¿Cuánto demora el nuevo Papa en salir por el balcón? Todo sobre el protocolo del Vaticano tras la fumata blanca
Una vez vestido con la sotana blanca, el cardenal protodiácono anuncia la elección desde el balcón de la Basílica de San Pedro, donde el nuevo Papa ofrece su primera bendición "urbi et orbi".
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El proceso de elección del Papa de Roma en el Vaticano es uno de los eventos más esperados por la Iglesia católica y el mundo entero. El momento más emblemático de esta ceremonia es cuando la famosa fumata blanca se eleva desde la chimenea de la Capilla Sixtina, lo que indica que un nuevo Papa ha sido elegido. Sin embargo, la aparición pública del nuevo Sumo Pontífice no es inmediata, ya que el protocolo vaticano exige una serie de pasos antes de que el Papa de Roma se haga presente ante los fieles.
Aunque muchos piensan que el Papa de Roma aparece de inmediato tras la fumata blanca, hay un proceso detallado que debe cumplirse. Desde la aceptación formal de la elección hasta la ceremonia final en el balcón de la Basílica de San Pedro, el protocolo vaticano es claro y meticuloso. Este artículo desglosa los pasos previos a la famosa fórmula “Habemus papam” y cuánto tiempo tarda el nuevo Papa en salir ante la multitud.
¿Cuánto tiempo tarda en total en salir el Papa?
El tiempo entre la fumata blanca y la aparición del nuevo Papa varía, pero en general se estima que ronda los 60 minutos. La rapidez del proceso depende de varios factores, como las condiciones personales del Papa electo y la logística del evento.
Por ejemplo, durante el cónclave de 2005, Benedicto XVI fue elegido a las 17:50, y apareció ante la multitud a las 18:40, 50 minutos después. En el cónclave de 2013, el Papa Francisco fue elegido a las 19:06, y apareció a las 20:22, lo que implicó un lapso de 1 hora y 16 minutos.
La aceptación formal de la elección del nuevo Papa
El primer paso para que un cardenal se convierta en Papa de Roma es recibir al menos dos tercios de los votos durante el cónclave papal. Una vez que se ha alcanzado este umbral, el decano del Colegio Cardenalicio le hace una pregunta fundamental: "¿Aceptas tu elección como Sumo Pontífice?" Esta pregunta se realiza en latín, y si el cardenal acepta, se convierte en el nuevo Papa.
El proceso continúa con la solicitud de un nombre papal, ya que el cardenal elegido debe decidir cómo será llamado. Este es un momento clave, ya que el nombre del Papa tiene un profundo significado dentro de la tradición católica. Tras aceptar formalmente la elección y decidir su nombre, el nuevo Papa se dirige a un lugar muy simbólico: el Cuarto de las Lágrimas.
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El Cuarto de las Lágrimas: Un momento emocional para el Papa de Roma
Una vez que el cardenal ha aceptado su elección y decidido su nombre, se dirige al ‘Cuarto de las Lágrimas’, una sala privada cerca de la Capilla Sixtina. Este espacio es conocido por su carga emocional, ya que muchos Papas han pasado momentos de reflexión y oración en este lugar antes de hacer su aparición pública.
El Cuarto de las Lágrimas se ha ganado su nombre por la experiencia emocional que viven los nuevos Papas. Aquí, el elegido tiene la oportunidad de ponerse la sotana blanca, la vestimenta tradicional del Papa de Roma, entre las diversas tallas preparadas para él. Además, el nuevo Papa puede orar en privado, reflexionando sobre la gran responsabilidad que está por asumir.
El anuncio oficial y la salida al balcón de San Pedro
Con la vestimenta papal ya elegida y el momento de oración cumplido, el cardenal protodiácono, el más alto en rango de los diáconos, se dirige al balcón de la Basílica de San Pedro para anunciar al mundo la elección del nuevo Papa. La fórmula más esperada se pronuncia en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!” (¡Os anuncio una gran alegría: Tenemos Papa!).
Este momento es seguido inmediatamente por la aparición del nuevo Papa ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro. En ese instante, el Papa de Roma saluda a los fieles y les otorga su primera bendición “urbi et orbi”, dirigida a la ciudad de Roma y a todo el mundo. Es una de las tradiciones más emotivas y solemnes del protocolo vaticano.