Política

Cateriano se ratifica y dice que Merino de Lama solo le habló del ministro de Educación

En la siguiente entrevista, Pedro Cateriano responde sobre sus decisiones políticas, luego de que el Congreso le negara el voto de confianza.

pedro cateriano
pedro cateriano

- Usted ha dado algunas entrevistas ya. Tengo dudas luego de escucharlo con atención. La primera: ¿Considera que le faltó humildad al presentarse ante el Congreso?

Yo creo que desde el comienzo he mostrado la mejor disposición al diálogo con todas las agrupaciones políticas. Hice el esfuerzo, tuve ese propósito. Algunos de mis adversarios, entre ellos los de UPP, partido que rechazó mi invitación al diálogo, me acusaron de arrogante en el debate. Ese fue (José) Vega. Desde el punto de vista político, (que yo sea arrogante) es una afirmación de UPP, que me tiró un portazo en la cara.

- Considera que es una crítica injusta, entonces.

Defender con firmeza y convicción mis posturas no debe interpretarse como arrogancia. Hubiese sido suicida de mi parte comportarse con soberbia. Sabía que tenía absolutamente todas las dificultades para el trabajo. Lo que usted señala lo interpreto más como un ataque político que como un comportamiento que, de ninguna manera, ha sido así.

- Usted me dice que defiende sus convicciones. Yo no ejerzo la política aunque la intuición me dice que cuando uno ocupa cargos tan importantes en medio de una coyuntura tan complicada, a veces la defensa de esas convicciones debe ceder un poco frente a la necesidad de convocar apoyo…

Ajá…

- Se lo planteo porque lo escuché en RPP y cuando le consultaron si hacía alguna autocrítica, respondió que quizás fue ingenuo al creer en la palabra de César Acuña, líder de APP. Pero la admisión de una supuesta ingenuidad propia no sé si sea una autocrítica real. Yo quisiera hablar más bien del contenido de su mensaje, donde, en mi percepción, puede estar la clave del asunto.

De acuerdo, lo escucho.

- ¿No cargó demasiado su presentación con el tema minero, si debía acercarse a bancadas como Frente Amplio o Frepap?

El tema de la minería es clave para el país. En este momento, el precio de los minerales aumenta de tal forma que sería suicida paralizar las exportaciones. Esto formó parte de las conversaciones con el FA en donde, abiertamente, estuvieron en contra del asunto. Hubiese sido irresponsable de mi parte no tocar el tema minero.

- ¿Y el Frepap?

El Frepap desde el comienzo mostró la actitud más beligerante contra mí. Haciendo un análisis político, Frepap y FA ya me habían mandado mensajes de que no me iban a apoyar. Lo que no consideré fue que Acción Popular y APP iban a tener esa oposición radical. Eso, ciertamente, no lo calculé. Ahí sí puedo haber cometido un error, a pesar de que puse todos mis esfuerzos. No solo dialogué con la dirigencia de AP sino que el propio presidente del Congreso, Manuel Merino de Lama, me llamó y me dijo que debía conversar son los coordinadores parlamentarios de AP. En ningún momento AP me mostró o me dio señales de la oposición radical que mostró durante el debate. En el caso de AP no ha habido un diálogo franco ni abierto. Ya luego vino ese encuentro con Manuel Merino de Lama, donde me dice que no hay consenso para la confianza por la presencia de Martín Benavides en el Minedu.

Sobre esa reunión vuelvo después…

Solo quiero terminar: No pensé que AP se iba a comportar de esa forma, sobre todo porque no hubo señales previas. En el peor de los escenarios pensé que me darían la confianza y que después interpelarían a Benavides, o lo censurarían. No pensé que iban a llegar a esto. Soy el primer caso de un titular de la PCM al que le niegan la confianza.

Ha pasado a la historia.

En una situación de emergencia como esta, no pensé que AP y APP se iban a comportar de esa forma conmigo.

Quiero aclarar su evaluación política del momento. Entonces, usted fue al Pleno con la conciencia de que los votos del Frepap y del FA ya estaban perdidos, dijera lo que dijera.

Exactamente. En el Frepap percibí un fanatismo religioso-político contra mí. No sé por qué razón. Y además, de parte de la señora María Céspedes, una agresividad incomprensible porque, siendo religiosa, podría ser más afable. En eso, la señora Céspedes se parece a Rafael Rey, digamos.

Dijera lo que dijera. ¿Y eso no es renunciar al mandato que un premier tiene de conciliar posiciones? Quiero decir, si usted sabía que Frepap y FA no estaban de acuerdo con sus ideas, ¿no hubiese sido una opción acercarse un poco a esas bancadas en su discurso, quizás con algunos guiños? Podía resultar, como que no. Aunque, vamos, quizás valía la pena hacer el esfuerzo.

Haciendo un análisis del comportamiento político del señor Arana, sereno y objetivo, se iba a oponer a mi propuesta económica, al margen de los esfuerzos que hubiese hecho. Ellos no creen en la minería, así de sencillo, no creen en ella. Y yo sí creo que destrabando uno o dos proyectos, con una ejecución adecuada de respeto al medio ambiente, con condiciones dignas a los trabajadores, es posible el desarrollo minero. Por eso estaba trabajando un decreto para solucionar el problema del corredor minero. Obviamente soy consciente de ello.

¿Cuántos minutos le dedicó al tema minero y cuántos al de salud? ¿Los contó?

Pero no es un tema de minutos ni de páginas ni de palabras.

Admitirá que hubo un desbalance, ¿no?

