Demetrio, medio siglo visitando la lápida de sus ocho primos tras el terremoto en Yungay [FOTOS]
A 50 años del terremoto y alud que remeció Yungay (Huaraz), Demetrio Mejía, aún con lágrimas y recuerdos que no se van, cuenta cómo la tragedia marcó a toda su familia.
El trabajo más difícil de los sobrevivientes del terremoto y alud en la ciudad de Yungay (Áncash) no solo fue aceptar la súbita muerte de los familiares que quedaron atrapados bajo los escombros sino que muchos de ellos no fueron encontrados por la dura consistencia de esa mezcla de lodo, piedras, adobe y hasta fierro donde quedaron sepultados.
Para Demetrio Mejía, de entonces 17 años, el peso de salir con vida tanto del terremoto como del alud no fue tan grande como el dolor de haber perdido a 8 primos, a todos los hijos de un tío que, meses después, murió de un derrame cerebral al no superar la pérdida ni la imagen de verlos siendo alcanzados por la avalancha.
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Cuando estaban huyendo del terremoto, “una de mis primas, la mayor, le había dicho: hemos dejado la puerta abierta, debemos cerrarla sino los rateros se van a meter”, cuenta Demetrio. Apenas el tío vuelve a su casa, el alud inició y cuando intentó regresar por sus hijos ya era demasiado tarde: “sus ocho hijos desaparecieron”, agrega.
Demetrio, el hombre que sobrevivió al terremoto de Yungay en 1970. (Foto: Viviana Ortiz)
La madre, quien había caminado más de ocho días desde Chimbote hasta Yungay por un atajo en el cerro de Matacoto, perdió ese rayo de esperanza y se desvaneció al enterarse del fatal desenlace de sus hijos, los pequeños que vio crecer y los que nunca más volvió a ver. Años después, embargada por el desconsuelo, falleció.
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Han pasado cinco décadas, 50 años, y la antigua Yungay, en Áncash, es una memoria viva de la tragedia. Sobre todo para Demetrio, de ahora 67 años, quien visita habitualmente la lápida que estacionó junto a sus tíos - antes de que fallezcan - en la parte alta de un gran montículo de tierra, el lugar donde yacía la casa de esa familia que perdió.
Demetrio, el hombre que sobrevivió al terremoto de Yungay en 1970. (Foto: Viviana Ortiz)
En el epitafio están tallados los nombres de los 8 primos, los 8 hijos, y aunque de un tiempo a otro hay un largo intervalo, la nostalgia en Demetrio se traduce en una interminable cola de lágrimas que se deslizan por su rostro cuando recuerda cómo era la vida antes del domingo 31 de mayo de 1970.