Desafío para migrantes: el impacto de una posible presidencia de Trump en 2024
Nicolás Lynch nos comparte su visión sobre el escenario electoral en Estados Unidos. También ofrece una perspectiva sobre cómo las dinámicas políticas internas tienen un impacto significativo en los fenómenos migratorios, especialmente en el contexto latinoamericano.
En la carrera hacia las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024, Joe Biden y Donald Trump han asegurado sus nominaciones por sus respectivos partidos. Biden critica la campaña de Trump y la califica de impulsada por "resentimientos y venganzas", mientras que Trump atribuye a Biden la responsabilidad de la actual crisis migratoria en Estados Unidos.
A pesar de enfrentarse a más de 90 acusaciones penales, Trump emerge como el candidato preferido en las encuestas, ya que disfruta de una mayor popularidad entre el electorado estadounidense. Esta situación plantea inquietudes significativas para la comunidad de migrantes latinos e indocumentados en Estados Unidos, quienes podrían verse particularmente afectados.
Para explorar el influjo de los comicios electorales sobre el futuro de la población migrante en los Estados Unidos, el diario La República sostuvo una entrevista con Nicolás Lynch, quien ostentó la representación diplomática del Perú en Argentina y fue titular del Ministerio de Educación.
Durante este intercambio, Lynch comentó los desafíos a los que se ven sometidos los migrantes y expuso su visión acerca de la mecánica inherente al proceso electoral.
—¿Cuál es su impresión sobre las elecciones primarias dadas hace poco en Estados Unidos, donde Biden y Trump arrasaron en sus partidos respectivamente?
—Las primarias, en esta oportunidad, a diferencia de muchas otras veces, han tenido poca significación en los Estados Unidos, porque los candidatos principales, Donald Trump y Joe Biden, no han tenido contrincantes importantes. Ha sido más bien un evento de ratificación que otra cosa, quizá algo más peleado en el caso de Trump. Biden no ha tenido ningún contrincante significativo y esto puede verse en las noticias. Las elecciones primarias han pasado sin pena ni gloria. Pero creo que hay un hecho más importante que las primarias en las elecciones norteamericanas, que es el telón de fondo con el cual se dan estas elecciones. En el mundo hay, en este momento, una agua pugna geopolítica entre un poder dominante, Estados Unidos, que está, relativamente hablando, en retroceso, y varios poderes emergentes, el principal de los cuales es China, que desafía la hegemonía norteamericana.
—Se ha cuestionado mucho la edad de Biden y tiene muchos críticos por eso. ¿Cree que el tema de la edad es un problema real?
—El problema no solo es con Biden, el conjunto de la clase política norteamericana está vieja. La señora Nancy Pelosi era presidenta de la Cámara de Representantes hasta hace poco, y tiene más de 80 años. Hay un comediante que, con motivo de que la Cámara de Representantes votó un proyecto para prohibir TikTok, se burlaba esa noche de que aprobaron eso y decía: "Imagínense lo que piensan los jóvenes en los Estados Unidos hoy día, que un conjunto de hombres viejos que solo conocen Hotmail han decidido prohibir TikTok". Y toda la audiencia se reía. Entonces, sí, hay un envejecimiento grave de la élite política norteamericana que cruza transversalmente los dos partidos, y que es un problema en términos de una representación política que ya no funciona.
—Sin embargo, el electorado de alguna manera parece ignorar los hechos en los que está involucrado Trump. Él tiene más de 90 procesos en su contra y aun así goza de una alta popularidad. ¿Qué es lo que gusta tanto de él a los estadounidenses?
