Elecciones 2024: Los socios políticos de Trump y Biden
Luego del atentado contra Donald Trump, la campaña electoral en Estados Unidos empieza a calentarse. Los candidatos a vicepresidentes toman más protagonismo y los equipos de comunicación redoblan esfuerzos para posicionar mejor a los postulantes a la presidencia.
Dos días después de ser blanco de un atentado y herido de bala en un oído, Donald Trump, otra vez candidato a la presidencia de Estados Unidos, puso fin a las especulaciones sobre quien sería su compañero de fórmula y eligió a James David Vance, senador por el estado de Ohio, como su vicepresidente. Una decisión sorpresiva porque el elegido ha sido un duro crítico suyo en el pasado: fue parte del movimiento ‘Nunca Trump’ en 2016 y consideraba que no estaba ‘apto para el cargo’.
Varios años después, Vance es un ferviente defensor de las políticas y las posiciones de Trump. ¿Por qué lo eligió el expresidente? Porque el legislador se desdijo públicamente de sus críticas, es un rostro en ascenso en el Partido Republicano, un gran comunicador de las ideas nacionalistas del MAGA (Make America Great Again) y “un tipo inteligente” que parece “un joven Benjamin Franklin”, según Trump. Además, es el llamado a ganar el voto del ‘cinturón del óxido’ (los estados de Wisconsin, Pensilvania y Míchigan), donde la clase trabajadora abandonó a Trump y votó por Joe Biden en las últimas elecciones.
J. D. Vance, de 39 años, nació en Ohio, fue marine y sirvió en Irak. Se doctoró en Derecho por la Universidad de Yale y trabajó como capitalista de riesgo en Silicon Valley. En su primera aparición como candidato, el miércoles pasado, le dijo al auditorio que su familia venía de los apalaches, de las fábricas del ‘cinturón del óxido’ y que él nunca olvidaría esos orígenes. “Necesitamos volver a un Estados Unidos en el que un chico de clase trabajadora como yo pueda estar en este escenario”, lanzó esa tarde. Su historia personal está contada en su libro Hillbilly, una elegía rural: memorias de una familia y una cultura en crisis, un best-seller que habla de esa región empobrecida y que vendió 10 millones de copias.
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La campaña de Trump la dirigen Chris LaCivita y Susie Wiles, experimentados operadores republicanos, pero el personaje más notorio de su equipo es su director de Comunicaciones, Steven Cheung, un vocero que ha copiado el ‘estilo Trump’. Se maneja cordialmente con la prensa, pero ataca despiadadamente a sus adversarios en declaraciones o en redes.
“Cheung llamó a (Ron) DeSantis un eunuco desesperado”. Sus declaraciones sobre Nikki Haley —que disputó la candidatura republicana con Trump— fueron más amables: “Está claro que la campaña de Haley es solo una estafa gigante para construir su nombre de identificación para la vida después de la política”, citaba a Cheung la revista The New Yorker. En redes ataca a Biden. Es su tercera campaña con Trump y, según la publicación, esa astuta estrategia de atacar a los adversarios y ser cordiales con la prensa les da resultados.
El factor Kamala
Esta semana, Joe Biden abandonó temporalmente la campaña porque se contagió de covid-19. Y en esas circunstancias ha empezado a sonar fuerte el nombre de Kamala Harris, su actual vicepresidenta en el Gobierno y también su compañera de fórmula en la carrera por la reelección. A Biden no le fue bien en el debate con Trump del pasado 27 de junio y desde entonces las críticas se han centrado en los olvidos o confusiones que han surgido en declaraciones, entrevistas o encuentros personales que ha sostenido.
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Biden ha dicho que está absolutamente comprometido con la campaña, pero incluso dentro del propio partido demócrata empiezan a surgir voces que preferirían que Harris lo reemplace como la carta para la presidencia. Y es que la carrera electoral se pondrá más exigente a medida que se acerque el día de la elección, el próximo 5 de noviembre.
Los problemas de comunicación de Biden han alarmado a muchos demócratas. Hoy ven en su vicepresidenta, Kamala Harris, una opción a su candidatura. Foto AFP
Harris, de 60 años, es hija de inmigrantes: su madre nació en India y era investigadora del cáncer de mama, y su padre, nacido en Jamaica, era profesor de Economía. Ella estudió Ciencias Políticas, Economía y Derecho. Es la primera mujer afroamericana y de origen indio en ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos. Antes ocupó el cargo de fiscal general de California, fue senadora por ese mismo estado y el 2019 disputó con Biden la candidatura demócrata a la presidencia. Biden triunfó y le pidió ser parte de su fórmula.
Ella ha empezado a recorrer el país sin Biden y, para sostener la campaña con un candidato ausente, este jueves llegó a Carolina del Norte, donde arremetió en su discurso contra Trump y Vance. “Biden y yo hemos creado 800 nuevos puestos de trabajo en el sector manufacturero. Trump dice que apoya a las personas mayores: ¿Cómo diablos lo hace cuando pretende recortar la Seguridad Social?”, precisó. Sus compañeros de partido creen que ella podría ser una dura contrincante para Trump, pero no están seguros de una victoria.
Algunas figuras prominentes de los demócratas, como la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, incluso han hablado con Biden. Pelosi le dijo —según cita CNN— que las encuestas decían que no puede ganarle a Trump y que ello podría destruir las posibilidades de ganar la cámara. No le pidió renunciar en favor de Kamala, pero el mensaje está sobreentendido. En todo caso, Harris se ha mantenido leal y a la sombra de Biden.
La campaña demócrata es manejada por Jennifer O’Malley Dillon, directora, y Julie Chávez Rodríguez, gerente de campaña. Para ellas, “no hay indicios de que ningún otro candidato demócrata supere a Biden contra Trump”, según un memorándum que enviaron a su personal. El equipo ha intentado poner el foco en Trump —en su intento de boicotear las elecciones que perdió y en su poca idoneidad para el cargo—, pero no les ha funcionado. “Cuatro años después, las encuestas muestran que el 74 por ciento de los votantes piensan que Biden es demasiado viejo para ser presidente de nuevo”, dice el New York Times.