DESORDEN. Solo en la última década han muerto 16 turistas practicando canotaje y zip line. Dircetur precisa que 37% de agencias funcionan al margen de la ley.,La turista hispano-ecuatoriana Nathaly Salazar Ayala llegó a Cusco a finales del 2017. Los primeros días de enero de este año fue a practicar zip line en Maras, seducida por los llamados “jaladores”. Estos son trabajadores de agencias del turismo formal pero en su mayoría del informal que convencen a los visitantes para que acepten un servicio. Nathaly viajó a Maras el 2 de enero y nunca más se supo de su paradero. PUEDES VER Machu Picchu elegido como "Destino Top de Ensueño 2018" Milushka Marisella fue otra víctima. El jueves último la turista limeña murió luego que fuera captada por los "jaladores" de la empresa "Perú Cusco Zipline" para que se anime a practicar este deporte. Su mala suerte fue caer en manos de la misma agencia inescrupulosa que tuvo responsabilidad en la desaparición de Natahaly. Seguían operando pese a que se les prohibió. Dieciséis turistas han muerto en los últimos diez años practicando turismo de aventura en la región. Diez visitantes se ahogaron en las aguas de los ríos cuando hacían canotaje y seis haciendo zip line. En la mayoría de casos hubo negligencia y las agencias prestadoras del servicio eran informales. Si bien no hay cifras exactas, la informalidad se ha convertido en la causa de muerte de turistas en Cusco. Según la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo (Dircetur), en la región imperial hay 1 mil 700 agencias de turismo. De esa cantidad, el 37% funcionan al margen de la ley. Esa cifra no es compartida por el decano del Colegio de Licenciados en Turismo (Colitur), Ricardo Zamalloa. Él habla de 2 mil agencias y que la mitad son informales. Ambas cifras son bastante altas. TURISTAS AVENTUREROS Cada día llegan a Cusco alrededor de 7 mil turistas. Según estadísticas de Promperú, cuatro de cada diez visitantes que llegan a esta región lo hacen para practicar algún deporte de aventura que se ofrece en varias zonas. En la mayoría de casos, optan por experimentar el canotaje en los ríos Vilcanota y Apurímac, zip line en el Valle Sagrado de los Incas y ciclismo en la ceja de selva entre La Convención y Urubamba. “Del 100% de turismo, muchos hacen turismo de aventura, aunque no tenemos una data fidedigna. Recién se está haciendo”, anotó Zamalloa. El director de Dircetur, Rosendo Baca, ha propuesto la suspensión de toda actividad de aventura hasta que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) emita un reglamento que ayude a fiscalizar y controlar esta forma de turismo. La propuesta será discutida en la Red de Protección al Turista este lunes. Debía haberse trabajado el viernes, pero la cita se suspendió. Zamalloa no apoya esa propuesta. Sostiene que será perjudicial. “Si no se practica turismo de aventura, tendrá un efecto severo en el sector. Quizás por el momento se vea bien, pero a la larga eso será contraproducente. Cerrar no es una medida adecuada”, anotó. El expresidente de la Cámara Regional de Turismo (Cartuc), Daniel Abarca, consideró que se debe exigir la reglamentación para frenar a los informales. El titular del Mincetur, Rogers Valencia, tiró la pelota a Dircetur para que corrija, ya que la dirección regional tiene competencia por la descentralización del ministerio.