Política

Nueva política

“La “antipolítica”, como decía Degregori, habilitó la arbitrariedad, la falta de control, el vaciamiento del espacio público”.

AGÜERO
AGÜERO

Aunque hay temas irresueltos, la crisis ha terminado. Con el fujimorismo debilitado, el Ejecutivo queda libre para asumir una agenda de gestión acelerada, sin tiempo para más. Por lo tanto, los asuntos de fondo del país no se tratarán.

Lo que sí se viene es una extensa campaña electoral que en la práctica durará años. Elecciones al Congreso el 2020, elecciones generales el 2021 y elecciones regionales y municipales el 2022. Esto, que puede parecer un caos o un dispendio inútil de recursos, podría convertirse en un fértil momento de politización del país.

Mucho tiempo ha tenido vigencia el discurso de que la política es casi un obstáculo para el desarrollo o la buena marcha del país. Que hay que dejar que las cosas –o sea la economía, las instituciones, la vida en sociedad- sigan su curso natural, sin interferencias. Pero esta concepción es solo una trampa que quiere decir: deja que otros piensen y hagan por ti.

Porque no hay un curso natural de las cosas. Hay gente diversa, grupos de poder, intereses, pueblos, regiones, gremios, empresarios, etc. Es decir, el consenso ideológico sobre lo pernicioso de la política es una política conservadora. Y muy efectiva.

La “antipolítica”, como decía Degregori, habilitó la arbitrariedad, la falta de control, el vaciamiento del espacio público. Podría ser provechoso para los sectores democráticos, de izquierda y derecha, usar este periodo no para prolongar esta mentira, sino para discutir qué tipo de política queremos construir.