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La evolución del catchascán

Titanes. ‘Gladiadores’ trae los años de gloria de la lucha libre peruana en una versión moderna. La República transmitirá uno de sus eventos hoy a las 8:00 p.m.

Wrestling’ en Estados Unidos, ‘puroresu’ en Japón, ‘pancracio’ en México, ‘pressing catch’ en España, no importa el nombre que se le ponga, todos sirven para denominar a esa actividad que combina la acción deportiva en un ring, con el drama de creativas historias elaboradas y con la espectacularidad de disfraces y máscaras. En esta parte del mundo le llamábamos ‘catchascán’ y en los años 60 y 70 no existía show alguno que se le pueda equiparar.

Cientos de personas hacían largas colas en el Luna Park de la avenida Grau para ver al Yanqui aplicar su famoso ‘avión’ a El Conde, y a presenciar el nacimiento de figuras que terminarían entrando en la historia de la lucha libre nacional como Sandokán, Mustafá, Atila, El Enfermero, entre otros.

Los días de gloria del ‘catchascán’ pasaron en un abrir y cerrar de ojos y no fue sino hasta mediados del 2000 que la pasión por las patadas voladoras y las llaves al ras de la lona renació con nuevos valores que combinaron la tradición de la lucha de antaño con la modernidad de las nuevas técnicas aplicadas alrededor del mundo, llegando a su cúspide con la breve transmisión de la empresa Imperio en televisión por cable. Sin embargo, pese a contar con figuras de renombre internacional, el proyecto quedó un stand by que se mantiene hasta ahora.

Una nueva generación

Pero la lucha libre es de esas actividades que no se pueden detener. Los atletas comparten el mismo nivel de fanatismo que los aficionados y siempre están ávidos por encontrar nuevos espacios. Es así que a inicios del 2019 nace ‘Gladiadores’, y su propuesta de eventos mensuales, rápidamente se ha puesto a la cabeza de esta nueva era.

El Danzak Arena de Surquillo y su ambiente cerrado, íntimo, casi clandestino, es escenario perfecto para que luchadores de experiencia como Axl, Reptil y Apocalipsis se combinen con el ímpetu de jóvenes salidos de su propia cantera, para ofrecer un producto distinto a lo visto anteriormente.

Uno de los guerreros más llamativos es Mansilla, luchador que le rinde tributo a los danzantes de tijera cada vez que se sube al ring, una cultura que siente tan suya como la consigna de desarrollar este deporte-espectáculo en nuestro país. Su contraparte es ‘El Virrey’ Rafael de Salamanca, el a veces querido y a veces odiado aristócrata limeño que se cree superior a todos. Desde la representación de lo barrial con el popular Cava, hasta lo fantástico en Zero, quien asegura poder ver el futuro, ‘Gladiadores’ tiene personajes e historias para todos los gustos. Y es que la lucha libre es eso: un reflejo exagerado de la vida misma, una batalla constante entre el bien y el mal que todos vivimos a diario, y es por eso que pese al eterno dilema sobre su legitimidad como deporte, lo que de ninguna manera se puede negar es que de alguna u otra manera, todos nos podemos sentir identificados.