Política

Aníbal Torres, un jefe de gabinete que agravó la crisis

Déficit. Según analistas, el actual presidente del Consejo de Ministros no es un activo político para el Gobierno, ni en la gestión ni en lo comunicacional; por eso sugieren reemplazarlo por alguien que pueda llegar a un amplio sector político.

Rechazo. De acuerdo a la última encuesta de la empresa Datum, el 62% de la población desaprueba la gestión del premier Aníbal Torres. Foto: PCM
Rechazo. De acuerdo a la última encuesta de la empresa Datum, el 62% de la población desaprueba la gestión del premier Aníbal Torres. Foto: PCM

A dos meses de la gestión de Aníbal Torres como jefe del gabinete, su figura política -según analistas consultados para esta nota- se ha visto desgastada por su actitud confrontacional, sus desatinados comentarios, su falta de capacidad de concertación con los diversos actores políticos y su falencia para una respuesta rápida frente al alto nivel de conflictividad social en el país.

Para el analista Percy Medina, si bien Torres cuenta con una trayectoria destacada como abogado, no es un político que podría decirse ‘de carrera’. Esta carencia sería clave para entender por qué no ha logrado convocar al diálogo a los diferentes actores políticos, y menos alcanzar consensos.

“Como él no tiene el oficio de político (ha llegado a la política al final de una destacada carrera como jurista), no le ha sido fácil generar acuerdos, promover el diálogo político y mantener una relación fluida con los distintos actores del Congreso, los líderes de los partidos y con los medios de comunicación”, destacó.

Medina agregó que, en las actuales circunstancias, al Gobierno le convendría tener un presidente del Consejo de Ministros “con mucha capacidad de convocatoria y que pueda llegar a amplios sectores políticos”.

Por su parte, para el analista Jeffrey Radzinsky, Torres “no es un personaje que haya logrado calar y que sea un activo político para el Gobierno, ni por la eficacia en la gestión ni por la práctica discursiva”. Agrega como hechos objetivos sus carencias al enfrentar el alto nivel de conflictos sociales en el país, la falta de una agenda para la ejecución de políticas públicas, así como sus declaraciones desafortunadas al citar a Hitler como ejemplo de desarrollo de la infraestructura en Alemania.

“De la Presidencia del Consejo de Ministros depende el viceministerio de gobernanza, que es el que se encarga de coordinar los asuntos referidos a la conflictividad social que viene en un aumento enorme en los meses recientes. Allí hay una falencia y una carencia grande. Es más una gestión y una comunicación reactiva de permanente crisis que de establecimiento de políticas públicas y algunos logros para mostrar, cuando ya transcurrieron 8 meses”, anotó.

Además, Radzinsky dice ver un jefe de gabinete desenfocado y con un desgaste acelerado en la última semana, luego de mostrarse como alguien que pudo haber sugerido la orden de inamovilidad anunciada por el presidente Castillo, en el marco del paro de transportistas.

“Es lamentable que haya respaldado la declaración de inamovilidad, no solo inconstitucional, arbitraria, sino muy torpe políticamente y que le ha restado al Gobierno. Ese es el tipo de cosas que sorprenden de una persona que tiene formación en derecho durante tantos años. Lo veo, en la semana más reciente, más desenfocado. Veo un desgaste muy rápido de este presidente del Consejo de Ministros”, resaltó el analista.

Oswaldo Carpio, especialista en marketing político, afirmó que Aníbal Torres no tiene una comunicación creativa ni positiva con los sectores que representa este Gobierno; por el contrario, existe una desconexión con la población de la que no sabe lo que necesita.

“No tiene la menor idea de la función que desempeña desde el lado de la comunicación política. El eslogan del Gobierno es “no más pobres, en un país rico”. Eso implica una comunicación creativa, positiva con aquellos sectores a los que representa, pero en ningún momento se percibe que exista una investigación de qué cosa es lo que la gente necesita. No existe esa sintonía con la gente”, sostuvo.

También cuestionó su estilo cuando se relaciona con los demás actores políticos y la prensa. “La gente no quiere ese tipo de liderazgo confrontacional, un hombre que grita, que se sale de sus cabales, que no busca concertar, dialogar, que se pelea con los periodistas. Su discurso es de defensa del Gobierno y de ataque a todos los que critican: al Congreso, a los periodistas, a las organizaciones sociales, a los partidos”, enfatizó.

Aníbal Torres, PCM

Desgaste. La falta de concertación y sus comentarios desafortunados le han pasado factura. Foto: PCM

Al igual que el analista Percy Medina, Carpio sostuvo que Torres no tiene formación política ni experiencia en ello. Eso explicaría, según él, que no tenga la posibilidad de responder a las críticas con sutileza e, incluso, con sentido del humor. “Él no es un político, no tiene trayectoria política y el político por definición tiene que saber responder con sutileza e inteligencia y tener además buen sentido del humor. Un político tiene esa fibra para tomar las cosas con mayor soltura. Él no tiene esa capacidad”, sentenció.

Según el experto en marketing político, se percibe a Torres como una persona que no cuenta con una cultura democrática, al citar a Hitler como ejemplo de desarrollo.

Es desatinado, a un político con cultura democrática no se le pasaría por la cabeza citar a Hitler”, finalizó Carpio.

Entre la rabia y la victimización

Desde la observación de los actos públicos del premier Aníbal Torres, para el psicólogo Javier Echevarría el primer ministro Torres “tiene una gran dificultad en el control de impulsos y en especial de los impulsos que nacen de la rabia”.

Asimismo, percibe que otro rasgo de su personalidad es el autoritarismo. “De lo que he observado, él ha vivido creyendo que alzando la voz, que dirigiendo desde una jerarquía es como se consiguen las cosas”, indicó.

Añadió como tercer elemento de carácter cultural la “profunda victimización que en él está muy instalada y en la mayoría de los miembros del Gobierno” y donde la culpa la tiene el otro y no existe una corresponsabilidad.

“Todas sus explicaciones siempre son culpando a alguien”, recalcó.