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Sociedad

Arequipa: Pobladores de zona rural también pueden tomar agua de calidad

En la región Arequipa existen alrededor de 300 juntas que administran su propio servicio de agua. Pero solo el 5% hace una buena cloración. Una de las pocas comunidades que cumplen parámetros de calidad es Pueblo Libre, un anexo del distrito de Uchumayo.

Arequipa. Agua que consumen pobladores de Pueblo Libre, anexo del distrito de Uchumayo.
Arequipa. Agua que consumen pobladores de Pueblo Libre, anexo del distrito de Uchumayo.

La empresa de saneamiento Sedapar no va a llegar de manera inmediata a todos los rincones de Arequipa. Es la zona rural la que más sufre por la falta de agua. Por ejemplo y casi saliendo de la ciudad, existe un anexo del distrito de Uchumayo, llamado Pueblo Libre. Hace 50 años lo ocuparon sus primeros habitantes. Pese al tiempo transcurrido, Sedapar aún no les suministra el líquido.

Teodora Collana (60), una de las pobladoras, cuenta que en los primeros años incluso bajaban hasta el río Chili y subían fatigados cargando yugos con baldes. “Los sábados lavábamos la ropa en las riberas (del Chili) porque demandaba mucho esfuerzo subir el agua”, cuenta.

Sin embargo, “el agua del río Chili ya no era apta para tomar porque empezó a contaminarse”. Afortunadamente un manantial los salvó de quedarse sin el recurso hídrico. Se llama San Jacinto y proviene de la quebrada de Añashuayco. Este ojo abastece no solo a Pueblo Libre sino también al pueblo tradicional de Uchumayo y a otros anexos cercanos.

Durante las primeras décadas no hubo un tratamiento adecuado del líquido. Incluso se presentaban algunos casos de diarreas, sobre todo en niños y adolescente. Pero desde 2013 esto cambió. La Junta Administradora de Servicios de Saneamiento (JASS) de Pueblo Libre hace una adecuada cloración del agua que consumen las más de 120 familias. Es decir, el agua que toman es casi de la misma calidad que en la ciudad, sostuvo el coordinador regional de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), Saul Alire.

Collana, quien es presidenta de la JASS de Pueblo Libre, explica que el secreto es una mezcla de buena administración y población comprometida. Gracias a capacitaciones de los ministerios de Salud y Vivienda, hacen una adecuada cloración dos veces al día en los dos reservorios que tienen. Es más, los mismos vecinos se turnan para desinfectar y lavar los pozos cada seis meses.

La buena calidad del recurso también depende del precio. “Antes no echábamos cloro porque el pago era bajísimo (dos soles) por morador. Pero en la actualidad cobramos 7 soles para uso domiciliario, 10 si tiene jardín”, explicó Collana. Estos mejores ingresos permiten contar con un operador exclusivo y cumplir religiosamente la cloración y demás gastos de las JASS.

De las 300 JASS que existen en toda la región, solo el 5% cumple con las normas para otorgar agua de calidad. “Lo que buscamos es que el agua que se toma sea tan igual o parecida a la que bebemos en Arequipa. No tiene sentido que sea tan diferenciada. Por esto, estamos promocionando estos casos para que las otras JASS mejoren sus procesos”, concluyó Alire.

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