Pedro Castillo: Vaivenes y desconciertos en nueve meses de gobierno
Ida y vuelta. En menos de un año, el presidente se ha contradicho o ha modificado propuestas que enarboló durante la campaña electoral, entre ellas la instalación de la asamblea constituyente.
Luego de nueve meses de gobierno, queda claro que el rostro del candidato Pedro Castillo dista mucho de ese otro rostro que muestra ahora el presidente Castillo. El que prometió cambios radicales en los primeros seis meses de gobierno, al llegar a Palacio se olvidó de sus promesas y pasó a acomodarlas u olvidarlas según los vaivenes de su gestión, que lleva entre contradicciones y desconciertos.
Por ejemplo, durante la primera vuelta electoral, el entonces candidato prometió que el mismo 28 de julio convocaría a un referéndum nacional y que en menos de seis meses de gobierno ya estaría instalada la asamblea nacional constituyente que se encargaría de elaborar la nueva Constitución
No fue así. Al llegar al gobierno, Castillo señaló que iba a ser respetuoso de la Constitución de 1993, que tanto criticó durante la campaña.
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Pasaron seis meses y la gran promesa no se hizo realidad, incluso estaba quedando en el olvido hasta que, en medio de una crisis que ha puesto a las regiones en las calles, el jefe del Estado regresa con su propuesta, esta vez, a través de un proyecto de ley que busca incluir un referéndum para una asamblea constituyente en las próximas elecciones regionales 2022.
“Presentaremos un proyecto de ley para consultar si quieren una asamblea constituyente”, dijo Castillo en el consejo de ministros realizado en el Cusco.
Pero no es el único ofrecimiento que ha modificado, mostrando un claro acomodo de su discurso al contexto político.
El candidato también ofreció nacionalizar los recursos como el gas y el petróleo. Pero una vez de presidente cambió su discurso. “¿A quién hemos expropiado? ¿A qué inversionista le hemos quitado algo? Reitero que hay que llamar a la inversión privada”, declaró en enero de este año al semanario Hildebrandt en sus trece.
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Tampoco se ha visto ninguna renegociación de contratos con las mineras ni una política de cobro de deudas a las grandes transnacionales, propuestas que él y parte de la izquierda peruana tiene en sus agendas.
Castillo también prometió que en su gobierno no habría conflictos sociales. Los hubo, los hay todavía y a muchos de ellos no les ha dado una respuesta adecuada y a tiempo. Basta recordar que durante el paro de transportistas en Huancayo y posteriormente en el de los agricultores en Ica, el presidente dejó entrever que había dirigentes pagados, generando un mayor descontento de los manifestantes. “Se anuncian bloqueos en las carreteras, malintencionados y pagados algunos dirigentes y algunos cabecillas, y es necesario decir que pondremos orden”, aseveró.
El cambio de discurso sobre los medios también fue evidente. Sus palabras van de ida y vuelta. En la campaña, Castillo lanzó críticas y prometió modificar ciertos programas. “Hay programas que venden basura”, dijo el entonces candidato de Perú Libre. Posteriormente, en segunda vuelta, comenzó a repetir que respetaría a la prensa y a la libertad de expresión. Sin embargo, al llegar a la presidencia los problemas se profundizaron, lo único evidente es el distanciamiento a su palabra. “No voy a darles un centavo a aquellos [medios de comunicación] que tergiversan la realidad”, repitió en noviembre.
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El sueldo presidencial
Igualmente la reducción del sueldo presidencial generó expectativas, lo ha repetido en más de una ocasión, pero le cuesta cumplirlo. Según el portal de Transparencia, sigue cobrando los S/ 17.600 de sueldo presidencial. Menos ha podido tener transparencia en su gestión y hasta se ha visto involucrado en presuntos casos de corrupción que ahora lo tienen contra las cuerdas.
También amenazó con desactivar el Tribunal Constitucional y la Defensoría, y tantos anuncios más. “Se entendió como que yo era una persona que venía a desestabilizar y quebrar las instituciones. Y eso, como se ve, no ha sido así”, sostuvo una vez más.
Dilemas sobre la asamblea
Enfoque por Samuel Rotta, Director ejecutivo de Proética
Sobre la Asamblea Constituyente pesó más la propia dinámica política que el desconocimiento.
Al no tener una bancada tan mayoritaria y al no poder construir alianzas, se diluyó la propuesta, y al tener tanta reacción en contra de opiniones, expertos, medios de comunicación, académicos, se perdió esa propuesta de asamblea constituyente o se diluyó. Pero ahora reaparece como una respuesta del propio presidente ante las situaciones de investigación de corrupción en las que está metido.
Creo que está en una situación en la que renunciar o dejar el cargo ya no es una opción para él, entonces esta propuesta lo ayuda a jalar la discusión hacia adelante. Lo otro es por la falta de conocimiento del equipo de campaña que luego termina forzando al ya presidente a corregirse, al darse cuenta de que son propuestas inviables.
Pedro Castillo