Mire Enrique, a raíz del mensaje del presidente Vizcarra, se dijo que no había habido detalles. Yo lo anticipé, no le mentí al país, yo mencioné que iba a explicar con más énfasis el aspecto económico, porque eso es lo que demandó la representación parlamentaria, casi en su totalidad. Era consciente de que luego la señora Pilar Mazzetti, iba a ampliar la visión del gobierno en el campo de la salud, lo cual ocurrió, a las cuatro y pico de la mañana.

Cuando ya nadie mira.

Cuando ya todos dijeron que no se aclaró nada. Bueno, ¡pero es así! Y lo reitero, la primera prioridad es la salud. Y hubo gestos de mi parte: viajé a Arequipa y se publicó el decreto que permite la contratación de personal médico peruano y extranjero. ¿Cómo que no he hecho cosas?

No he dicho eso. Solo trato de entender su mirada política. Finalmente, un premier debe convencer a los que no creen tanto en él. Los convencidos ya suman en la bolsa. El reto está en atraer a los que miran con recelo. Yo sé que soy un general después de la batalla.

A ver, Enrique. Lo que pasa es que mi cabeza ya estaba pedida. Esos son pretextos políticos. Yo podía haber ofrecido el oro y el moro, decirle a Arana que iba a detener la actividad minera, o decirle a la señora Céspedes que iba a ir el domingo a rezar con ellos ante al féretro de Ataucusi, y no me iban a creer. Eso sí es demagogia. Y lo que no me gusta a mí es la demagogia. No iba a renunciar a mis principios por mis votos.

Es lo que le planteaba antes: no renunciar, aunque quizás ceder en algo, acercarse a los rivales.

Me acerqué a los rivales.

No con éxito.

Porque hubo intereses subalternos, creados.

Sobre eso, usted contó que Merino de Lama le dijo a usted que no había consenso en apoyarlo por la presencia de Martín Benavides en el Minedu. ¿Diría que fue un chantaje?

Eso que lo califique la gente. Es un hecho objetivo.

Merino de Lama acaba de dar una conferencia amplia para responderle. Ha sido muy duro con usted. ¿Tiene algo que decir al respecto?

Nada, solo que me reafirmo en lo que he dicho.

¿Es cierto que aparte del ministro de Educación, le habló de los titulares de Economía y Trabajo?

No.

Ha señalado en otras entrevistas que el Frepap es una organización fanática-religiosa.

Y que desconoce, por completo, el Estado.

Son representantes de un sector importante de gente.

No he dicho lo contrario.

¿No es una mirada muy por encima la suya?

En absoluto. Lo más dañino es mezclar política con religión.

Bueno. Ahí está el PPC y usted se reunió con el patriarca Luis Bedoya.

Comparar al PPC con el Frepap… ciertamente hay una distancia.

¿Qué distancia?

Lo que inspira al PPC es una doctrina social cristiana. La acción política del PPC no es la de una fanatismo religioso, como el que percibí en el Frepap, ¿no?

Tampoco es que usted descubriera recién la raíz de un partido como el Frepap, ¿cierto?

No, de ninguna manera. Sin embargo, era la primera vez que los trataba en la acción política, que es algo muy diferente.

¿Considera que este es el golpe más duro de su carrera política?

Sin duda alguna es un golpe. A la vez, quiero agradecerle al presidente Vizcarra por haberme dado la oportunidad de servir a mi país estos breves días que, dicho sea de paso, han sido muy intensos, dramáticos y de una vorágine impresionante. De otro lado, ya aprendí que los golpes en la política ayudan en general.

Cuando a usted lo convocaron, algunos analistas describieron sus puntos fuertes. Se habló de su “olfato político”, de su “cintura política”. A la luz de lo ocurrido, ¿se considera alguien con olfato y cintura políticas?

¿Usted qué dice?

Solo le pido una reflexión.

En una situación como esta, uno siempre quiere poner lo mejor de uno. Fallé en creer en la palabra de César Acuña y en la de los dirigentes de AP. Me habla de olfato, estaba con la nariz tupida, de repente.

¿Se le fue el olfato?

Ya le respondí.

¿Cómo cree usted que vendrá la mano entre el Ejecutivo y el Legislativo en este escenario tan complicado?

La confrontación entre los poderes del Estado, desde que Kuczynski asumió la presidencia, solo ha conducido a la inestabilidad política del país. En un contexto tan grave como el que estamos viviendo hay que exhortar a las partes involucradas para que desistan de sus disputas políticas y pongan primero a los intereses del país. No podemos continuar con este ambiente de enfrentamiento constante entre el Ejecutivo y el Legislativo. Eso no conduce a nada. Sería imperdonable que los dirigentes no creen un marco de paz social, para enfrentar esta maldita pandemia y luego para darle solución a los problemas urgentes del país.

¿A qué se va a dedicar ahora?

Estaba por publicar un libro y seguiré participando en el debate público.

Con la mirada puesta sobre AP y APP, imagino.

Y sin dejar de lado la actuación de Daniel Urresti, que se presentaba como un supuesto amigo. Y, en realidad, su postura populista y demagógica es un peligro para la democracia peruana. En todo caso, no es este el momento del combate, hay que tratar de comprendernos. Eso sí, hay alianzas incompresibles. Martha Chávez vota con UPP ahora. El pensamiento guía de Martha Chávez es Antauro Humala. Eso me resulta muy gracioso. Los extremos se unen.

Una pregunta final: ¿no se abrió un flanco innecesario con la designación de Martín Ruggiero en Trabajo?

Los días que trabajé con él me demostró competencia y entrega. No ha tenido tampoco el tiempo necesario para darse a conocer.

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