Malas jugadas. El caso de la red de Rodolfo Orellana y el de la caída del dirigente aliancista “Pocho” Alarcón han merecido todos los reflectores. Lo que pocos han notado es que ambos casos están íntimamente ligados. Esta es la historia de una amistad fatal para el club de La Victoria.Alianzas peligrosas,Dánae Rivadeneyra UTERO.PE El gol marcado por Víctor Cedrón a los 65 minutos del partido contra Universitario fue simple pero efectivo. Logró colocar a Alianza Lima a la cabeza del torneo Clausura y quizás consiguió algo aún más inusual. Separados por kilómetros de distancia, los grandes enemigos aliancistas estallaron al mismo tiempo con la misma alegría. Desde su casa y desde la clandestinidad: Guillermo Alarcón y Rodolfo Orellana Rengifo. Además de la amistad, negocios y cuentas pendientes con la justicia, Pocho y Rodolfito, como solían llamarse entre ellos, también comparten la pasión por la blanquiazul. La historia secreta de Rodolfo Orellana en Alianza Lima es indesligable de la de Guillermo Alarcón. Desde el primer momento, Rodolfito sería el hombre de las soluciones rápidas para Pocho. ¿Problemas notariales o judiciales? Nada que Orellana no pudiera solucionarle al presidente de Alianza Lima. PRIMER CONTACTO Seis años atrás, este triunfo de Alianza Lima sobre Universitario hubiera parecido un sueño. El 2008 fue uno de los peores momentos para el equipo y el temor más grande era que Alianza termine jugando con el fantasma del Centro Iqueño o la calavera del Defensor Arica. Tal era la crisis que ya no se hablaba de bajar a segunda categoría sino de la muerte del club. Los problemas no eran solo futbolísticos sino también administrativos. Los malos manejos, la falta de elecciones, los extraños contratos y las deudas con la Sunat se reflejaban en las siete derrotas consecutivas de aquel año. Todos los ex dirigentes concuerdan en señalar que el responsable de la desgracia aliancista de ese momento era el entonces presidente Alfonso de Souza Ferreira. Por eso, cuando después de un complicado proceso electoral, ganó la lista de Alarcón, todos creyeron que se podría vivir algo parecido a la gran transformación, sobre todo porque él contaba con el apoyo de Augusto Claux, Fernando Farah, Salomón Lerner Ghitis, Aldo Panfichi, Fernando Tuesta, entre otros líderes aliancistas incuestionables. La realidad habría de ser muy distinta de lo esperado. Una vez ganadas las elecciones, Pocho Alarcón debía inscribir a su junta directiva ante los registros públicos para formalizar su cargo. Aquí fue cuando empezaron los problemas. Los documentos fueron observados por la Sunarp, entre otras cosas, porque no todos los firmantes estaban inscritos y registrados como directivos. Allí fue cuando Alarcón recurrió a Orellana. –“No te preocupes”, me dijo Alarcón, “ya tengo el estudio que nos va a ayudar con esto” –cuenta Andrés Pujazón, administrador general del club en ese momento. A los pocos días, Andrés Pujazón y Pocho Alarcón fueron a las oficinas de Orellana para entregarle toda la documentación del club y se proceda con la inscripción. Pujazón recuerda que fueron recibidos por la propia Ludith Orellana Rengifo, hermana de Rodolfo y gerente del estudio, acompañada de la abogada María Zaplana Briceño. –En mi cara pelada, Ludith Orellana le dijo a Pocho ‘no te preocupes’ y llamó a María Zaplana. Yo qué me iba a imaginar quién era Orellana. Yo estuve a un lado mientras Alarcón conversaba con Ludith. Después de unos días, la doctora Zaplana, “alta, blanca y cuerpona”, empezó a visitar el club. Algunos ex funcionarios de Alianza Lima aseguran haberla visto en más de cinco ocasiones y que, debido a su atractivo, empezaron a molestar a Pujazón con Zaplana. “Andresito, te vas a poner al día”, recuerdan haberle dicho. Pujazón niega esos juegos y, muy serio, dice que habrán sido unas tres veces las que Zaplana visitó el club para recoger los libros de actas. Sin embargo, donde todos recuerdan haberla visto y oído fue el 27 de agosto del 2009, en la asamblea de socios que convocó la junta directiva elegida meses antes. –Ese día se presenta la señora María Zaplana para explicar que se venía haciendo cargo de la inscripción de la junta directiva en registros públicos y que en breves días saldría esa resolución, tal como sucedió –dice uno de los socios que apoyaron a Alarcón. Zaplana había sido trabajadora de la Sunarp y dirigente del sindicato de registradores públicos. Cuando fue despedida de su trabajo, Rodolfo Orellana la contrató para que dirija un programa radial junto con Rocío Rojas Castellares, otra de las registradoras públicas vinculadas a la red Orellana, a la que volveremos más adelante. La Procuraduría Anticorrupción ha considerado a “la doctora Zaplana” como parte de la red con la que operaba Orellana. Sin embargo, ella en diversas oportunidades ha desmentido este hecho, aduciendo que durante la época que trabajó con Orellana no tenía ninguna influencia en Sunarp. –Ese día, en la asamblea, ella nos dice a todos que en siete días, ¡en siete días, ah!, va a solucionar el problema de la inscripción –recuerda