Fue condenada a muerte por asesinar a sus hijos, pero misteriosa huella podría mostrar su inocencia
Darlie Routier dijo que un intruso había asesinado a sus pequeños, pero la investigación la contradijo, por lo que fue sentenciada. Hoy, a 24 años del horror que sacudió a Texas, Estados Unidos, una enigmática pista podría sacarla del corredor de la muerte.
La historia de un terrible asesinato de dos niños ocurrido en 1996, y por el cual su madre fue condenada, podría tomar un giro, 24 años después del trágico momento que se vivió en Texas, Estados Unidos.
Todo ocurrió en la madrugada del jueves 6 de junio de 1996, cuando Darlie Routier (26) y sus dos pequeños, Devon y Damon, de 6 y 5 años, dormían en el piso inferior de su casa, frente al televisor, mientras el esposo Darin Routier descansaba en la habitación junto a Drake, el más pequeño de solo 7 meses.
Esa tranquila noche que la familia vivía pasó a convertirse en una escena de terror cuando el ruido de vidrios rotos y los gritos destemplados de su mujer despertaron a Darin. Corrió para ver qué era lo que ocurría y lo que encontró fue que el living era un mar rojo.
Ante la macabra escena, la mujer gritaba desesperada que un hombre blanco vestido de negro, con una gorra, los había acuchillado a ella y a los chicos. Ella llamaba al 911, mientras que el padre intentaba salvar la vida de sus pequeños, pero nada pudo hacer, ya que Devon se encontraba con el pecho lleno de agujeros y Damos, con los ojos abiertos y agonizando, no pudo decir nada.
Tras unos largos minutos de espera, la Policía llegó a la casa donde se suscitó la tragedia en ciudad de Dallas, en el estado de Texas, Estados Unidos. Las autoridades no encontraron nada ni nadie, solo el mosquitero de la ventana del garaje, el lugar por donde Darlie dijo que había escapado el intruso, estaba cortado.
Darlie Routier junto a sus dos hijos mayores que fueron asesinados en una fatídica noche. Foto: Facebook
Al llegar la ambulancia, Darlie estaba sosteniendo con su mano una toalla contra su propio cuello herido. Su cara desencajada, los ojos azules, su melena rubia y despeinada, y el camisón manchado de sangre conforman la trágica fotografía de una madre en la situación límite de su vida.
Luego de permanecer cerca de 48 horas en el hospital, la mujer fue dada de alta y el sábado 8 de junio de 1996 declaró lo que había pasado, mientras que su marido hizo su parte anteriormente, según informa el portal Infobae.
Tres días después del terrible suceso, el 9 de junio, los niños fueron enterrados. Pero el día 14, cumpleaños del hijo mayor, Darlie y Darin llevaron a cabo un festejo que resultaría sumamente perjudicial para la joven madre en el juicio que vendría. Celebraron el cumpleaños de su hijo fallecido y soltaron decenas de globos amarillos celestes y rojos, y cantaron, al lado de su tumba, el cumpleaños feliz.
En este momento, algo que llamó la atención, captado por las cámaras de televisión, fue que se observó a una Darlie sonriente y tirando serpentinas en aerosol mientras se le veía mascando chicle ostensiblemente. Posterior a ello, la pareja dijo a los medios de comunicación que no tenían nada que esconder, que no tenían idea por qué alguien había asesinado a sus hijos.
Las imágenes de la mujer sin mostrarse devastada por el asesinato de sus hijos se convertirían en el pasaporte de Darlie a un largo juicio y que se mantendría vigente hasta la fecha.
Ahora el caso se volvía en un enigma, pues para los investigadores de homicidios el relato de lo ocurrido contado por Darlie no conjugaba para nada con la escena del crimen. El de Darin concordaba perfectamente, además, ella nunca lo había situado en el piso inferior durante los hechos.
Escena del crimen
Una de las cosas que los investigadores notaron en la escena del crimen y el relato de la mujer fue que no había sangre en el sofá donde ella estaba durmiendo y donde supuestamente había sido acuchillada en el cuello.
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Asimismo, el detective Jimmy Ray Paterson testificó en el juicio que la policía había encontrado sangre cerca de la cocina y en la puerta principal, y que extrañamente no se había hallado nada al lado de la ventana del garaje, por donde dijo Darlie que se había escapado el intruso. Tampoco la había fuera de la casa.
Otro punto que también agregó el investigador durante el juicio fue que Darlie no había demostrado mucha preocupación por sus hijos mientras la Policía la entrevistaba esa fatídica mañana y, ante ello, su abogado alegó que su comportamiento se debía a los sedantes.
Otro doctor que la examinó sostuvo que las heridas que ella presentaba aparentaban ser autoinfligidas y que eran más bien superficiales. Las declaraciones de varios enfermeros que la atendieron esos días en el hospital también la dejaron mal parada. Según ellos, había dado diferentes versiones sobre cómo había ocurrido el ataque.
Por otro lado, uno de sus propios cuchillos de cocina tenía rastros del mosquitero roto, concluyendo que ella misma lo habría utilizado para cortarlo, indicó la policía.
En octubre de ese año, la pericia forense sobre las manchas describió que la media con sangre hallada varias casas más allá del hogar de los Routier contenía ADN de Darlie y la sangre era efectivamente de los chicos. También se demostró que la ventana del garaje por la que habría salido el supuesto asesino estaba cubierta con polvo y que este no se había visto alterado en absoluto. Una clara indicación de que por allí no había salido nadie. Incluso las flores, que estaban debajo de la ventana, tampoco habían sido pisadas.
