¿Por qué los niños no deberían tomar café?
La obsesión hacia esta popular bebida ha escalado la línea generacional para instalarse como un gusto entre los más pequeños. ¿Qué riesgos conlleva esta preferencia?
Aunque pareciera que algunos dosifican su vida con cucharaditas de café, la relación entre la edad y la bebida es más importante que el antojo: metabolizar la cafeína sí es una tarea de adultos. Si bien una taza luce inofensiva para un niño, hay riesgos ocultos en cada trago.
La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los niños menores de 12 años eviten las bebidas con cafeína (café, té, refrescos, bebidas deportivas u otros productos), mientras que los adolescentes de entre 12 y 18 años deben limitar su consumo a menos de 100 miligramos al día.
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¿Por qué la cafeína es perjudicial para los niños?
Como los niños suelen tener un tamaño corporal menor, necesitan menos cafeína para alterar su funcionamiento. Por ello, ante un exceso, es probable que aumente el ritmo cardíaco y la presión arterial. Pero no serían los únicos daños:
- Reflujo
- Ansiedad
- Trastornos del sueño
“Los niños acuden a urgencias con un ritmo cardíaco irregular o taquicardia”, sostiene ante CNN el pediatra Dr. Mark Corkins, presidente del comité de nutrición de la Academia Estadounidense de Pediatría.
“La cafeína es un estimulante que aumenta el estado de alerta”, añadió. “Si tu hijo siente que necesita cafeína para pasar el día, sería mejor trabajar con un pediatra para identificar la causa raíz de lo que está creando la fatiga, en primer lugar”, añade.
¿La cafeína solo se encuentra en el café?
No. Según recoge el medio estadounidense, una botella de bebida deportiva puede contener casi 250 miligramos de cafeína según la marca, de acuerdo con una investigación de Consumer Reports.
Asimismo, una taza de té puede tener hasta 47 miligramos, mientras que un refresco dietético, 46. El chocolate también tiene algo de cafeína, y la cantidad aumenta a medida que el color se oscurece.
