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China confina a millones de personas para luchar contra la variante Delta de la COVID-19

En las grandes ciudades del gigante asiático se testeó a millones de residentes, se acordonaron residencias y se pusieron en cuarentena a contactos cercanos de personas contagiadas.

Las autoridades de Pekín se reunieron y acordaron aumentar la vigilancia, tomar estrictas precauciones y defender la capital. Foto: AFP
Las autoridades de Pekín se reunieron y acordaron aumentar la vigilancia, tomar estrictas precauciones y defender la capital. Foto: AFP

Millones de personas estaban confinadas a sus casas en China este lunes 2 de agosto en un intento de contener el mayor brote de coronavirus en meses, incluyendo siete casos positivos en Wuhan, donde la enfermedad surgió por primera vez a finales de 2019.

El gigante asiático reportó 55 nuevos casos de COVID-19 de transmisión local. El brote de la variante Delta, de rápida propagación, ya llegó a más de 20 ciudades y más de una docena de provincias.

El foco en Wuhan se produjo después de la publicación diaria de datos oficiales, pero fue confirmada por medios estatales, que dijeron que los contagios se habían rastreado hasta una estación de tren.

“Los siete fueron identificados como trabajadores migrantes”, informó la agencia oficial de noticias Xinhua, citando a funcionarios de prevención y control del virus.

En las grandes ciudades, incluida Pekín, se testeó a millones de residentes, se acordonaron residencias y se pusieron en cuarentena a contactos cercanos de personas contagiadas.

Las autoridades de la capital se reunieron y acordaron “aumentar la vigilancia, tomar estrictas precauciones y defender (la ciudad) hasta la muerte, sin escatimar gastos”, indicó el Gobierno de Pekín.

En la ciudad de Zhuzhou, situada en la provincia de Hunan, más de 1,2 millones de personas fueron puestas en aislamiento estricto este lunes y durante tres días, mientras las autoridades llevan a cabo una campaña de test y vacunaciones, indicó un comunicado oficial.

“La situación sigue siendo sombría y complicada”, dijo el gobierno de Zhuzhou.

China había logrado hasta ahora reducir los casos locales a prácticamente cero, lo que permitió reabrir la economía.

Pero el último brote, vinculado a un foco en Nanjing donde nueve trabajadores de la limpieza de un aeropuerto internacional dieron positivo el 20 de julio, provocó más de 360 casos en las últimas dos semanas.

En Zhangjiajie, un destino turístico conocido por su parque forestal, surgió un brote el mes pasado entre los clientes de un teatro, que luego llevaron el virus a sus casas en todo el país. Así que se confinó el último viernes a sus 1,5 millones de habitantes.

Las autoridades están buscando urgentemente a personas que hayan viajado recientemente desde Nanjing o Zhangjiajie, e instaron a los turistas a no visitar las zonas donde se detectaron casos. Mientras tanto, Pekín bloqueó la entrada de turistas durante la temporada alta de viajes de verano.

Tras el descubrimiento de algunos casos entre los habitantes que habían regresado de Zhangjiajie, la capital solo permitirá la entrada a los “viajeros esenciales” con test negativos.

Los responsables de la ciudad pidieron el domingo a los residentes que “no salgan de Pekín a menos que sea necesario”.

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