Israel bombardea el cuartel general de Hezbolá en Beirut
Israel intensificó sus bombardeos en el sur de Beirut, apuntando al "cuartel general" de Hezbolá en un intento de eliminar a su líder, Hasán Nasralá. Al menos seis personas murieron.
Israel llevó a cabo el viernes múltiples bombardeos en el sur de Beirut, uno de ellos dirigido al "cuartel general" de Hezbolá que, según varios medios israelíes, se proponía matar al jefe del movimiento islamista, Hasán Nasralá.
En la madrugada del sábado, el ejército israelí anunció una nueva ronda de "bombardeos selectivos" contra depósitos de armas de Hezbolá escondidos "bajo edificios civiles" del sur de Beirut, donde previamente había instado a la población a evacuar.
"No hay verdad en las falsas acusaciones del enemigo sionista sobre la presencia de armas o depósitos de armas en los edificios civiles", respondió el movimiento islamista, un poderoso actor político y militar en Líbano.
El Ministerio de Salud libanés señaló que los ataques aéreos del sábado en Beirut causaron al menos seis muertos y 91 heridos, aunque los socorristas siguen buscando a eventuales sobrevivientes bajo los escombros.
La aviación israelí también atacó "objetivos terroristas" contra la ciudad meridional de Tiro y anunció haber matado a varios comandantes de Hezbolá en el sur de Líbano, entre ellos el comandante de la unidad de misiles y su adjunto.
Además, sus aeronaves sobrevuelan el aeropuerto de Beirut y sus alrededores para impedir que Irán envíe cargamentos de armas para Hezbolá, explicó el ejército.
Dejar de disparar
Durante la tarde, el ejército israelí anunció un bombardeo en el sur de Beirut dirigido contra el "cuartel general" de Hezbolá.
Medios israelíes afirmaron que el objetivo del ataque era el dirigente islamista Hasán Nasralá, pero una fuente cercana a Hezbolá señaló que su líder está "bien".
Horas antes de esa acción, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó en la ONU que los bombardeos en Líbano continuarían "hasta que se alcancen todos sus objetivos".
Esa declaración echó por tierra las esperanzas de una tregua temporal de 21 días propuesta a principios de semana por Estados Unidos y Francia.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, instó a ambas partes a "dejar de disparar", y el presidente Joe Biden pidió al Pentágono evaluar y ajustar si fuera necesario las fuerzas estadounidenses en la región.
En una reunión de Consejo de Seguridad de la ONU, el canciller iraní, Abbas Araghchi, denunció la "complicidad de Estados Unidos en los crímenes" de Israel y las "amenazas escandalosas" formuladas por Netanyahu en Nueva York.
Guerra genocida
En "respuesta" al ataque contra su cuartel general, Hezbolá mandó una "andanada de cohetes" contra la localidad de Safed, en el norte de Israel, uno de los cuales impactó en una casa, según el ejército.
Antes había reivindicado también disparos contra la ciudad portuaria de Haifa, que alberga numerosas industrias de defensa.
En el denso barrio Haret Hreik de Beirut donde está la sede de Hezbolá, los proyectiles israelíes dejaron seis enormes cráteres de varios metros de profundidad, toneladas de escombros y una espesa polvareda gris.
Según la fuente cercana a Hezbolá, seis edificios se derrumbaron. Un fotógrafo de AFP reportó escenas de pánico entre los habitantes, que huían de la zona.
"Estaba en casa. ¡Dios mío, qué explosión!, creí que el edificio se me caía encima", exclama Abir Hammoud, una profesora de unos 40 años.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, denunció una "guerra genocida" contra su país. Estados Unidos, principal aliado de Israel, afirmó que no había sido informado de este ataque.
"Mientras Hezbolá elija el camino de la guerra, Israel no tiene otra opción", afirmó Netanyahu en su discurso en la ONU, boicoteado por varias delegaciones.
En el abismo
Los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá se intensificaron desde el inicio hace un año de la guerra en Gaza entre Israel y Hamás, aliado de la formación chiita libanesa.
El conflicto en Gaza amenaza con llevar a todo Oriente Medio al "abismo de una guerra generalizada con consecuencias inimaginables", advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Los bombardeos israelíes sobre Líbano de esta semana mataron a más de 700 personas, afirman las autoridades sanitarias, y dejaron unos 118.000 desplazados, según la ONU.
Además, el balance de fallecidos en Líbano por este año de hostilidades se eleva por encima de las 1.500 personas, superando el saldo de la guerra entre Israel y Hezbolá de 2006.
La situación puede deteriorarse. El ejército israelí afirma estar preparado para una posible incursión terrestre contra Hezbolá, que sería "lo más corta posible", dijo un responsable de seguridad.
A mediados de septiembre, Israel anunció que el "centro de gravedad" de la guerra contra Hamás en Gaza se estaba desplazando hacia la frontera con Líbano.
Su meta, según afirmó, es asegurar el regreso a sus hogares de decenas de miles de habitantes del norte, desplazados por las hostilidades con Hezbolá.
Hasta "la victoria total" en Gaza
Desde la tribuna de la ONU, Netanyahu también prometió luchar hasta "la victoria total" en Gaza si Hamás no entrega las armas y libera a todos los rehenes.
El movimiento islamista palestino lo acusó de "intensificar sus amenazas contra los pueblos de la región, continuando su serie de crímenes para incluir a Líbano".
El conflicto en Gaza estalló tras el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre, que dejó 1.205 muertos en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales israelíes, incluyendo el de rehenes fallecidos o asesinados.
De las 251 personas secuestradas, 97 siguen en Gaza, 33 de las cuales han sido declaradas muertas por el ejército.
En represalia, Israel lanzó una ofensiva en la Franja de Gaza que ha dejado hasta el momento 41.534 muertos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, considerados fiables por la ONU.