generación en generación. Por ejemplo, Jeanette Cayra Incahuanaco (27) indicó que desde su abuelo conservan la tradición. El último viernes trabajaba junto con sus padres, Isidro y Yolanda. Precisó que ellos no son simples curanderos, pues están bendecidos por el rayo.