—Yo creo que hay una estirpe conservadora muy fuerte que nos es muy difícil captar desde acá. El electorado norteamericano se siente muy nervioso con este tema de que ya van a dejar de dominar el mundo y Trump les dice ''no, yo voy a hacer América grande de nuevo'', pero se dan cuenta de que tienen a China en la puerta y reaccionan culpando al otro. ¿Quién es el otro? Los migrantes. Aquellos que, por las precarias condiciones que hay en nuestros países, deciden ir a Estados Unidos a buscar un futuro mejor, y la mayor parte de los norteamericanos no quieren a los migrantes. Entonces, Trump interpreta de la manera más radical posible. Antes quería construir un muro, ahora quiere llevar a las Fuerzas Armadas. Biden tiene una retórica más amable, pero en el fondo tampoco es muy distinto, porque sabe que su base social tampoco quiere a los migrantes. Esto de que la migración es un derecho humano lo ponen entre comillas.
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—¿Cómo cree que se verá Estados Unidos frente a la comunidad internacional con las políticas migratorias que propone Trump?
—Probablemente, frente a la comunidad internacional, o por lo menos el sur del planeta, no sé si el norte capitalista, muy mal, pero no frente a sus aliados europeos que tienen el mismo problema de migración o a sus aliados en el sureste asiático, no creo que ahí pierda mucho apoyo.
—En estas elecciones, la cantidad de votantes jóvenes es alta, ¿a dónde piensa que se van a dirigir estos votos?
—El electorado joven, probablemente, le dé un matiz en temas, como, por ejemplo, israelíes y palestinos. Israelí tiene dificultades para entrar en el electorado joven. Probablemente, esto a pesar de que Biden, nuevamente, no es muy distinto a lo que quisieran los republicanos de apoyo total a Israel. Sin embargo, a la hora de votar, yo creo que van a decir ''el menos malo es Biden'', pero, en términos generales, creo que buena parte del electorado juvenil es conservador.
—¿Qué estrategias tendría que implementar un candidato que quiera ganar el apoyo de la comunidad latina, considerando el tema de la migración un factor clave?
—Es un poco difícil de decir desde fuera, ha crecido mucho la población latina en Estados Unidos. Creo que en este momento hay 30 millones de mexicanos; es un voto significativo pero no mayoritario.
Además, buena parte de los latinos no tienen ciudadanía, yo creo que el sector que tiene ciudadanía no es decisivo en un proceso electoral. El problema de la migración es importante, pero también juega el problema de la política internacional y ahí Trump lleva las de perder. El aislacionismo está fuera de época. En términos internos a favor de Biden, es la política económica. Biden ha parado la inflación en Estados Unidos: subió los salarios y ha desarrollado programas para atraer de nuevo a las inversiones norteamericanas que se habían ido a la China, al sureste asiático o América Latina o el apoyo sindical que él mismo ha salido a apoyar huelgas. Yo diría que todavía hay pan que rebanar. Estamos a ocho meses todavía. ¿El tema migratorio se va a mantener actual? Sí. ¿Los dos candidatos tienen que satisfacer a esta masa de votantes que no quiere a los migrantes? También. Pero no es el único tema, hay otros temas y ahí en economía el favorecido es Biden.
—Para finalizar, ¿cómo ve a Estados Unidos en los próximos cuatro años?
—Mientras Estados Unidos no reconozca que su poder en el mundo está en retroceso, no me atrevería a decir en decadencia, porque ese es un término muy fuerte, pero no está en su mejor momento, los imperios tienen una cima y una sima, o sea, un pináculo para arriba pero también una caída. Estados Unidos no está en 1960 o 1980, que fueron momentos de gloria, en términos de su dominio mundial. Mientras no acepte eso y trate de llegar a un arreglo, por ejemplo, con China, en lugar de buscar enfrentarse constantemente, va a continuar, quizá, con mayor velocidad este retroceso en los próximos años, con peligro para la paz mundial.
En la reflexión sobre las corrientes que moldean el paisaje político estadounidense, la perspectiva de Nicolás Lynch nos ofrece la visión para comprender no solo las dinámicas de poder y los movimientos sociales en juego, sino también el pulso de la nación que avanza hacia el futuro. A medida que Estados Unidos se enfrenta a sus desafíos y oportunidades, nos recuerda la responsabilidad colectiva de forjar un camino inclusivo y equitativo para todos.