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Sociedad

Responsabilidad nueva ante Unesco

La Unesco incluyó recientemente a Arequipa en la Red de Ciudades Creativas, por su gastronomía.

Columna de Eduardo Ugarte
Columna de Eduardo Ugarte

Eduardo Ugarte

Periodista

El que la Unesco haya incluido a Arequipa en la Red de Ciudades Creativas, por nuestra gastronomía, no es solo un reconocimiento a su originalidad (platos únicos y diferentes cada día), a su diversidad —por el uso de insumos de ríos, mar, valles y campos de costa, sierra y selva en su condición de centro de la macrorregión— y a su definición de cocina local por productos y costumbres alimenticias de su entorno inmediato, es decir, su campiña; sino, fundamentalmente, a que es un factor de desarrollo y crecimiento económico.

Para sostener este factor y mantener la denominación, hay que crear un programa de alimentación saludable en base de la culinaria arequipeña en poblaciones vulnerables y un Complejo de Identidad Gastronómica. También, desarrollar un Festival Internacional de Gastronomía, implementar una plataforma digital de promoción gastronómica, cultura y negocios, así como un Centro de Investigación Gastronómico. Esto quiere decir que, aparte de ser motivo de celebración, es asumir una responsabilidad.

Es una tarea que no debe ser difícil para las instituciones que gestionaron esta declaratoria e inclusión, pues siempre ha sido para el arequipeño un orgullo nuestra cocina y un motivo de satisfacción su aceptación general. Sin embargo, ahora, más allá del reconocimiento a sus valores, se le debe administrar como un medio para disminuir la desnutrición y la pobreza, y como una alta expresión cultural, tal vez la de mayor productividad local, que debe ser sostenible.

Este diario cerraba así la nota sobre el tema el pasado viernes: “Sergio Salas, jefe del equipo de trabajo técnico, indicó que el proyecto contempla la intangibilidad de la campiña y sugieren en el expediente la recuperación de áreas verdes para incrementar la productividad de insumos para la comida arequipeña”. Ello implica repensar políticas y planes que pueden afectar la campiña arequipeña, pues si bien nuestros insumos son macrorregionales, los principales, que son sostén de la particularidad de nuestra comida, son los que producimos históricamente en los alrededores de la ciudad y en nuestros distritos tradicionales. Es un reto ante la Unesco, que ya nos ha advertido sobre la pérdida de la campiña, uno de los componentes que nos han hecho Patrimonio Mundial.

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