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Política

Elecciones 2020: La izquierda que se estancó en los recientes comicios

Lecciones. El grupo que lideró Verónika Mendoza en el 2016 y que conquistó el sur del Perú perdió esta zona del país ante el avance de candidaturas con discurso más radical. La división y la falta de liderazgo claro afectaron electoralmente, coinciden expertos.

union por el peru
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Por: David Pereda y Enrique Patriau

El nuevo mapa político que nos dejaron las últimas elecciones congresales muestra el deterioro de una izquierda que hace solo cuatro años estuvo cerca de pasar a la segunda vuelta para tentar la presidencia del Perú.

Aunque en el 2016 hubo campaña presidencial, impulso para las listas de candidatos al Congreso, hay reveladoras diferencias entre aquella votación y la reciente para el Legislativo.

El 2016, el Frente Amplio postuló a Verónika Mendoza a la presidencia y peleó hasta el final una definición para pasar a una segunda vuelta. Además, ganó 20 escaños.

En esa elección congresal, el Frente Amplio obtuvo un millón 700 mil 52 votos. Fue el grupo más votado en Huancavelica, Tacna, Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno. Aparte, logró considerable votación en Arequipa, Huánuco y Junín. Es decir, tuvo buen rendimiento en la sierra central y en el sur.

Las desavenencias entre los sectores liderados por Marco Arana y Mendoza terminaron en la separación en dos bancadas: del Frente Amplio y de Nuevo Perú. Así continuaron hasta la disolución del Parlamento.

Ya en el 2020, esta división se mantuvo en la elección legislativa. El Frente Amplio tuvo su propia lista. Nuevo Perú, al no lograr inscribirse como partido, se alió con Juntos por el Perú. En la ecuación quedó fuera Perú Libre, de Vladimir Cerrón, por problemas administrativos.

La derrota del sur

Para este grupo de la izquierda, los resultados recientes configuran un mapa distinto al del 2016.

El Frente Amplio quedó octavo en los resultados generales. Al 89,61% de las actas contabilizadas, suma 835 mil 490 votos válidos, equivalentes al 6,21%. Se calcula que tendrá 9 escaños del Poder Legislativo.

Dejó de ser el grupo más votada en Tacna, Huancavelica, Ayacucho y Puno. En esas cuatro regiones donde conquistó el primer lugar el 2016, fue desplazado por Unión por el Perú (UPP), franquicia electoral que sobrevive gracias a alianzas en el camino. Aunque antes fue aliado de otras franquicias de derecha populista (Solidaridad Nacional el 2016), ahora se presenta de la mano del etnocacerismo de Antauro Humala.

Esta vez, el Frente Amplio está primero solo en dos regiones: Apurímac (repitió el plato del 2016) y Amazonas. Tuvo buen desempeño en Puno y escasa presencia en Tumbes, Lambayeque, San Martín y Ucayali.

Juntos por el Perú no pasaría la valla electoral: al cerrar esta nota, sumaba 641.192 votos válidos, equivalentes al 4,77%. Tampoco ganó en ninguna región. Quedó segundo en Lambayeque, tercero en Pasco, cuarto en Loreto y quinto en Apurímac. Sus peores resultados son Arequipa y Moquegua.

En Cusco, donde el Frente Amplio ocupó el primer lugar en el 2016, se impuso Democracia Directa y, muy cerca, UPP.

Es decir, el sur peruano, donde el Frente Amplio consiguió hacerse de las preferencias en las elecciones del 2016, se volcó en buena parte por UPP y su apuesta por el etnocacerismo.

Cerrón a la vista

En la coalición de Mendoza, hay una mirada muy crítica sobre su lideresa. Le critican no querer hacer campaña y solo haber dado ese paso por presión de un sector de este grupo.

La aceptación a UPP ratifica algunas convicciones sobre la alianza con la marca de Cerrón.

“Viendo esos resultados, ¿cuál es la izquierda que quiere la gente? ¿La que habla de LGTBI y feminismo o algo más duro? El Perú es conservador y si íbamos con Perú Libre pasábamos la valla”, comenta un colaborador del proyecto de Mendoza.

