Pequeña gran mujer, sus vecinos y familiares cuentan que a todas las adversidades y sacrificios ella les mostraba una sonrisa y seguía hacia adelante.,La historia de Susan Ochoa es digna de tomarla en cuenta. Su esfuerzo es el de miles y miles de mujeres peruanas que lucharon, luchan todos los días, por la familia, por sus sueños, contra adversidades y murallas. Cuando ella entonaba melodías en medio de los cajones de frutas que vendía en el mercado de Pátapo (Chiclayo), se habrá imaginado que en algún momento llegaría esa noche inolvidable en que miles en Viña del Mar la vitoreaban y aprobaban su canto. Igual seguro cuando vendió pescado, refrescos, marcianos. Cuando fue empleada del hogar. Pequeña gran mujer, sus vecinos y familiares cuentan que a todas las adversidades y sacrificios ella les mostraba una sonrisa y seguía hacia adelante. Así enfrentó a la vida, desde que su papá falleció en 1996 y tuvo que ayudar a su mamá y ver por los hermanos. Para eso, para luchar, encontró en su voz un fuerte aliado. De los cajones de frutas pasó a competir en 'Superstar', la vez en que el buen Pepe Vásquez hacía al principio gestos de desaprobación para luego terminar aplaudiéndola y aprobando su talento. Pasó a participar –igual con esos ojos asustados y levantando sus brazos gorditos, esos que no le gustan– en 'La voz Perú', y Gianmarco le dijo: "Con ese canto tendrás trabajo toda la vida". En Viña no era favorita. Tenía al frente la sensualidad de la ecuatoriana Dayanara y la localía de Neven Ilic. Pero triunfó. Es que ella es así. Está hecha para soñar, luchar, avanzar. Y seguir siendo una sonrisa para la vida.