Eutanasia pasiva y activa: qué son y en qué se diferencian del suicidio asistido

“Me están diciendo: ‘Tú ahora eres dueña de tu cuerpo, de tus decisiones y de tu vida’. Eso es un gran logro“, expresó Ana Estrada en diálogo con RPP Noticias tras conocer que la Corte Superior de Justicia pidió al Ministerio de Salud y EsSalud respetar su decisión de poner fin a su vida mediante la eutanasia.

Sin embargo, un sector de la población aún tiene dudas con respecto al procedimiento por el cual Estrada viene luchando en los últimos años. Aquí detallamos cuáles son las diferencias entre las distintas formas de eutanasia, el suicidio asistido y los países donde este procedimiento es legal.

¿Qué es la eutanasia?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no existe una definición exacta de la eutanasia. Sin embargo, cuando se habla de esta se entiende como el proceso de intervención deliberada para ponerle fin a la vida de un paciente con una enfermedad incurable. “Es una forma compasiva de culminar con la vida de una persona”, detalla a La República el exministro y experto en Salud Pública Víctor Zamora.

El estudio “Eutanasia y suicidio asistido: conceptos generales, situación legal en Europa, Oregón y Australia” la define como las “acciones realizadas por otras personas, a petición expresa y reiterada de un paciente que padece un sufrimiento físico o psíquico como consecuencia de una enfermedad incurable y que él vive como inaceptable, indigna y como un mal, para causarle la muerte de manera rápida, eficaz e indolora”.

El documento señala que esta práctica siempre es realizada por un equipo médico que administra los fármacos a la persona que desea morir; y que estas medidas deben ser tomadas “en atención a la persona y de acuerdo con su voluntad”.

Eutanasia pasiva y activa

El texto expone que en países donde la eutanasia está prohibida se mencionan dos tipos de esta: la activa y pasiva. Ambos procedimientos se diferencian en los tipos de acciones que se realicen para llevar a cabo la muerte.

Zamora explica que en la eutanasia pasiva se puede acompañar a las personas en el proceso de llegar a la muerte “dándole solamente tratamientos paliativos para aliviar el dolor y todo lo que esa persona sufre”. No obstante, “la eutanasia activa es acelerar el proceso”, detalla.

El estudio se refiere a la eutanasia pasiva como la supresión o no aplicación de medidas que mantienen o pueden mantener a una persona con vida. Algunas medidas que se consideran parte de esta forma de procedimiento son la desconexión de las máquinas de apoyo —como respiradores o tubos de alimentación—, y la no ejecución de operaciones o de administración de medicamentos que ayudan a prolongar la vida del paciente.

En tanto, en la eutanasia activa se aplica una formulación de minerales, como el potasio, que produce que el corazón se detenga. “En la eutanasia pasiva se acompaña a la persona aliviando su dolor con calmantes, sedantes, esperando el momento del fallecimiento, pero no va a acelerar ese proceso”, agrega el experto en salud pública.

Suicidio asistido

El estudio “Eutanasia y suicidio asistido: conceptos generales, situación legal en Europa, Oregón y Australia” define al suicidio asistido como la acción de una persona, que sufre una enfermedad irreversible, para acabar con su vida.

La diferencia radica en que esta medida es ejecutada por el propio enfermo que cuenta con la ayuda de un profesional que le facilita los medios y conocimientos para hacerlo, según Enrique Sánchez Jiménez, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla, en su libro “La eutanasia ante la moral y el derecho”, que cita la BBC Mundo.

De acuerdo con Sánchez Jiménez, el suicidio asistido se diferencia de la eutanasia porque en ese caso la acción que provoca la muerte del paciente es ejecutada por él mismo, quien es físicamente capaz de llevarla a cabo.

Los países que permiten este procedimiento y el de la eutanasia las regulan fuertemente con una serie de condiciones como que se trate de casos de enfermos terminales sometidos a grandes sufrimientos y “que expresen de forma clara y reiterada su voluntad de someterse” a estas prácticas.

Eutanasia en el mundo

El Décimo Primer Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima ordenó este jueves 25 de febrero al Ministerio de Salud y a EsSalud respetar la decisión de Ana Estrada Ugarte de poner fin a su vida a través del procedimiento técnico de la eutanasia.

Este procedimiento es legal en diferentes países como Holanda, primera nación de Europa en legalizar esta práctica, cuya ley entró en vigor en abril de 2002. Según la ley de este país, es legal la intervención directa y eficaz del médico para causar la muerte de un paciente que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con padecimiento insoportable.

Le sigue Bélgica, donde la solicitud debe hacerse por escrito, de forma voluntaria y firmada por el paciente o por un adulto designado por el mismo; Luxemburgo, Australia, solo en el estado de Victoria para pacientes con enfermedades terminales en pleno ejercicio de sus facultades mentales y con una esperanza de vida de por lo menos medio año; y Canadá.

En América Latina, el único país que permite la eutanasia es Colombia. Este territorio de la región despenalizó su práctica en 1997. Si bien aparece sancionada en el Código Penal colombiano y la Constitución Política establece el derecho a la vida como inviolable, el Ministerio de Salud y Protección Social ha publicado una guía para aplicar este procedimiento.

Si bien en Suiza no está permitida de forma legal, existe un vacío legal que autoriza el suicidio asistido.