Pujazón. El 16 de setiembre del 2009, el estudio de Orellana envía un documento solicitando el pago de 10 mil dólares por haber “llevado a cabo la inscripción registral” del Club Alianza Lima. Andrés Pujazón cuenta que cuando le llegó la factura de los 10 mil dólares casi se cae de espaldas y se negó a pagar esa suma. –Oye, qué estudio de abogados o notaría te cobra 10 mil dólares por inscribir a alguien, le reclamé a Pocho, pero él no quiso contestar. Así era él. Era una dictadura –cuenta Andrés Pujazón. Después yo me enteré por qué había costado tanto. Pujazón solo duró en el cargo un mes más después del incidente de la factura. EL MODUS OPERANDI Fuentes de la Procuraduría Anticorrupción señalan que desconocían que la registradora María Zaplana hubiera apoyado tan de cerca a Alianza Lima por petición de Orellana: –Nosotros le creímos cuando vino acá y dijo que no tenía que ver con Orellana. Pero si son varias las cosas que los vinculan, ya no es una coincidencia. Cuando hay repetición ya indica otro tipo de vínculos –dicen. Actualmente se viene investigando el origen de la primera acta adulterada en el 31 Juzgado penal de la Corte Suprema de Justicia de Lima. Según cuenta Pujazón, lo que el estudio Orellana hizo para subsanar el error de esta primera acta fue lo siguiente: utilizó un documento de fecha anterior donde sí figuraban las firmas de todos los socios activos e inscritos, recortó ese pedazo de papel, lo pegó sobre el acta observada, sacó una fotocopia y lo legalizó en la Notaría Becerra Sosaya. Luego, Sunarp admitió la documentación y la junta directiva de Alarcón quedó inscrita. Poco tiempo después, la junta directiva vivió en carne propia este modus operandi cuando fue destituida mediante un acta falsa. La gestión de Alarcón había empezado a desgastarse rápidamente. En cuestión de meses, quienes lo llevaron a la presidencia lo acusaban de autoritario. Todo estalló la mañana del 3 de noviembre, en una reunión extraordinaria, cuando la junta directiva acordó destituirlo y el club fue rodeado por unos 35 miembros de seguridad privados. Alarcón manejó la situación mejor de lo que cualquiera hubiera esperado. Con ayuda de la Policía, logró retirar a la seguridad privada y ese mismo día por la noche se realizó otra asamblea en la que destituyeron a los miembros que habían intentado dar “el golpe”. Se levantó otra acta con información falsa dejando constancia de los acuerdos y se inscribió ante los registros públicos a la nueva junta directiva de Pocho. Luego, el camino fue sencillo, casi al mes de este hecho, Alianza venció a Cristal 1-0 y se salvó de la baja. El apoyo a Pocho también se consolidó. En noviembre del año pasado, el 36 Juzgado Penal de Lima ordena la captura de Alarcón, cuando este no se presenta a la lectura de su sentencia. Los otros tres socios terminan en prisión. Pero Alarcón tuvo una mano amiga que llegó de la Amazonía. En un juzgado de Atalaya, Ucayali, el abogado Eder Hernán Zagaceta Barbarán presentó una demanda de hábeas corpus a favor de Guillermo Alarcón. Como informó La República en su momento, esta se aceptó a pesar de que el proceso se veía en Lima. La orden de detención contra Pocho se anuló. El abogado Zagaceta pertenece nada menos que al estudio Orellana. También en Atalaya, Rodolfo Orellana había sido beneficiado con dos sentencias de hábeas corpus. En enero de este año, el juez Luis Palomino Morales –el mismo que anuló la orden de captura contra Alarcón– había ordenado también que se archive una investigación contra Orellana por lavado de activos. Eventualmente, Alarcón fue detenido y sentenciado. Y, en paralelo, la red Orellana cayó, aunque el principal implicado continúa prófugo. En su proceso de investigación, la Procuraduría Anticorrupción aún no ha llegado a establecer el grado de relación que hubo entre Pocho Alarcón y Rodolfo Orellana Rengifo. Para los socios de Alianza Lima, se trató del encuentro de dos ambiciones desmedidas, que hizo que Pocho terminara traicionando a todos sus amigos. Cuando Alarcón ingresó a prisión se encontró con uno de los tres socios que habían sido encarcelados antes que él, por el caso de las actas falsas. “No me va a alcanzar la vida para pedirte que me perdones”, le dijo mientras se acercaba con los brazos abiertos. MÁS VÍNCULOS Un último ejemplo: el juez Rudy Espejo Velita, quien fue abogado de Alarcón en uno de los tantos procesos al interior de Alianza Lima, resultó ser el mismo juez que aparece junto con Rodolfo Orellana, Heriberto Benítez y Benedicto Jiménez en el reportaje “La jarana de Orellana”, difundido por Panorama. Esta fiesta se realizó en las mismas oficinas en las que funcionaba el estudio de Alarcón. Rudy Espejo Velita, actualmente juez en Piura, también fue abogado de Manuel Villacrez, acusado de ser testaferro de Orellana. Además tiene una hija con Rocío Rojas Castellares, la registradora pública que, junto con María Zaplana Briceño, conducía el programa radial de Orellana “Negocios Inmobiliarios.com”. Rocío Rojas Castellares fue representante legal de Rosalía Vargas Schaus, la cuñada de Rodolfo Orellana.