Cusco: días tristes en tiempos de pandemia
Tragedias. Desde la llegada del coronavirus a la Ciudad Imperial hay 34 infectados. Dos turistas han muerto, cinco están en cuidados intensivos y uno en estado estacionario en su hospedaje.
Por: José Salcedo
Hay días grises, de una tristeza, aunque ajena y lejana, infinita.
Dos turistas murieron en la soledad del aislamiento. No hubo velorios ni responsos ni sepelios. No hubo ataúdes ni tampoco habrá un mausoleo, un nicho o una tumba. Solo hubo fuego ardiente y ahora quedan cenizas en el infierno de la pandemia.
Quedan dos esposas, testigos de las dos muertes más tristes. En las tardes cuando el cielo oscurezca, sufrirán el ataque de recuerdos tormentosos.
Es un hecho -quiero equivocarme- que el deceso de los dos turistas no será las únicas muertes más tristes.
Los abuelos, ahora convertidos en ángeles (quiero creer), contagiaron durante sus recorridos turísticos y nadie sabe increíblemente a cuántos.
Parece que a muchos. En un día, entre la tarde del sábado a la noche del domingo, la cantidad de contagiados se duplicó. Hay 34 contaminados, según Diresa.
Do están graves y han sido hospitalizados en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Contingencia y cinco están estables en la Unidad de Cuidados Intermedios del hospital Regional.
Mientras más pruebas se hagan, más casos irán apareciendo y el sistema de salud claramente no está preparado para atender casos así de graves. Solo hay siete respiradores mecánicos disponibles.
La pandemia gana terreno, mientras que los turistas siguen haciendo turismo casi sin control en Cusco y muchos cusqueños siguen acudiendo masivamente a mercados algunos días. Una muchedumbre encaprichada en retar a la muerte.
El virus avanza como una flecha en busca de su blanco. Las noches llegan cargadas de incertidumbre y miedo, encierro y angustia, sueños y pesadillas; y los amaneceres seguirán pariendo días lánguidos