El desastre de Demmin, la ciudad que vivió el mayor suicidio colectivo de la historia de Alemania
Familias enteras se quitaron la vida en Alemania. Este hecho es conocido como el mayor suicido en dicho país. ¿Qué pasó en 1945 cuando Adolf Hitler murió y el Ejército Rojo entró a Demmin?
En poco menos de tres días, hace más de 70 años, cientos de personas se suicidaron en la pequeña localidad de Demmin, situada entre tres ríos (Peene, el Trebel y el Tollense), en la región de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Alemania.
Algunos se ahogaron en dichas corrientes. En tanto, se reportó que los padres se encargaban de acabar con la vida de su esposa e hijos. Luego, atentaban contra sí mismos.
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¿Qué ocurrió en 1945 en Demmin?
En aquel entonces, Demmin, ubicada a 156 kilómetros al norte de Berlín, tenía 15.000 habitantes. Su participación en la Segunda Guerra Mundial no fue tan notoria. No obstante, entre el 30 de abril y 2 de mayo de 1945 el temor se instaló en las calles, parques y viviendas: en menos de 72 horas perdieron al 10% de su población.
El 30 de abril de 1945, Adolf Hitler se suicidó de un tiro a la cabeza junto a su esposa Eva Braun. En ese momento, oficiales nazis escapaban y destruían los puentes de los ríos Peene, Tollense y Trebel para detener el avance soviético. Sin embargo, no pensaron que dejaron a los habitantes de la ciudad incomunicados y sin posibilidad de huir.
El puente Kahlden fue destruido por los soldados alemanes al huir del Ejercito Rojo. Foto: Statt-Museum Demmin
El horror se esparció entre los ciudadanos, quienes sabían que estaban prácticamente condenados a toparse con el ejercito de la Unión Soviética.
La desesperación por la cercanía del Ejército Rojo se sentía en cada esquina de Demmin, en parte impulsada por la propaganda nazi que describía a los militares soviéticos como asesinos despiadados.
“La gente había escuchado durante años la propaganda nazi, que contaba horrores sobre lo que les pasaría cuando el enemigo pisara suelo alemán. Eso fue divulgado de la manera más grotesca, los rusos fueron descritos como hordas de salvajes que cortan la lengua a los niños, les sacan los ojos y agreden sexualmente a las mujeres”, relata el historiador y documentalista alemán Florian Huber en una entrevista con Deutsche Welle.
“Además, los refugiados recién llegados contaron los abusos y violaciones que habían sufrido. Eso avivó el miedo a tal grado que la gente solo creía en su propia muerte”, relata Huber, quien reconstruyó la historia fatídica de Demmin desde diarios de ciudadanos.
El testimonio de Karl Schlösser es uno de los más desoladores que recopiló Huber. Cuando los soldados soviéticos llegaron a la ciudad, el 30 de abril de 1945, los suicidios ya habían iniciado.
Los militares rusos fueron a la casa Schlösser y, mientras su familia permanecía sentada en la sala, un soldado tomó a su madre y la agredió en una habitación contigua. Esto, mientras otro cuidaba la puerta con un rifle. Los abuelos al día siguiente tomaron la decisión de matarse.
Esa misma noche, los soldados soviéticos saquearon todo lo que encontraron de valor. Incluso, violaron a las mujeres de la ciudad.
Muchas familias decidieron tomar veneno. Otros se ahogaban en los ríos colindantes.
“Estudié Historia y nunca escuché nada sobre este episodio trágico (…). Los ríos hicieron de cementerio durante semanas, los trabajos para sacar los cuerpos del agua duraron de mayo a julio de aquel año”, contó Huber.
Según señaló Karsten Behrens, historiador militar y director de Demminer Heimatverein a la BBC, se estima que “sobre la base de las fosas comunes y de las tumbas individuales” se calcula que hubo al menos unas “1.000 muertes”, gran parte de estos por suicidio:
“Muchos cuerpos flotaban en el río Peene. Llevó semanas recuperar todos los cadáveres y enterrarlos en una fosa común”, lamenta Behrens.
De acuerdo a la BBC, el 80% de la infraestructura de Demmin había sido dañada o destruida en poco menos de 3 días.
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¿Y Hitler?
Huber cuenta que, un día después del suicidio de Hitler, “la radio anunció que había caído en batalla, no se dijo nada sobre suicidio”.
No obstante, el historiador revela que, “en ninguno de los diarios (...) de la época”, él encontró “alguna manifestación de duelo por su muerte. Alemania se hundía y a la gente Hitler ya le daba igual”.