A pesar de los años que se ha venido investigando, su esposo y familia han creído en la inocencia de Darlie. Foto: difusión.
Además, las gotas de sangre que tenía su camisón, detrás del hombro derecho y que pertenecían a sus hijos, tenían el patrón que dejaba la hoja del arma asesina. Esto dijo el experto Tom Bisel al testificar: los rastros de sangre que se encontraban en la parte posterior de la camisa de dormir de Darlie indicaban la hipótesis de que la mujer había levantado el cuchillo por encima de su cabeza varias veces mientras lo retiraba de cada niño para apuñalarlo una y otra vez, dejando ese reguero sangriento.
Asimismo, el agente especial del FBI, Alan Brantley, sostuvo que, para él, la persona que mató a Damon y Devon era alguien que los conocía y añadió que parecía que el atacante había tenido más cuidado con las cosas de la casa que con los chicos, ya que era raro que no hubiera atacado primero a Darlie y que las heridas sufridas por los menores no eran para nada comparables con las de su madre.
Sobre lo recaudado por los investigadores y del cual la hacían ver como la culpable, Darlie dijo que era inocente y sostuvo que peleó con el asaltante, que tiraron un rack de donde cayó la copa de vidrio para vino, que intentó perseguir al intruso, pero no le creyeron.
No obstante, algo que no encaja y que podría ser la salida a la acusación contra Darlie, es la única huella dactilar no identificada (que no pertenecía a nadie de la familia ni a nadie que hubiese participado de la investigación y hubiera estado en la casa) hallada en la mesa ratona. Pero estaba demasiado dañada para extraer el ADN.
En medio de las investigaciones, el 6 de diciembre de 1996, a la vez que Darin Routier vivía en casa de unos familiares, el hogar familiar les fue arrebatado por el banco porque no habían pagado desde el crimen los 1300 dólares mensuales de la hipoteca. Mientras que, el 1 de enero de 1997, Darlie fue trasladada a la prisión Kerr County.
El 4 de febrero de 1997, Darlie fue condenada a la pena de muerte por inyección letal, por el homicidio de su hijo Damon. El asesinato de su otro hijo Davon, increíblemente, nunca llegó a juicio.
El final podría dar un giro para Darlie
Douglas Mulder, uno de los abogados de la defensa, dijo que no había ninguna razón para que ella hubiera querido matar a sus hijos y que no era realista acusarla de montar la escena del crimen.
El jefe forense de San Antonio, Vincent DiMaio, testificó y dijo que la herida en el cuello de Darlie estuvo a dos milímetros de la arteria y que eso no era compatible con las heridas autoinfligidas que él había observado en su carrera.
Los que la defienden hacen notar también que el brazo herido es el derecho y ella es diestra. También sostienen que hubo, a ochocientos metros de la casa, otro intento de robo similar cortando un mosquitero. Una testigo, Darlene Potter, declaró haber visto a dos hombres de apariencia sospechosa en el área esa noche.
Es así que la salida que podría tener Darlie estaría en la huella encontrada en la mesita ratona. “Esa huella podría ser la del intruso”, dice Darin. Asimismo, el abogado indicó que las pruebas se contaminaron porque la ropa de Darlie y la de sus hijos fue puesta en una misma bolsa de evidencia.
Durante 2008, se le concedió a Darlie Routier el derecho de hacer nuevas pruebas de ADN. No hubo mayores resultados. El 29 de enero de 2014, el juez jefe del Distrito Occidental, Fred Biery, concedió una petición del fiscal y la defensa del caso Routier para hacer más pruebas de ADN en relación a la huella de sangre encontrada en la casa, al calcetín ensangrentado y a la bata de noche de Darlie. Pero no se supo nada más.
En tanto, de acuerdo a las informaciones obtenidas por ABC News, el testimonio de la vecina Jenny Lankford fue que Darlie parecía aliviada de que los chicos ya no estuvieran. Además, un familiar de la acusada, Jackie Rogers, fue citada reconociendo que “siempre estaba gritando insultos, diciéndoles ¡saquen su culo de acá! ¡vayan a abajo ya mismo! Lo mandoneaba mal al pequeño Devon y lo empujaba hacia abajo. En mi opinión abusaba emocionalmente de ese chico”.
Además, Mercedes Adams, una amiga de Darlie que fue con ella a ver cómo había quedado la casa cuando fue dada de alta del hospital, relató que cuando entraron al living, Darlie puso sus brazos en una jarra y dijo: “¡Mirá este puto lío! Costará una fortuna arreglar esta mierda”. Mercedes dice que la agarró de los hombros, la miró a la cara y le preguntó: “Darlie, mírame a los ojos y dime que tu no mataste a los chicos”. Mercedes no pudo creer la respuesta que obtuvo. Darlie, mirándola a los ojos como le había pedido, le dijo: “Voy a conseguir una alfombra nueva, nuevas cortinas y arreglar este lugar”.
Darlie Routier sigue luchando por su libertad, y en el 2022 tendrá la misma cantidad de años vividos en prisión que los disfrutados en plena libertad. Foto: difusión.
Esta historia todavía continúa, pero Darlie no se encuentra bien, ya que tiene momentos de inestabilidad e ideas suicidas, pero hay muchos que tienen todavía un resquicio para la duda e intentan revertir su condena a muerte. Su madre, Darlie Kee, su hijo Drake y su exmarido sueñan con verla en libertad.