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Armonía 10, la nueva generación: los herederos de Walther Lozada

Sobrino y nieto del exdirector de la orquesta de cumbia tendrán la misión de continuar con su legado.

Matías (izquierda) y Leandro (derecha) saben de la importancia de mantener a la agrupación por lo alto. Foto: Clinton Media/La República
Matías (izquierda) y Leandro (derecha) saben de la importancia de mantener a la agrupación por lo alto. Foto: Clinton Media/La República

Con información de Rosa Quincho/URPI-LR

Walther Lozada, líder y director de la orquesta de cumbia Armonía 10, falleció este lunes 25 de julio. En su natal Piura, seres queridos, compañeros de profesión y allegados se dieron cita para homenajear al artista que dejó consigo a una legión de fanáticos de la música en duelo.

En su memoria se organizó un concierto que congregó a miles de personas y, entre tantas caras conocidas de la cumbia, se presentó el nieto de Walther: la nueva generación de la agrupación, que tendrá la dura tarea de continuar el legado familiar.

Tanto el nieto, de nombre Matías, como su sobrino Leandro, de 14 y 18 años, respectivamente, deberán trabajar para continuar con esta herencia musical. Ambos conversaron con La República y contaron algunas anécdotas y expectativas musicales.

El primero fue Leandro, hijo de Javier Lozada, hermano de Walter, quien explicó que desde muy pequeño acudía al estudio de grabación y movía las congas, los timbales y el piano. “Me iba enseñando, me enseñaba lo que era un acorde, a ‘mambear’ en el piano. Mi tío Walther siempre se mostró como una persona que confiaba en mí”, explicó.

Añadió que logró ingresar a una universidad capitalina, en la que estudiará justamente música con la expectativa de emular a su tío y su padre. Terminó recordando que su primera vez en los escenario fue a los 6 años, en la concha acústica de Piura, donde interpretó el tema “Niña tú”.

Por su parte, Matías, nieto de Walther, que está a poco de culminar el colegio, reconoció la importancia de continuar el camino que dejó su abuelo. Así, narró cómo fueron los últimos meses con vida de este: “Últimamente, he estado con mi abuelo; han sido muchas las veces que lo fui a ver cuando estaba en Lima. Me daba tristeza verlo en esa cama”.

Se mostró nostálgico al comprar estos momentos con las veces en que ensayaban juntos, principalmente, en las noches, de 8 p. m. hasta la 1 a. m. “Me apoyaba con la afinación. Me ayudó con lo necesario y le agradezco todo lo que ha hecho por mí. Ahora está más tranquilo, reunido con los maestros de maestros”, sentenció.