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Los primeros aviones con ayuda humanitaria llegan a Tonga 5 días después de la catástrofe

Tonga permaneció inaccesible desde el sábado, cuando la erupción volcánica cubrió de ceniza el territorio, causó un tsunami que alcanzó gran parte del Pacífico y cortó los cables submarinos de comunicación.

Más de 80% de los 100.000 habitantes de Tonga se vieron afectados por el tsunami. Foto: AFP
Más de 80% de los 100.000 habitantes de Tonga se vieron afectados por el tsunami. Foto: AFP

Los primeros vuelos con ayuda humanitaria de emergencia llegaron este jueves a Tonga, cinco días después de la erupción volcánica y el tsunami que devastaron este archipiélago en el Pacífico y lo dejaron aislado del resto del mundo.

Tonga permaneció inaccesible desde el sábado, cuando una de las mayores erupciones volcánicas en décadas cubrió de ceniza el territorio, provocó un tsunami que alcanzó gran parte del Pacífico y cortó los cables submarinos de comunicación.

Dos grandes aviones militares de transporte de Australia y Nueva Zelanda aterrizaron en el principal aeropuerto de Tonga, tras el despeje de la pista, anegada por las cenizas.

“¡Aterrizó!”, exclamó el ministro australiano de Desarrollo Internacional y encargado de las relaciones con el Pacífico, Zed Seselja, cuando llegó el avión C-17 “portando muchos insumos humanitarios muy necesarios”. “Un segundo C-17 está en camino”, agregó el funcionario.

Nueva Zelanda confirmó que su Hercules C-130 también aterrizó en Tonga. La ministra de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda, Nanaia Mahuta, indicó que la aeronave llevó contenedores de agua, equipos para albergues temporales, generadores eléctricos, así como artículos de higiene y de comunicaciones.

Japón también anunció que enviará dos aviones C-130 con ayuda, y otros países como China y Francia anunciaron su disposición a ayudar.

Sin embargo, los estrictos protocolos contra la COVID-19 que han mantenido al archipiélago libre de contagios implican que los envíos deben ser entregados sin contacto.

Más de 80% de los 100.000 habitantes de Tonga se vieron afectados por el desastre, según la ONU, y el agua potable es una de las necesidades más urgentes dado que las cenizas de la erupción volcánica contaminaron las reservas del archipiélago.

Debido al desastre, las noticias desde el país han sido muy limitadas desde el sábado y el balance de daños es impreciso. Por el momento se han confirmado tres muertos por la erupción y el tsunami, cuyo oleaje llegó hasta las costas de países como Chile o Estados Unidos.

En Perú, la marejada causó la muerte de dos mujeres y un derrame de 6.000 barriles de petróleo que ha puesto en peligro la flora y la fauna del litoral de la provincia del Callao.

Buques en camino

En Tonga, los trabajos en los últimos días se centraron en limpiar la pista del aeropuerto internacional para permitir el aterrizaje de aviones con ayuda humanitaria.

El coordinador de crisis de Naciones Unidas, Jonathan Veitch contó el miércoles a AFP que la pista del aeropuerto de la isla principal, que quedó cubierta de una capa de 5 a 10 centímetros de ceniza, ya estaba operativa.

Estas partículas de polvo pueden ser venenosas y suponen también un peligro para las aeronaves, puesto que pueden acumularse en los motores y provocar fallos en su funcionamiento.

El Gobierno de Tonga señaló que el fenómeno natural causó “un desastre sin precedentes”, con olas que llegaron hasta los 15 metros de altura y destruyeron numerosas poblaciones en las islas cercanas al volcán Hunga Tonga Hunga Ha’apai.

“Las provisiones de agua en Tonga se han visto gravemente impactadas por la caída de ceniza y el agua salada del tsunami”, señaló Katie Greenwood, de la Federación Internacional de Cruz Roja, quien alertó del riesgo de enfermedades como el cólera o la diarrea.

Además de los envíos aéreos, tanto Australia como Nueva Zelanda mandaron dos buques militares hacia el archipiélago con reservas de agua y una planta desalinizadora con capacidad de filtrar 70.000 litros diarios. Su llegada está prevista para el viernes.

El presidente de la Asamblea de Tonga, Fatafehi Fakafanua, aseguró entre lágrimas que “toda la agricultura está arruinada”.

La erupción, que ha sido una de las más potentes en las últimas décadas, lanzó una ola de presión que atravesó el planeta a una velocidad supersónica de 1.230 kilómetros por hora, indicó el Instituto Nacional de Investigación Marina y Atmosférica de Nueva Zelanda.

Aunque las comunicaciones internas en el país han sido parcialmente restablecidas, la conexión con el exterior puede seguir interrumpida durante largo tiempo debido a que la reparación del cable submarino roto necesitará al menos cuatro semanas.