Alexandra Ames: “Atribuye logros a su gestión, cuando son temas que se aseguraron antes de ser presidente”
Entrevista a la politóloga Alexandra Ames, quien afirma que la ciudadanía “no sabe qué hacer porque no ve salidas institucionales”.
—El presidente Castillo ha dado un mensaje en medio de denuncias de corrupción y protestas en las calles. ¿Cuáles fueron sus principales omisiones e inconsistencias?
—Identifico dos grandes omisiones, una de carácter político y otra de carácter técnico. La de carácter político tiene que ver con el hecho de no deslindar categóricamente de todas las acusaciones de corrupción que se hace a su entorno familiar y amical. Y desde el punto de vista técnico, un tema que me ha preocupado mucho es no ver logros respecto a la compra de fertilizantes. Se habla de avances, pero todavía no se ha asegurado una política integral que pueda mitigar o, al menos, combatir los efectos de la crisis alimentaria. Los efectos de no hacer nada en este momento pueden ser muy graves para la ciudadanía en los próximos meses.
—¿Y las inconsistencias?
—El presidente ha hablado de algunos avances incipientes o mediocres en algunos temas como, por ejemplo, en la educación, donde se habla de cerrar las brechas de infraestructura y destaca como un logro importante haber llegado al 74% de la meta, pero eso no es logro a destacar. Sin embargo, hay que ser conscientes de que, cuando un presidente o un entorno político se encuentra sumergido en la hiperinestabilidad, es muy difícil que las políticas públicas puedan asegurar una continuidad que decante en resultados o impactos positivos. Atribuye logros a su gestión, cuando son temas anteriores a que entre como presidente y que, más bien, se han podido asegurar gracias a la continuidad de los servidores públicos que siguen pese al cuoteo y el desmantelamiento del servicio civil.
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—¿Qué busca con eso?
—En un entorno de hiperinestabilidad es casi imposible mostrar logros impactantes; entonces, han tenido que rebuscar en todos los sectores para ver los avances, y no le quedó otra más que atribuirse logros que no le corresponden para que la ciudadanía sienta que se avanza; pero esta es lo suficientemente consciente para percibir lo que realmente ocurre.
—Por ejemplo, dio cifras de avances en el tema de la inseguridad ciudadana, que más parecen infladas...
—Sí, una de las grandes incoherencias que se puede resaltar en el mensaje a la nación, como balance de gestión, es hablar de logros de seguridad ciudadana cuando ha tenido al Ministerio del Interior como el sector más afectado por la hiperinestabilidad, cuando constantemente ha habido críticas de cuotas de poder y de entrometerse en los avances técnicos que puede hacer la Policía en las investigaciones y que, más bien, ha desatado un torbellino de acusaciones en los últimos días.
—¿Esto podría incrementar la indignación de la gente al punto de movilizarse masivamente para exigir su renuncia?
—Lo que pasa es que la ciudadanía ha estado indignada por muchos años y, más que eso, lo que siente hoy es desconfianza y no sabe qué hacer porque no ve salidas institucionales. Uno podría desilusionarse de una figura presidencial como la de Pedro Castillo, pero inmediatamente sale la pregunta, ¿y quién lo va a suceder en el poder? La idea ciudadana “que se vayan todos” es simbólica y puede ser una arenga muy popular, pero a la larga los ciudadanos son conscientes de que no hay forma de que ocurra porque alguien tiene que gobernar, y se paraliza al no tener respuesta de quien debería asumir el mandato presidencial. Aunque creo que lo que ha acontecido con la última salida del ministro del Interior ha empezado a desequilibrar la débil estabilidad que tenía Pedro Castillo, es como el juego de Jenga, pues, cada acusación, cada noticia, va quitando un bloque y le resta estabilidad. Su posición es bastante endeble, pero lo que lo sostiene es precisamente una oposición furibunda, que no sabe aprovechar estratégicamente esta situación en beneficio del país. Y al no tener una oposición consciente, constructiva, que busque salidas a una situación, poniendo al Perú primero, la ciudadanía no sabe qué hacer.
—El presidente acusó a los medios de comunicación de silenciar sus logros.
—Estas declaraciones denotan una gran incapacidad para hacer una autocrítica y mirar hacia adelante, sabiéndose como problema, pero también como solución. Al usar la narrativa, responsabilizando a los grupos de poder mediáticos, hace las veces de un avestruz que esconde la cabeza en lugar de resolver los problemas que tiene. El gran problema de Castillo es que no es consciente de que su principal enemigo es él mismo y se ha venido tropezando con sus palabras y decisiones equivocadas. Lo que he visto en su mensaje es una actitud de un presidente que pareciera que no está enterado de lo que sucede a su alrededor. Es como si estuviese viviendo en un mundo paralelo, donde las acusaciones que han surgido a partir de las denuncias de Mariano González, la captura de Bruno Pacheco y demás no lo hubiesen afectado. Esta incapacidad del presidente de procesar esta información y ser consciente de que le hace daño a él y al país es bastante grave.
—En el tedeum, el arzobispo de Lima preguntó si no es urgente un gesto similar al de San Martín, que dejó el país para que Bolívar culmine la independencia. ¿Debería renunciar Castillo?
—Hay una distancia bastante grande entre San Martín y Pedro Castillo. Lo que necesitamos hoy son muchos líderes que pongan al Perú por encima de los intereses personales. Y hoy a Pedro Castillo personalmente no le conviene dejar la inmunidad. Es consciente de que el día que deje la presidencia, probablemente, le dicten prisión preventiva. Lamentablemente, no estamos ante líderes que sean capaces de poner al Perú primero.