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Danny Rosales revela su mayor aprendizaje como cómico: “Si no tienes humildad, estás perdido”

“Veía cómicos que caían en la droga, los malos hábitos y llegó un momento en que dije ‘Yo no quiero eso’”, contó Danny Rosales, quien forma parte de El wasap de JB.

Danny Rosales de El wasap de JB habla sobre su trayectoria como cómico. | Foto: Carlos Contreras (La República)
Danny Rosales de El wasap de JB habla sobre su trayectoria como cómico. | Foto: Carlos Contreras (La República)

Desde muy pequeño llevaba el humor en la sangre y lo demostraba en cada show escolar en el que participaba. A pesar de no haber estudiado una carrera como tal, Danny Rosales, quien integra el elenco de El wasap de JB, se educó en las calles, observando a los cómicos ambulantes, leyendo, prestando atención a cada detalle que podría serle útil para todas y cada una de sus interpretaciones.

Hoy, con 26 años haciendo reír al público en la TV y en la calle, el artista se ha convertido en una de las figuras más representativas de la comedia en nuestro país. Sin embargo, él tiene los pies en la tierra y es consciente de lo mucho que le ha costado salir adelante.

En conversación con La República, el cómico recordó cómo fueron sus inicios en el mundo del arte, reveló cuáles fueron sus grandes aprendizajes a lo largo de su carrera y habló sobre el gran éxito del que goza actualmente El wasap de JB.

Empezaste a los 15 años como cómico en la calle ¿Cómo llegaste a ello?

A los 15 años empecé a descuidar el estudio, lo cual estuvo mal, y mi mamá me dijo ‘Bueno, búscate un trabajo’, entonces busqué, hasta que llegué al parque Universitario y hubo un amor a primera vista entre el arte de la calle y lo que yo tenía que hacer. Me llevaba una libretita para apuntar y me quedaba horas mirando, empecé a ensayar frente al espejo y 15 días después hice mi primer ruedo en el mercado de mi casa, me saque como dos soles, pero estaba contento. Mi padre me dijo ‘Si te vas a dedicar a esto, que sea profesionalmente’, así que me metí a un taller con Ramón García y después tomé otros talleres.

Te iniciaste desde abajo, ¿Qué aprendiste ahora que te has convertido en uno de los humoristas más reconocidos?

Que la base de todo es la humildad, si no tienes humildad y no pisas suelo, estás perdido. No debes olvidar de dónde saliste porque eso te mantiene vigente.

Llevas 26 años haciendo reír a la gente en las calles y en la TV ¿Cuál crees que es la clave de tu éxito?

He sabido ser observador, veía muchos cómicos que caían en la droga, los malos hábitos y llegó un momento en que dije ‘Yo no quiero eso’. ¿Por qué cómicos de trayectoria que han estado en Risas y salsa llegan a una edad en la que tienen que pedir pensión de gracia? Nadie esta libre de nada, pero si te proyectas a juntar tu dinero para tu vejez, no habrá necesidad de ello, esa es una de las cosas que aprendo de Jorge (Benavides), él sabe juntar su dinero y cómo invertirlo.

Has interpretado muchos personajes, como ‘La abuela Maca’ ‘Maicelo’ o ‘Gomina Antoniazzi’ ¿A cuál de ellos les tienes más cariño y por qué?

A uno de los que más cariño le tengo es a Maicelo. El verdadero Maicelo, quien ahora es un gran amigo mío, me dijo ‘Me han hecho muchas imitaciones y les he agarrado cólera, el único Maicelo que me ha gustado es el tuyo porque es un personaje más tierno, más infantil’.

¿Alguna vez alguien te reclamó por alguna de tus imitaciones?

Con Romina (Antoniazzi) hubo un malentendido. Ella dijo que los jugadores la molestaban y eso la incomodaba, pero confesó que a su esposo le gustaba el personaje y que se mataba de risa cuando lo veía en El wasap de JB. Al final arreglamos el malentendido y nos abrazamos. No somos amigos, pero hay un respeto y una admiración mutua.

Confesaste que en un momento se te subieron los humos y tuviste que empezar nuevamente de cero ¿Cómo lograste levantarte?

Siempre guardaré en mi mente y mi corazón una frase que Mónica Zeballos me decía ‘Lo peor que le puede dar a un artista es la horrible enfermedad de estrellitis aguda’. La vida me ha dado mi jalón de orejas porque cuando nos sacaron de Panamericana TV, se acabó la magia, los autógrafos, los contratos, todo y tuve que volver a la calle, entonces reflexioné y empecé una nueva etapa como artista, aprendí a ser observador.

A lo largo de estos 26 años ¿Qué es lo mejor que te ha dado tu carrera como cómico?

Bueno, no es que en TV ganes un montón de dinero, pero te da exposición y eso te trae contratos. Me da un poco de tristeza porque hubiera querido que esta época de mi vida artística la disfrute mi mamá que ya no la tengo, pero si la disfruta mi papá y mis hijos, mi familia.

¿Quiénes han sido tus maestros artísticos?

Los monólogos los aprendí de la calle. Manolo Rojas, Fernando Armas, mi tío Melcocha y mi tío Barraza tienen extractos que si tú juntas llegas a formar un gran trabajo. Además, soy muy observador de los comediantes mexicanos y de los colombianos, me parecen extraordinarios.

Ahora formas parte de El wasap de JB, el cual tiene un alto rating ¿Cuál crees que es la razón de que el público se enganche tanto con el programa?

Jorge Benavides en sus redes sociales pregunta ‘Gente linda, ¿Qué quiere que hagamos esta semana?’ y es porque ha aprendido que el público puede ser su mayor guionista. Hacemos lo que la gente escribe y creo que por ese es el éxito del programa, porque sabemos escuchar la voz del pueblo. Además, Jorge se está preocupando por el público infantil, por eso estamos haciendo la secuencia de la tía Gloria con la Sirenita, los Pitufos, etc.

¿A qué se debe la frase ‘Tengo el orgullo de ser peruano y no soy feliz’?

Es una frase que inventé a raíz de la original. Cuando comencé a trabajar en la calle ví la injusticia en mi propia patria cuando las autoridades no nos dejaban trabajar. En Chile, Ecuador, Colombia, Argentina te dejan trabajar, el artista es querido, amado, muy valorado, aquí no.

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