La relación del presidente Vizcarra con Fuerza Popular.,El presidente Martín Vizcarra cometería un grave error, parecido a un suicidio político, si confiara toda la suerte de su gobierno al respaldo que le ofrezca Fuerza Popular. Si hace eso, como lo está haciendo hasta ahora, el designio de vida de su presidencia sería de pronóstico reservado debido a que dicho apoyo será tan efímero como interesado y, seguramente, traicionero, pues durará lo que Vizcarra le sirva a FP para avanzar en sus objetivos, luego de lo cual lo descartarían dejándolo caer. Es más, en este momento ya se discute en la bancada de FP si le conviene seguir apoyando a Vizcarra. Mientras, el presidente sigue en modo de sumisión. Por ejemplo, cuando ni se atreve a pronunciar la palabra ‘género’ por la preocupación de que, al oírla, la bancada de FP se ponga a convulsionar, lo cual lo alinea con los sectores más idiotamente conservadores de la sociedad. Es cierto que al declarar, por fin, que las cooperativas de ahorro y crédito deben ser supervisadas por la SBS, luego de que su gobierno estuviera mucho tiempo afónico en el tema, el presidente Vizcarra ha dado un paso importante para restablecer un poco la autoridad que ha ido perdiendo a favor del congreso, pero también es cierto que este asunto en el que algunos parlamentarios naranjas están abocados a la defensa de su propio bolsillo es tan pero tan escandaloso que ya no quedaba otra salida. Nadie le pide al presidente Vizcarra que busque un pleito innecesario con una bancada tan grande como abusiva e irracional como la de FP, pero el presidente no puede continuar con una actitud tan sumisa ante el partido de Keiko Fujimori pues se trata de un grupo insaciable de expresiones de poder por el solo deseo de mostrarlo pero sin saber para qué. De seguir así, Vizcarra se va a desprestigiar porque acabará chupando todo el desprestigio popular que acumula FP por las cuchipandas que perpetra en el congreso y, entonces, su popularidad caerá volviéndose el catalizador para que el partido de Keiko Fujimori lo abandone a su suerte. Sin tener que llegar a la confrontación a la que, en general, le teme tanto el gobierno, el presidente Vizcarra no puede convertirse en una especie de Bordaberry de la bancada de FP, en un rehén de este grupo con más músculo que seso, ni puede presidir el país –como parece hasta ahora– asustado hasta de su sombra. Continuar en ese modo sería una sumisión imposible de parte de Martín Vizcarra que acabaría estrellando a su presidencia con un designio de vida que, sin duda, no lo merece ni él ni el país.