En esta línea, no sería extraño que se retome la unión con el grupo de Cerrón. Un acercamiento con el Frente Amplio, en cambio, estaría descartado.

Lo sucedido con la izquierda en estas elecciones empieza a ser evaluado por distintas miradas.

“Los partidos de izquierda solían recoger demandas sociales, materiales, de mayor presencia del Estado, un discurso atractivo para el sur. En esta elección, Juntos por el Perú y el Frente Amplio tuvieron más una agenda de reconocimiento a minorías (mujeres, colectivos LGTBI)”, explica la politóloga Marylia Cruz, profesora de la Universidad Católica (PUCP).

“Este es un fenómeno global, el crecimiento de una izquierda posmoderna y la reducción de una izquierda tradicional (obrera, sindical). El Frente Amplio colocó candidatos de estos dos ejes en Lima, como Carlos Fernández y Arlette Contreras, los más votados. Esto funcionó en Lima, pero en regiones la lectura es distinta. Las demandas de mayor inclusión social, económica y de infraestructura aún están pendientes en el sur. El discurso de cambio radical y renovación política de UPP logró recoger estas demandas”, dice.

Más que un cambio en el electorado donde triunfó la izquierda de Mendoza en el 2016, tendríamos una identificación distinta al notar un discurso más de protesta en la oferta de UPP aliado a Antauro Humala.

"En el sur, una parte importante de los votos de la izquierda se ha trasladado a UPP, más precisamente a la figura de Antauro Humala. Por tanto, la izquierda ha perdido parte importante de la votación y el peso que tenía a partir del sur. Se ratifica esta idea de un sur que vota hace ya muchísimos años expresando su malestar frente a la desatención recurrente del Estado y mostrando su diferencia con el poder central", sostiene el antropólogo Eduardo Ballón, investigador de la ONG Desco.

Desde un análisis más identificado con la opción izquierdista, se reconoce debilidad en los líderes asociados al cambio ante las campañas de sectores adversarios. Asimismo, se considera conveniente retomar la búsqueda de la unidad sin caer en sabotajes de los contrincantes.

“Si se hubiera mantenido la unidad de Perú Libre y Juntos por el Perú, hubieran salido segundos o quizás primeros. Este resultado es triunfo de la intromisión del liberalismo”, dice el sociólogo Nicolás Lynch, profesor de la Universidad Nacional de San Marcos y exintegrante de agrupaciones de izquierda.

Critica a Mendoza porque "debió salir al frente y dar la batalla, como hacía Diez Canseco", dice. Sin embargo, la considera la lideresa con más posibilidad.

Sobre el respaldo a UPP considera que es un voto de protesta, “no que quieran fusilar a todos”. Y para los próximos comicios, dice que debe buscarse “una unidad en torno a un proyecto de nueva Constitución, que agrupe a millones de peruanos con un liderazgo claro”.

Con las lecciones recientes y el 2021 ya cercano, los siguientes pasos no pueden demorar.

“El voto de protesta encontró otras opciones”

- “En la elección congresal del 2016, el Frente Amplio alcanzó porcentajes por encima del 20% en Ayacucho, Apurímac, Arequipa, Cusco, Puno y Tacna. En estas elecciones congresales extraordinarias, en el sur, el Frente Amplio apenas obtuvo porcentajes cercanos al 7% (excepto en Apurímac, donde superó el 15%). Juntos por el Perú alcanzó porcentajes por debajo del 10% en casi todas las regiones, solo en Lambayeque alcanzó un 11,6%. Llama la atención que, en estas regiones, ni la suma de los porcentajes obtenidos por Frente Amplio, Juntos por el Perú y Perú Libre supera a lo obtenido en el 2016 por Frente Amplio”, advierte la politóloga Marylia Cruz, de la Universidad Católica.

- Para el sociólogo Nicolás Lynch, de la Universidad de San Marcos, el voto de protesta encontró otras opciones. “Tanto la votación de UPP como la de Frepap son votos de protesta porque no hay liderazgos claros en otra parte. No votan por el programa de Antauro ni hay una millonaria conversión a la opción de cristianismo de los señores del Frepap”, dice.

infografia izquierda peruana

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