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Supremo brasileño autoriza a universidades a exigir comprobante de vacunación

La medida judicial suspende provisionalmente el decreto publicado el jueves por el Ministerio de Educación, el cual prohibía a las instituciones, en su mayoría universidades, a exigir a sus alumnos que se vacunen contra la COVID-19.

La autorización fue otorgada por el magistrado Ricardo Lewadowski, uno de los once integrantes del Supremo Tribunal Federal. Foto: EFE
La autorización fue otorgada por el magistrado Ricardo Lewadowski, uno de los once integrantes del Supremo Tribunal Federal. Foto: EFE

La Corte Suprema de Brasil autorizó este viernes a las universidades públicas a exigir el comprobante de vacunación anti-COVID-19 a los alumnos que quieran regresar a clases presenciales en 2022, un día después de que el Gobierno de Jair Bolsonaro prohibiera por decreto tal posibilidad.

La autorización fue otorgada por el magistrado Ricardo Lewadowski, uno de los once integrantes del Supremo Tribunal Federal, en respuesta a un recurso presentado por partidos de oposición y supone un nuevo revés para Bolsonaro, líder de la negacionista ultraderecha brasileña.

La medida judicial suspende provisionalmente el decreto publicado el jueves por el Ministerio de Educación, el cual prohibía a las instituciones de enseñanza vinculadas al Gobierno federal, en su mayoría universidades, a exigirle a sus alumnos que se vacunen contra la COVID-19.

El magistrado alegó que las universidades públicas de Brasil tienen garantizada por ley su autonomía y pueden decidir si exigen o no el certificado de vacunación.

La decisión, por lo mismo, no se aplica para colegios e institutos técnicos, también vinculados al Gobierno federal.

“Difiero la tutela de urgencia para determinar la inmediata suspensión del decreto del Ministerio de Educación, que prohíbe la exigencia de vacunación contra COVID-19 como condicionante para el regreso a las actividades académicas presenciales”, según la sentencia de Lewandowski.

El próximo ciclo comenzará a fines de enero. Según todas las previsiones, las clases serán totalmente presenciales, tras haber funcionado en forma remota o mixta desde marzo de 2020, cuando llegó al país una pandemia que ya ha matado a más de 619.000 brasileños.

El decreto del Ministerio de Educación fue un reflejo de la resistencia de Bolsonaro a la inmunización infantil.

El pasado 16 de diciembre, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), en su papel de regulador del sector, aprobó la vacuna pediátrica de la farmacéutica Pfizer y recomendó que sea aplicada a los niños de entre 5 y 11 años.

La autorización del órgano regulador sufrió una férrea resistencia de Bolsonaro, quien también se opone al uso de mascarillas y mantiene una firme campaña contra las vacunas, al punto que ha insistido en que no permitirá que su hija de 11 años se vacune.

El Gobierno aún no ha decidido si aceptará la recomendación de Anvisa sobre los niños, pero abrió una “consulta pública”, a fin de que cualquier interesado, al margen de su conocimiento científico, opine sobre el asunto.

Según el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, la decisión será tomada tras esa consulta.

La mayoría de las secretarías regionales de Salud del país advirtieron que, independiente de lo que decida el Ministerio de Salud, no exigirán la prescripción médica para vacunar a los menores de 12 años.