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Chile: los rostros de una nueva representación constituyente

Cambio. Ciudadanos sin ninguna afiliación política se convirtieron en la primera fuerza de la convención que redactará la nueva Constitución chilena. Grupos son en su mayoría de izquierda y deben formar nuevas alianzas por el país.

Identidad. Francisca Linconao hace historia al ser la más votada entre los pueblos originarios. Foto: AFP
Identidad. Francisca Linconao hace historia al ser la más votada entre los pueblos originarios. Foto: AFP

Académicos, ecologistas, feministas, profesionales, artistas o líderes indígenas. Los independientes irrumpieron como un tsunami en el panorama político chileno y serán fundamentales en la redacción de una nueva Constitución que reemplace a la actual, vigente desde la dictadura.

En un hito sin precedentes y con un sistema que privilegiaba las listas de las grandes coaliciones, ciudadanos sin afiliación política a ningún partido consiguieron 48 de los 155 escaños.

La oposición de centro y de izquierda se hizo con 53 cupos, mientras que la derecha oficialista fue la gran perdedora de los comicios, con 37. Además, hay 17 escaños reservados para los pueblos indígenas.

Pero en la Convención Constitucional, la primera en el mundo en estar conformada por un número equilibrado entre hombres y mujeres, también habrá nombres conocidos de la política chilena.

Un crisol de rostros -la mayoría menores de 45 años- que es un buen espejo del Chile “real” y que tiene la responsabilidad de escribir las reglas del juego para las próximas décadas.

“Los constituyentes reflejan mucho mejor la sociedad chilena de los que históricamente ha reflejado el Parlamento. Hay una presión ciudadana importante para aislar a las élites”, indicó a Efe Lucía Dammert, socióloga de la Universidad de Santiago de Chile.

¿Quiénes son los hombres y mujeres que tendrán que redactar los principios fundacionales de un nuevo Chile en un plazo máximo de un año?

Triunfo de abogados

Aunque carecen de filiación partidaria, los independientes están alineados por lo general con ideas progresistas, y muchos buscan canalizar a través de la nueva carta magna las demandas que emanaron de las calles durante las masivas manifestaciones del 2019.

Una gran mayoría de ellos tiene formación en Derecho y proceden del mundo académico, como Fernando Atria, uno de los más votados en el oriente de la capital y considerado el intelectual de referencia de las grandes protestas estudiantiles del 2011, que consiguieron avanzar hacia la gratuidad universitaria.

También salió Daniel Stingo, abogado laboralista y comunicador que se hizo popular por conducir el programa ‘Tribunal oral’, una especie de ‘Caso cerrado’. En 2020, fundó el medio digital “La Voz de los que Sobran”, de línea editorial de izquierda. Su victoria fue celebrada entre sus seguidores.

“Esta Constitución va a ser de abajo hacia arriba, porque eso es lo que ha pedido el pueblo”, indicó por su parte el profesor constitucionalista y flamante convencional Christian Viera.

Otro nombre importante del mundo docente es Agustín Squella, ganador del Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales en 2009 y creador del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

De la cultura a Plaza Italia

El cambio de Constitución fue la salida que encontró la clase política para amainar las graves protestas y muchos de los convencionales forman parte de esa fuerza que emergió para exigir un país más justo, con mayores derechos sociales.

Una de ellas es Giovanna Grandón, una transportista conocida como “Tía Pikachu” porque acudía disfrazada del dibujo animado a las marchas, o la feminista Alondra Carrillo, exvocera de la poderosa Coordinadora Feminista 8M.

El feminismo reafirmó su potencia histórica. Esta transformación es irreversible”, indicó Carrillo. La cultura también estuvo muy presente en las marchas de personalidades como el premiado dramaturgo y flamante convencional Ignacio Achurra, de 41 años.

Ecologistas e indígenas

Chile vive su peor sequía en seis décadas y es uno de los países con mayor estrés hídrico de la región, una condición que los ambientalistas achacan al cambio climático, pero también al modelo de gestión privada del agua que implantó la dictadura neoliberal de Augusto Pinochet (1973-1990).

En un país donde el 8% de los recursos hídricos están actualmente en manos privadas, no es sorpresa que el agua fuese el leitmotiv de muchos candidatos.

Es el caso de Constanza San Juan, vocera de la Asamblea por el Agua de Huasco Alto, que lucha contra un polémico proyecto minero en el desierto de Atacama (norte). O de Carolina Vilches, miembro de Modatima, una organización que se enfrenta a los grandes productores de palta en la zona central.

El medioambiente es también una de las principales preocupaciones de los 17 convencionales indígenas, de los que la “machi” Francisca Linconao fue la que obtuvo la votación más alta.

Ninguna de las tres Constituciones que ha habido (1833, 1925 y 1980) reconocen la existencia de indígenas, por lo que la denominación de Chile como un Estado plurinacional es una de sus grandes aspiraciones.

“Se trata de un momento de cambios para Chile que la ciudadanía ha respaldado en las urnas, pero que iniciaron en las calles durante el estallido social del 2019”, dice el analista y académico de la Universidad de Chile Gilberto Aranda, quien ve con mucha impresión la llegada de los independientes y su futura adherencia a los grupos políticos en la Constituyente.

Infografía-La República.

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