Veo a la señora Raida Cóndor y veo a mi madre y veo a la madre de mis amigos y colegas.,Veo a la señora Raida Cóndor y veo a mi madre y veo a la madre de mis amigos y colegas. Pienso que pude haber sido yo ese hijo a quien ella dio a luz cuando apenas contaba con 20 años. Pude haber sido ese estudiante universitario, bailarín y bromista, a quien le fascinaba tocar la quena y la zampoña y a quien lo desapareció para siempre el grupo Colina junto a otros ocho alumnos y un profesor de La Cantuta, en 1992. Todos pudimos ser el joven Armando Amaro Cóndor. He visto a doña Raida, incansable, en numerosas marchas, plantones, vigilias y protestas y creo que nunca mejor utilizado el término Madre coraje, pues no solo las calles, las avenidas, ella ha recorrido todas las instancias en busca de justicia para castigar a los asesinos de su hijo que hoy tendría 51 años. También he sentido su dolor e indignación cuando PPK decidió concederle la libertad a Alberto Fujimori. Y he tomado como propias sus palabras al enterarse de la infamia, “indultar a Fujimori es como si volvieran a matar a mi hijo”. Por eso, en este Día de la Mujer pensaré (además del ser humano que me dio la vida y las mujeres que admiro en mi familia, en el barrio y en el trabajo) en la inmensa Raida Cóndor, en su humildad y valentía, su tenaz lucha por la verdad en medio de tantos muros levantados por parte de aquellos que desearían ocultar la historia, maquillarla con excusas o agravios, pero que le será imposible. Mamá Raida, que acabas de pronunciar “nunca lo podré olvidar, traje al mundo a mi hijo y eso no lo voy a olvidar, lo tengo acá en mi pecho”, te rindo mi tributo este 8 de marzo. Pudo haber sido un amigo o hermano el que te dio ese abrazo de despedida en 1992 antes de ir a la universidad y a ese terrible destino. Pudo haber sido cualquier lector. Pero acá estamos para rendirte un merecido homenaje en tu día.