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Política

Farid Kahhat: “¿Si creo que la OEA va a resolver la crisis política peruana? La respuesta es no”

Entrevista al docente e internacionalista Farid Kahhat, quien analiza el papel que podría jugar la misión que enviará la OEA al Perú. Negó que la activación de la Carta Democrática sea un triunfo del Gobierno.

El docente e internacionalista Farid Kahhat analiza el papel que podría jugar la misión que enviará la OEA al Perú. Duda que vaya a resolver la crisis política aunque, señala, podría ayudar a que las partes en conflicto acuerden cómo dirimir sus diferencias. Negó que la activación de la Carta Democrática sea un triunfo del Gobierno.

—¿Diría que lo de la OEA ha sido una especie de victoria para el Gobierno?

—No. Lo que ocurrió fue seguir el procedimiento. El artículo 17 de la Carta Democrática Interamericana que se invocó faculta a los Estados miembros pedir la mediación o los buenos oficios de la OEA, que lo único que ha hecho es tramitar el pedido. Que se haya logrado por unanimidad, podría decirse que es bueno para el Gobierno...

—Y por aclamación.

—Sí, pero no es tan inusual. Tampoco es la primera vez que ocurre. Cuando uno lee la Carta Democrática, sobre todo los artículos invocados por el Gobierno, 17 y 18, no parece haber margen para que la OEA decida no tramitar el pedido. Hasta donde yo entiendo, se hace de manera automática. Ya cuando se envíe la misión y se elabore un informe, veremos qué dice la OEA sobre temas sustantivos. Hasta aquí, no se ha pronunciado sobre nada. Y habría que recordar que un Gobierno tan importante como el de Estados Unidos, a través del vocero del Departamento de Estado, el énfasis lo ha puesto en que la rendición de cuentas...

—Es parte de la democracia.

—Exacto. Es importante, porque el Gobierno alega que el control político, es decir la rendición de cuentas, se utiliza...

—De forma inconstitucional.

—Claro, entonces no hay un triunfo del Gobierno. Lo que obtuvo fue lo que cualquier otro Gobierno obtendría en esas circunstancias: que se vea su caso, y hasta ahí no hay nada discrecional de parte del Consejo Permanente. En otras ocasiones también vio lo mismo, con Gobiernos de distinta orientación, por ejemplo el de Evo Morales, en Bolivia. Entonces, hasta ahora no ha ganado nada el Gobierno y, de cualquier manera, tampoco puede ganar o perder gran cosa porque no es que la OEA les va a decir a los peruanos lo que tenemos que hacer. La OEA va a oír a todas las partes y va a elaborar, si acaso, una propuesta que intente tender puentes.

—Y se va a encontrar con dos partes que tienen comportamientos antidemocráticos.

—Yo diría eso. Lo que pasa es que mucha gente no puede concebir la idea de que el Gobierno sea corrupto y que la oposición actúe con motivación política...

—No está mal actuar políticamente. El argumento del Gobierno es que no se hace según la Constitución.

—Dentro del marco constitucional. Se alega que están dispuestos a salir del marco constitucional para destituir al Gobierno. Hay cosas obvias que el Ejecutivo puede alegar. Un sector de la oposición jamás reconoció el triunfo de Castillo...

—Es verdad.

—Pese a que la misma OEA dijo que el triunfo fue legítimo. Y dos, la crisis política no empezó con Castillo, tal como ahora quieren hacernos creer. Entre 1993 –cuando empieza a regir la Constitución– y 2016, la vacancia se usó una vez. Entre 2017 y 2022, seis veces y está en trámite una sétima. Hay un problema y no estaría mal que un tercero neutral opine sobre la materia. Y, nuevamente, no va a venir a imponernos nada. Lo que decida el Consejo Permanente no es vinculante. Además, lo que (la OEA) suele hacer en estos casos es tratar de buscar una salida, no un responsable.

—¿Puede tener legitimidad la misión? Luis Almagro, secretario general de la OEA, es resistido por la oposición.

—El problema es identificar a la OEA con Almagro. Quien va a definir el curso de acción es el Consejo Permanente, en el que están representados los países miembros. En segundo lugar, los conservadores peruanos tienen una actitud muy oportunista frente a Almagro. Cuando decía que Evo Morales había dado un golpe de Estado o que no había que descartar el uso de la fuerza contra Maduro, les gustaba. Cuando, cometiendo un franco abuso de la semántica, dice que Castillo es un estadista, es inaceptable. Almagro es una veleta que se mueve con el viento. Fue elegido como el candidato de izquierda a la secretaría general de la OEA porque había sido el canciller de Mujica, en Uruguay. Cuando cambia la orientación de una serie de Gobiernos, como en Argentina con Macri o en Brasil con Bolsonaro, se pasa a la extrema derecha. Y como ahora hay un nuevo giro hacia la izquierda...

—¿Se mueve de nuevo?

—Ha vuelto a su posición inicial. Almagro no actúa por ideologías, lo hace por conveniencia personal. Pero de una manera tan burda que va a terminar perjudicándolo a él también.

—¿La OEA puede solucionar la crisis peruana?

—El tema es que cuando las posiciones son irreductibles, lo que logra la OEA es postergar la crisis. Pero eventualmente vuelve. En ese sentido, no soy optimista. Creo que si bien es posible que se logre una distensión en lo inmediato, los trámites van a seguir su curso. ¿Si creo que la OEA va a resolver la crisis política peruana? La respuesta es no. Puede ayudar a que las partes se pongan de acuerdo acerca de las reglas sobre las cuales dirimir sus conflictos.

—¿Suscribe la idea de nuevas elecciones generales?

—Tiendo a pensar que es la solución más saludable, siempre y cuando –y ese es el problema– eso vaya unido con reformas al sistema electoral. En un escenario ideal, habría que buscar consensos en reformas de más calado, claro. Esto no garantiza nada. Quizás el próximo presidente y Congreso sean tan malos como los de ahora. Pero, con un cambio de reglas de juego, habría la esperanza de que la siguiente elección produzca un resultado un poco mejor.