La obra está terminada. El público espera impaciente. Todos compraron entradas. Señor actor, señora actriz, ¿cuánto cuesta su muerte? Hoy soy público, hoy no actúo. Hoy ha ganado mi suerte. ,Leonardo: Una obra para cuatro actores. Una sola función. Coro: Una sola función. Los aplausos al mayor. Las manos quebradas, pasión, el escenario emana tu olor como quien clava en el pecho un crucifijo: la sangre salta y salpica dolor. Todo consumado al sacrificio. No hay llanto, no hay miedo, no hay ser jugando a la muerte santa del creador y su precipicio, sólo queda tiempo para el placer. La carne ha quedado esparcida y muerta, nuestra nostalgia acusa retiro. Tu talento, ¡oh ganador de la reyerta!, es la hembra ansiosa sin marido que reclama orgásmicos aplausos, mil letanías, mil infiernos, aplausos oscuros, secos, perpetuos, tiernos. Leonardo: La última función de nuestras vidas. Queda un solo hombre vivo. Coro: Uno sólo. Sonríe. Besa. Olvida. Grita. Reparte flores a los deudos. Cuatro ridículas muertes. No tienen sangre. No tienen entrañas. ¿Alguien se acuerda? ¿Alguien reclama? ¿No es ridícula la muerte, si nadie te extraña? La obra está terminada. El público espera impaciente. Todos compraron entradas. Señor actor, señora actriz, ¿cuánto cuesta su muerte? Hoy soy público, hoy no actúo. Hoy ha ganado mi suerte. Más viejo, gorda, negro, retardado, ¿no es barata la muerte? ¿En qué obra podría actuar un viejo acabado sin memoria? ¿La gorda podría ser Julieta sin que se malogre la historia? ¿No es para un actor negro una treta querer alcanzar la gloria? ¿Un falso aplauso para un retardado no es aumentar mierda a la escoria? Señor actor, señora actriz, ¿cuánto cuesta su muerte? ¿No es acaso su morir la razón de mi suerte? Función Velorio. Mayo 2018.