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Andrea Martínez: Las radios no quieren hacer negocio con música nueva y crear grandes artistas

Andrea Martínez cuestiona la inactividad de las emisoras locales para convertir artistas en marcas rentables que hagan crecer la industria.

La cantautora peruana Andrea Martínez espera algún día ser reconocida como ‘La reina del pop perucho’. Foto: Andrea Martínez/Instagram
La cantautora peruana Andrea Martínez espera algún día ser reconocida como ‘La reina del pop perucho’. Foto: Andrea Martínez/Instagram

Admirada entre sus colegas como Naïa Valdez y Roxie, Andrea Martínez se erige como una de las cantantes peruanas con mayor proyección. No obstante, la propia artista cuestiona la falta de una industria musical, en especial en las radios locales, que ayude a un nuevo talento a lograr alcanzar el éxito comercial.

En conversación con La República, la cantante pop reflexiona sobre esta problemática, además de revelar cuáles son sus proyectos más cercanos.

- Tuviste la oportunidad de crearte un nombre artístico, pero optaste por tu nombre real, ¿por qué?

Eso fue por falta de creatividad y pereza.

Mi nombre de Instagram me gusta mucho (@andreaquemira), pero eso fue después y ya me quedé como Andrea Martínez.

- ¿Y con cuál apelativo te gustaría ser conocida?

Como la ‘Reina del pop perucho’, de frente con la pata en alto (risas).

- En tu perfil en Instagram defines tu música como pop ácido.

Se me hace un poco odioso definir lo que hago (como a muchos músicos).

Pero escuchando cómo las personas definían lo que hacían, dije: “Bueno, esto es pop, porque las melodías son recordables”. Y eso es lo que busco en las letras, aunque a veces me contradigo, porque quiero experimentar más y uso un montón de géneros musicales.

Y mi expresión al momento de grabar y subir al escenario es como ácida. Entonces, usando una analogía de cuando comes limón pasa rico, pero haces una cara, diciendo: “¡Oh! ¡Qué intenso!”. Bueno, así es como veo mi música.

- Ahora, acabas de lanzar “Despegar” con Gonzalo Calmet.

Es una colaboración, una composición suya y que me invitó a grabar hace bastante tiempo, antes de pandemia. Se quedó ahí porque cada uno estaba haciendo sus cosas, yo saqué mi disco. Y ahora, Gonzalo me dijo: “Oye, voy a sacar de una vez la canción”.

- Y ahora, ¿en qué estás trabajando?

Estoy haciendo material audiovisual basado en mi primer disco, Drama (2020). La primera entrega audiovisual ha sido “Dragones”. Ahora va a salir el videoclip de “Curar”, que es otra canción muy importante del disco, una de las más escuchadas de este. También se vienen más colaboraciones internacionales.

- ¿Con quiénes?

Solo puedo decir que hay unos coqueteos con Argentina, Chile. Va a estar interesante la cosa. Todo eso haciendo cama a lo que sería mi segundo álbum.

- ¿Te resulta muy complicado sacar adelante nuevos proyectos como artista independiente?

Definitivamente, es un reto. Así tengas mucha plata, tu familia tenga plata o tu papá te lo financie o no, siempre tus ideas pueden ser más ambiciosas de lo que tienes. Entonces siempre va a haber ese nivel de frustración: “¡Ah, rayos! ¡Quiero más!”.

Pero lo bonito es ver que en lo poco, en la limitación, ahí es donde se luce la creatividad.

Siempre es un problema el dinero, el financiamiento. Es como un negocio que siempre le estás dando y dando, porque dices: “Es mi negocito, tengo que cuidarlo, porque todavía sé que no me va a dar”. La música es más lenta aún, es un fenómeno que se te da el siguiente año. Es una carrera no de velocidad, sino de resistencia, constancia.

- La pandemia arruinó gran parte de ese negocio...

Afectó en el crecimiento orgánico en la vida real. El contacto real con la gente, ahí es donde realmente ellos se enamoran de ti.

- ¿Y en redes sociales no sucede eso?

En las redes sociales ves la historia, te ríes un ratito y luego la pasas. Pero cuando estás en un concierto, un momento musical es muy diferente, es un recuerdo que te queda. Es otra cosa. En eso afecta. Y molesta un poco depender de la virtualidad.

Pero también es lindo ver dentro de esta crisis mundial, el arte se está haciendo más genuino, y ahora estamos buscando el corazón del artista.

El nuevo boom es hacer un disco. Bad Bunny ha sacado tres discos en un año, cuando antes era sencillo tras sencillo. Ahora hay una nueva era del arte, una nueva era de la música y eso es emocionante.

- Pero otros artistas consideran que sacar discos ya no es rentable y prefieren sacar single tras single para continuar vigentes.

Internet exige eso, deseas una canción un día y luego otra y así. Ya no hay fans acérrimos. En Perú no hay esa fanaticada de ‘me caso con este artista’.

Yo tengo otra lectura de la actualidad de la música, creo que los artistas están sacando música, es cierto, hay que mantenernos vigentes todas las semanas, hay que sacar contenido, un cover.

