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Sociedad

Arequipa financió expediciones para derrotar la rebelión de Túpac Amaru

Fidelísima. José Gabriel Condorcanqui publicó en Arequipa edictos para que lo ayuden en su causa libertaria. Los arequipeños, descendientes de los españoles, apoyaron pero para aplastar la gesta revolucionaria, sostienen historiadores.

Héroe.  Una ilustración de Túpac Amaru II
Héroe. Una ilustración de Túpac Amaru II

Muy noble, leal y fidelísima. Son los títulos concedidos a la ciudad de Arequipa durante el virreinato. Se justifican por su fervor a la corona española. Cuando se rebeló José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II, desde la Ciudad Blanca se financiaron expediciones para combatir esta gesta libertaria.

El historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán, en el libro Historia General de Arequipa, indica que en los albores de su rebelión, Túpac Amaru II, solicitó a los criollos (descendientes de españoles) de la ciudad mistiana, unirse a su causa. “A los paisanos criollos moradores de la muy noble ciudad de Arequipa”, indica un edicto suyo del 21 de noviembre de 1780. “Siendo el único objeto, cortar de raíz el mal gobierno de tanto ladrón, zángano, que nos roban la miel de nuestros panales”, añadía otro pasaje del texto.

El historiador Mario Rommel Arce recuerda que, en sus inicios, la rebelión de Túpac Amaru intentaba ser de amplia base, aglutinando las demandas de diferentes grupos sociales. Y en 1780 había un clima de descontento por las reformas fiscales borbónicas, que impusieron el cobro de la alcabala. Por ello, en enero de aquel año, en Arequipa se produjo la Rebelión de los Pasquines, donde con notas anónimas en las puertas de iglesias, se protestó contra los impuestos. El desenlace: el saqueo de la aduana y otros desmanes, que fueron reprimidos.

A pesar del antecedente, el cacique de Tungasuca no logró el respaldo arequipeño. Rommel Arce refiere que la Rebelión de los Pasquines fue una revuelta antifiscal pero no contra la corona española. Otros hechos que marcarían distancia con la gesta de Tupac Amaru fue la noticia de la ejecución del corregidor Antonio de Arriaga y la quema de una iglesia en la batalla de Sangarará. Eso generó la excomunión de Túpac Amaru II. El componente religioso era fuerte en el siglo XVIII.

El factor étnico también marcó la no adhesión, concluyen Arce y Quiroz Paz Soldán. Arequipa entonces, era una ciudad con mayoría de población de origen español. En contraparte, el movimiento de Túpac Amaru II se tornó claramente indígena y logró apoyo en zonas donde predominaba dicha población. El historiador Luis Huamán Asillo, sostiene que se produjeron rebeliones en la provincia de Collaguas, hoy Caylloma.

Colectas contra el cacique

Lejos de plegarse a los edictos de rebelión, la respuesta de la ciudad de Arequipa fue intentar sofocar el levantamiento armado. Se financiaron expediciones contra José Gabriel Condorcanqui. El 24 de noviembre de 1780, se produce el primer donativo de dinero, armas, municiones y víveres.

Los donantes, en su mayoría, fueron criollos y mestizos, hacendados y caciques. Estos últimos tenían la misma condición de Túpac Amaru II. Los caciques eran autoridades en la llamada república de indios. Su respaldo a la causa realista, habría sido para resguardar el estatus. En Historia General de Arequipa, se indica que apoyaron con donativos los caciques Alpaca (Cayma), Esteban Condorpusa (Yanahuara), Ildefonso Osnayo (Characato), Lorenzo Cusirramos (Paucarpata), Antonio Flores (Santa Marta).

Luis Huamán Asillo, indica que se armaron cuatro expediciones. La mayor partió en 1782 rumbo a La Paz, cuando la rebelión ya era dirigida por Diego Cristóbal Túpac Amaru, hermano del cacique de Tungasuca que había sido ajusticiado el 18 de mayo de 1781 en la plaza del Cusco.

En 1805, los donativos hechos por Arequipa, le valieron el reconocimiento de la corona española, que le confirió el título de fidelísima, sumándose a los ya existentes de noble y leal. Además, se le concedió el calificativo de “provincia restauradora de las del Collao”.

Viraje en el siglo XIX

Para el siglo XIX, el sentimiento de fidelidad a la corona cambió en parte de la sociedad de Arequipa. Así, hubo una adhesión de las clases populares e intelectuales a la rebelión de 1814 de los hermanos Angulo y el cacique Mateo Pumacahua.

Rommel Arce precisa que en 1814, el imperio español estaba en crisis por las invasiones napoleónicas. En el continente las clases criollas reivindicaban sus derechos y buscaban una igualdad con los españoles. Arce remarca que mientras el movimiento de Túpac Amaru II tuvo un discurso neo-inca, las sublevaciones de la independencia fueron proyectos de las clases criollas y bajo ese modelo, nacieron las nuevas repúblicas.