Sociedad

Dramático, arriesgado e impresionante rescate en alta mar

La vida de un tripulante de una embarcación pendía de un hilo tras sufrir una apendicitis a 80 millas de Pisco. Enfermera de la Marina de Guerra descendió desde un helicóptero y realizó una exitosa aeroevacuación.

Rescatistas de la Marina de Guerra realizaron un dramático operativo en el mar de Pisco (Ica). Con suma precisión, aeroevacuaron a un tripulante de una embarcación que se descompensó por una apendicitis, cuando navegada a unas 80 millas, frente a Paracas.

La emergencia se produjo cuando Diego Flores Bojórquez, de 29 años, miembro del remolcador Black Gog, de matrícula CO-295994-EM, comenzó a sentir fuertes dolores abdominales. Ante eso el capitán de la nave realizó una llamada de emergencia.

Debido a la gravedad del cuadro y el estado del paciente, que se sentía morir, la Comandancia de Operaciones Guardacostas indicó su urgente evacuación, al recibir el protesto informativo de la Capitanía de Puerto de Pisco.

Se adoptó el protocolo de rescate Se efectuaron las coordinaciones con la Fuerza de Aviación Naval que dispuso la cual dispuso que desde una estación aérea decolara un helicóptero tipo AB-412, con especialistas, un médico abordo y una enfermera. Previamente se había enviado una avioneta B-200 para brindar apoyo.

Una vez que el helicóptero de posicionó sobre la embarcación, la enfermera Martiza Núñez Canchari, quien es Oficial de Mar Primero, en una eficiente maniobra, descendió con una camilla sanitaria. Le practicó las primeras maniobras de asistencia.

La escena fue conmovedora y el paciente se quebró desconsolado. El rescate fue con vientos muy fuertes. Diego Flores se retorcía de dolor pero tenía una esperanza de vida. Estaba vivo por esa mínima dosis de suerte que a veces entrega el mar y, sobre todo, porque los rescatistas habían llegado a tiempo.

Lo que hizo la enfermera es difícil de entender. Solo ella y sus compañeros tienen ideas de las técnicas de rescate desde un helicóptero. “En este buque nadie se rinde”, nos dice con la satisfacción de haber realizado un trabajo en equipo para salvar una vida.

Maritza llegó en el 2008 como servicio militar a la Marina de Guerra. Luego postuló a la Escuela Naval y se graduó como enfermera. Ha realizado muchas operaciones de búsqueda y rescate, pero la operación de Pisco fue muy riesgosa.

“Cuando empecé a descender me sentí segura por el trabajo coordinado con mis compañeros. El rescate fue un éxito. El paciente ahora está estable, fuera de peligro”, indica a La República.

Ella pasará el Día de la Madre en servicio. “Estamos en una situación difícil y nosotras no vamos a poder acompañar a nuestras madres, lo hacemos por el Perú, con fe y esperanza de que pronto venceremos esta enfermedad del coronavirus”, agrega.

Sabemos que la actividad náutica que realizamos implica muchos riesgos, pero lo hacemos convencidos de nuestro deber de salvaguardar la vida en el mar, subraya finalmente.