Exguardia de 101 años en un campo nazi es condenado a prisión
La persona de mayor edad en ser juzgada por cargos nazi ha sido declarada culpable de ser cómplice de más de 3.500 asesinatos.
Un exguardia de un campo de concentración nazi de 101 años fue condenado por un tribunal alemán este martes 28 de junio por haber sido cómplice de más de 3.500 asesinatos. El hombre, identificado solo como Josef S. (debido a las leyes de privacidad que rigen en el país europeo), fue sentenciado a cinco años de prisión, aunque por su avanzada edad se desconoce si llegará a cumplir la condena.
Josef trabajó como guardia de la SS (o Schutzstaffel, una organización paramilitar, penitenciaria y de seguridad al servicio de Adolf Hitler) en el campo de concentración de Sachsenhausen de 1942 a 1945. Él niega haber trabajado en el campamento, y lo cierto es que, a pesar de la condena, los fiscales no han podido vincularlo directamente con la muerte de prisioneros.
De cualquier forma, este caso le ha merecido el título de la persona más anciana en ser juzgada por cargos de la era nazi, como ha sido descrito por medios alemanes.
Por el momento, Josef ha dicho que apelará la decisión si las autoridades concluyen que debe cumplir prisión efectiva, lo cual requerirá de una comisión médica que certifique si su salud podrá resistir el encierro.
“Nos guiamos por el principio simple de que el asesinato no tiene un estatuto de limitaciones”, dijo Thomas Will, quien dirige la oficina del Gobierno alemán encargada de investigar los crímenes de la era nazi. “Es lo correcto y, por supuesto, habría sido lo correcto hace 70 años”, añadió.
La oficina encontró al exguardia en 2018 después de revisar los registros del campo de concentración que el Ejército Rojo había llevado a Moscú.
Los fiscales e investigadores corren una carrera contra el tiempo para atrapar y condenar a las personas involucradas en crímenes del Holocausto, ya que cada vez son menos y más viejos.
El tribunal alemán determinó, hace no mucho, que las personas que trabajaron como guardias en los campos de concentración podían ser condenadas, incluso si no se podían probar delitos específicos contra ellos. Algo que, durante décadas, se consideró insuficiente.
Actualmente, una mujer de 97 años está siendo juzgada en Itzehoe, ciudad norteña de Alemania, por haber trabajado como secretaria en un campo de concentración de Stutthof.