Joan Manuel Serrat: despedida con amigos
Gratitud. El cantautor español dijo adiós a Lima en su extensa gira final denominada ‘El vicio de cantar’.
Juan Alvarez
“He venido para despedirme”, dijo Joan Manuel Serrat al empezar su concierto, la noche del miércoles 16, en el Arena Plaza del Jockey Club. Las cerca de 2.600 personas que se habían reunido para verlo y oírlo respondieron con reproches a su decisión de abandonar los escenarios, bastante comprensibles: la voz del cantautor español mantiene un nivel respetable y sus cualidades para teatralizar durante sus monólogos están intactas. Además, la complicidad que muestra con la magnífica banda que lo acompaña en esta gira aseguran –como se pudo comprobar- un recital de alto nivel. Probablemente por eso en los intervalos de un bien balanceado repertorio se oían los murmullos: ¿por qué se retira?
Pero las inquietudes expresadas en voz baja se disipaban cuando empezaba una nueva melodía, sobre todo si esta era el preámbulo de algunos de los clásicos de Serrat.
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Se pudo oír ‘Señora’, ‘No hago otra cosa que pensar en ti’, ‘Para la libertad’, ‘De cartón piedra’, ‘Mediterráneo’, ‘Cantares’, entre otros. Entonces llegaba el silencio respetuoso, devoto. Como si en ese momento todos fueran cómplices de una abrumadora invasión de recuerdos. Un ataque de nostalgia imposible de contener.
Esa complicidad tuvo picos altísimos cuando el trovador pidió a sus seguidores que cantaran con él. Estos no le fallaron. Las cámaras enfocaron al público y quedó en evidencia lo que se presumía: rostros emocionados de muchísimos adultos que, incluso con algunos LP del español en la mano, se declaraban sus fans sin que tuvieran la necesidad de decirlo. Si Lima se había confirmado como buena plaza para espectáculos pirotécnicos y altisonantes como las de Coldplay, Daddy Yankee y Bad Bunny, se ratificaba ahora que también lo es para recitales donde la poesía se hacía canción.
Dos horas estuvo Joan Manuel Serrat contando su historia y deconstruyendo la historia de las canciones que lo han acompañado desde 1965. Y como regalo a sus seguidores ofreció un sorpresivo dúo con Úrsula Amargós, la violinista de la banda, para interpretar la emocionante ‘Caprichoso es el azar’. Después, fue cerrando el show con ‘Aquellos locos bajitos’, ‘Penélope’ y ‘Fiesta’.
“Todo lo que empieza, acaba”, reiteró Serrat antes de (ahora sí) decir adiós. Los reproches de su público también terminaron y dieron pase a las muestras de cariño, de agradecimiento. Al final, la visita a Lima de Serrat en su última gira antes de retirarse fue una entrañable velada. Fue una despedida entre amigos.