Sociedad

Solo este año se han reportado 1.510 incendios forestales con 19 fallecidos

Cifra superior a años anteriores. También hay 2.631 animales muertos y 20.279 hectáreas de cultivo perdidas. Hay impacto por la falta de lluvias. Comunidad ayacuchana acaba de perder a tres de sus miembros y ya no tiene acceso al agua.

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Las familias de Quispillaccta lloran mientras miran al cielo. Una agricultora frota el pecho de su hija que se ahoga con las lágrimas. “Ya va a pasar, mamá. Diosito está con nosotros”, trata de consolarla otro hombre. A su lado, los vecinos de la comunidad campesina, en el distrito ayacuchano de Chuschi, también se frotan los ojos y tiemblan cuando miran cómo el fuego se traga sus cultivos. Cómo el humo cubre las nubes. Cómo pierden lo poco que tenían.

Hace más de una semana, un incendio forestal se propagó hasta las localidades de Socobamba, Pirhuamarca y Llacctahuarán, en Quispillaccta, y acabó con la vida de tres personas, dejó a otras tres heridas -entre ellas un menor de 16 años- y a más de 30 familias damnificadas. También destruyó casi el 90% del pasto para el ganado, los galpones de cuyes y hasta las mangueras de agua para el consumo humano y de riego. “Es la primera vez en la historia que nos pasa esto”, dice a La República el alcalde de Chuschi, Esteban Galindo, a quien le preocupa que la crisis política silencie el pedido al Gobierno central para la declaratoria de emergencia en la zona.

En lo que va del año, se han registrado 190 emergencias de este tipo en Ayacucho, región que encabeza la estadística después de Puno (203), Apurímac (253) y Cusco (483). En todo el Perú, los incendios forestales ya suman 1.510, y han dejado 19 fallecidos, así como 41 heridos, según el reporte hasta el último miércoles del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) de Defensa Civil. Por el fuego se han perdido 20.279 hectáreas de cultivo y 2.631 animales, entre vicuñas, ovinos, vacunos y animales menores.

“Este año se han incrementado bastante los incendios forestales”, señala la coordinadora de la Unidad Funcional de Monitoreo Satelital de Serfor, Romina Liza, quien considera que este 2022 se trata de un caso particular. Por un lado, está presente el fenómeno La Niña, por el cual la vegetación se torna más seca. A esto se suma el retraso de la temporada de lluvias, que incluso han provocado sequías. “El cambio climático genera irregularidades en temporadas que antes teníamos marcadas. En años previos hubo incendios que empezaban en julio y acababan en noviembre. Era un periodo corto. En diciembre ya estábamos con lluvias fuertes. Ahora no inician todavía”, indica.

Así ratifica que este año ha sido “muy irregular”, y que se han elevado los reportes entre setiembre y noviembre, siendo este último el mes el que registró más casos y más fallecidos.

“El 2016 hubo una cantidad impresionante de incendios y el 2020 también fue excepcional por la pandemia, el retorno de personas a su lugar de origen, empezaron a trabajar más con los cultivos y se incrementaron las quemas”, agrega Liza.

Esta tendencia la confirma el COEN. Y es que mientras que el 2022 se registran 1.510 incendios, el 2021 hubo 819; el 2020, 1.344 y el 2019, 664. No obstante, el 2020 aún reporta el mayor porcentaje de áreas afectadas.

Causas y pendientes

Se estima que más del 95% de estas emergencias se origina por causas humanas, como el descontrol por la quema de residuos agrícolas, habilitación de áreas de cultivo o creencias sobre el uso del fuego. “En este último caso no es que las personas inicien un incendio a propósito, sino realizan la quema como una práctica ancestral”, dice Serfor.

En Ayacucho, señala Juan Carlos Arenas, jefe de la Dirección Desconcentrada de Indeci, los vientos y el déficit hídrico jugaron en contra. El incendio se controló pasados varios días. Serfor plantea capacitaciones sobre alternativas de quema y modificar la ley para que haya un calendario específico de quema, que incluya zonas.

En tanto, esta semana, Llacctahuarán despidió en hombros a los tres hijos que se llevó el fuego. “Mi papá falleció, solo tenía animales. Él me ayudaba con mis estudios en la Universidad San Cristóbal de Huamanga. No tengo madre, ahora tampoco lo tengo a él. En fin, soy huérfana”, dijo una joven. Aún hay llanto.

Cifra superior a otros años

También hay 2.631 animales muertos. Comunidad ayacuchana acaba de perder a tres de sus miembros y le falta agua.

Urge ayuda

Chuschi hace un llamado al Ejecutivo, Congreso, empresas y ciudadanía, ya que necesitan mangueras de riesgo para restablecer el acceso al agua, pasto y alimento para sus ganados. También ayuda humanitaria y apoyo psicológico. Tres heridos están en Lima.

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