Mi otra lectura es que están sacando discos. Camilo está sacando discos, Nathy Peluso, Karol G, Bad Bunny, están sacando discos.

Yo sé que la gente tiene miedo de que se escuchen a la paporreta, pero en verdad las generaciones se marcan con discos, con álbumes, con statement, porque los álbumes son eso, statement, esta es mi onda, esto es lo que yo te presento como artista.

- ¿Qué disco te marcó a ti?

Cuando me divorcié de la música de mis papás empecé a escuchar New Metal, entonces todos los new metaleros eran varones, hasta que descubrí Evanescence, que era una chica cantando. Me quedé impactada.

Entonces, creo que uno de los discos que me ha marcado cuando yo tenía 12 años es Fallen (2003).

- ¿Y de tu propia producción?

Una de las canciones que tengo mucho orgullo y satisfacción de haberla escrito es “Los frutos lloverán” (2020), que pertenece a mi primer disco.

Es una canción que coquetea con deeps urbanos y lleva caporales, todo es un ambiente bastante peruano, y donde tiene una letra que me identifica mucho que dice: “Qué hago planeando, si no saldrá igual, Qué hago pensando que todo encajará, tiemblan mis manos, los frutos de mi cielo lloverán”. Es una letra que va perfectamente con estos tiempos.

- ¿Sueles incluir instrumentos andinos en tus canciones?

Era una meta. En todos mis álbumes quiero hacer eso, incluir estética de mi país, de donde soy, de lo que he oído desde niña. Estoy en esa volada, experimentando con diferentes cosas.

De repente un día me provoca hacer un funky pop, un funky rock, pero otro día quiero hacer una cumbia, entonces son decisiones que voy tomando por las corazonadas que tengo.

Justo ahorita que estoy trabajando en mi segundo disco, estoy abordando cosas que todavía no he presentado. Hay géneros que todavía quiero hacer desde el respeto, la investigación y el criterio, porque hay veces que tú quieres hacer de todo, pero no necesariamente te va a salir. Yo soy así, yo trabajo con mi hermano, y él me dice: “Chévere, pero no”. No es suficiente y descartamos canciones. Por eso hay que seguir haciendo, componiendo, experimentando.

- Habías mencionado que los fans peruanos no son de ‘casarse con el artista’.

En Perú, por ejemplo, hubo una gran depresión de manifestaciones musicales varios años, y ahorita está floreciendo desde las cloacas y los lugares más pitucos de Perú, están saliendo un montón de artistas, pero la evolución del público como espectador no ha sido tan grande, como está sucediendo con los artistas.

A veces los peruanos somos un poco chunchos, no nos miramos a la cara, nos da roche hablar.

Tú vas a un concierto en Argentina y todos están poniéndose de cabeza, no les interesa lo que dice la gente, es su momento, yo me expreso así. En cambio, acá no hemos roto esa barrera. Somos una sociedad reprimida por el machismo, la religión, muchas cosas más, y eso se nota también como público.

- ¿Te sientes presionada de escribir canciones con un mensaje profundo o social?

No, para nada. No soy de esas personas que dicen: “El artista tiene que exponer su steatement político, sociológico, ideológico”. No. Porque ahí ya estás limitando al artista. Hay música para todos y eso es lo lindo.

- Te obsesiona no tener más vistas o reproducciones, que tu música venda más.

En Spotify por un play te dan 0.003 céntimos de dólar, igual te ayuda. Quisiera que esos números fueran un poco más, y ni siquiera para comprar un carro usado, sino para hacer un videoclip. Entonces sí es un poco frustrante.

Y también porque está este corazón chiquillo que quiere que más personas conozcan su música, por supuesto.

Yo quiero crecer en Spotify, YouTube, Apple Music, donde la gente escucha mi música y otra es la obsesión por crecer en otro tipo de redes sociales: Instagram, TikTok, que no necesariamente son plataformas musicales en sí.

Yo lo llevo de diferentes formas, a veces sí me estresa, porque necesitas ser grande en estas redes sociales para que te den bola en tal festival, si no tienes tantos números no entras. Es un poco fregado.

- ¿Te han rechazado en festivales por no tener muchos seguidores en redes sociales?

Me lo han dicho no diciéndomelo. Ponen a gente que solo tiene una canción, que es más influencer que cantante.

- ¿Qué pasa con la radio? ¿Por qué tu música no suena en radios?

Porque simplemente no se les da la gana a los magnates de la radio. Dicen un montón de cosas, nosotros ponemos lo que la gente quiere escuchar. No, error. Nada que ver, ellos ponen lo que quieren que la gente escuche, es su negocio, y su negocio es tan cerradito, tan vetusto, que no se dan cuenta de que pueden hacer negocio con la música nueva que puede ser muy rentable, pueden hacer ídolos, artistas grandes y la gente lo va a consumir.

Es tan fácil sumarse a este nuevo negocio, crear marcas, porque tu artista puede ser una marca que te puede vender muy bien.

Así como en el escenario, que nadie ahorita está entrenando como artista de escenario. El escenario se gana, es otro arte.

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