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Estados Unidos ataca a Irak y Siria: las claves para entender la tensión en el Medio Oriente

En una operación de gran envergadura, Estados Unidos lanza ataques de represalia contra milicias proiraníes en Irak y Siria, lo que marca un nuevo capítulo en la compleja situación de la región.

Joe Biden recibe a los fallecidos militares de Estados Unidos que fueron atacados en Jordania. Foto: composición de Gerson Cardoso/LR/Antena 3
Joe Biden recibe a los fallecidos militares de Estados Unidos que fueron atacados en Jordania. Foto: composición de Gerson Cardoso/LR/Antena 3

En plena oscuridad de la noche, Estados Unidos realizó una serie de bombardeos contra objetivos de milicias proiraníes en Irak y Siria, en respuesta a un ataque previo a sus fuerzas en Jordania. Esta acción de represalia, dirigido por la administración del mandatario Joe Biden, ha vuelto a poner en el foco internacional la tensión creciente entre Washington y Teherán, y sus repercusiones en el equilibrio de poder en el Medio Oriente.

El operativo estadounidense, descrito como uno de los más significativos en años recientes, se concentró en la destrucción de infraestructuras clave de las milicias proiraníes. Para ello, se utilizó más de 125 municiones de precisión y aeronaves, incluidos bombarderos de largo alcance. Estados Unidos mencionó haber golpeado 85 objetivos distintos. Entre ellos, se encontraban centros de operaciones, arsenales de proyectiles, depósitos de drones e instalaciones logísticas.

Según el Comando Central de las Fuerzas Armadas de EE. UU. (Centcom), esta operación marca solo el inicio de una respuesta más amplia a los ataques contra sus tropas. Cabe destacar que Irak ha reportado la muerte de al menos 16 individuos, entre ellos varios civiles, como resultado de los bombardeos y ha registrado además 25 heridos.

¿Cómo surgió el ataque con dron en Jordania a EE. UU.?

El detonante de esta reciente escalada de violencia fue una agresión con dron en Jordania, que resultó en la muerte de tres soldados estadounidenses. Este ataque, atribuido a la amalgama de milicias proiraníes conocida como Resistencia Islámica en Irak, marcó un punto de desviación en la postura de EE. UU. hacia las acciones hostiles en la región. La rápida y contundente respuesta de Washington refleja la determinación del presidente Joe Biden de proteger a sus fuerzas y asegurar sus intereses estratégicos en medio de un entorno internacional cada vez más complejo y desafiante.

El atentado ocurrió en la instalación de apoyo logístico situada en la Torre 22 de la Red de Defensa de Jordania, tal como reportaron las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. En dicho lugar, se hallaban cerca de 350 miembros del Ejército estadounidense, quienes desempeñaban roles de soporte a la coalición encargada de combatir al Estado Islámico (ISIS) con el objetivo de su derrota definitiva.

Este incidente representa el ataque más grave contra militares de Estados Unidos en el Medio Oriente desde el comienzo de la reciente intensificación del conflicto en la Franja de Gaza, de acuerdo con lo informado por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Esta organización, aunque asentada en Londres, cuenta con colaboradores en Siria para la recolección de información.

 Los ataques de Estados Unidos en Siria e Irak resultaron en al menos 18 fallecimientos. Foto: AFP

Los ataques de Estados Unidos en Siria e Irak resultaron en al menos 18 fallecimientos. Foto: AFP

Situación de Irak tras bombardeo

El impacto de los bombardeos en Irak fue particularmente significativo en la zona de Al Qaim, donde se reportó la muerte de cinco combatientes proiraníes y agresiones contra la milicia Kataib Hizbulá, parte integral de la Multitud Popular.

La ofensiva de EE. UU. no solo buscó debilitar la presencia militar iraní en la región, sino también enviar un mensaje claro sobre su capacidad de respuesta ante provocaciones. No obstante, las autoridades iraquíes han advertido sobre las "repercusiones desastrosas" de estas agresiones y subrayaron la violación de su soberanía y el riesgo de escalada en la violencia regional.

La dinámica de poder en el Medio Oriente continúa como un tablero de ajedrez geopolítico, en el que cada movimiento tiene implicaciones que van más allá de las fronteras nacionales. Los recientes bombardeos de Estados Unidos en Irak y Siria son un recordatorio de las tensiones latentes que persisten y el papel central que juega la política exterior estadounidense en la configuración del futuro de la región.