Una novela con humanidad: “El tropiezo del sol” de Sonia Cunliffe
“El tropiezo del sol” va por su tercera edición, la cual cuenta con un prólogo de la destacada escritora argentina Dolores Reyes. ¿Por qué gusta mucho a los lectores?

La narrativa peruana atraviesa por un momento especial. En lo que respecta a este 2025, puedo decir que es un buen año, especialmente en novela, con títulos inscritos en el largo aliento y en la brevedad. Hay para todos los gustos y colores. Tenemos libros más vitalistas, con historias atractivas; y otros que requieren de lectores con kilometraje de lecturas. Ambas opciones son válidas.
Lo que sí he visto con preocupación es que la crítica no ha sido justa con los títulos que cuentan una historia, con las novelas de asunto, para ser más preciso, que apuestan por un lenguaje claro, y no por ello con menos epifanía. En este sentido, pienso que novelas como El retrato de la muchacha de Flandes de Rafael Flórez-Estrada y El último de los polinesios de Alejandro Estrada Mesinas debieron gozar de una mayor atención de la crítica local, tan abocada y atenta a textos que tienen al lenguaje como protagonista, pero sin esa sustancia que garantice la revelación literaria, es decir, la dimensión de la contradicción humana. El problema no es el lenguaje, obvio, sino que los malabaristas no transmiten nada con él.
En este escenario, habría que preguntarnos por el rol del verdadero juez. Si le preguntamos a cualquier escritor peruano en actividad qué prefiere, si tener reseñas o lectores, la mayoría dirá que lectores y un puñado indicará que reseñas. Las reseñas son necesarias, importantes, pero el problema de las reseñas es que no están dando en el clavo, peor en estos últimos tiempos en donde las reseñas incluso son usadas como trampolín a la fama, en donde quienes reseñan no le avisan al lector que son autores en actividad. O sea, son jueces y parte.
El prejuicio (“no me fijo en los libros que cuentan historias”) y el uso de la reseña como medio para fines discutibles no generan luz, sino oscuridad. Pero esta oscuridad, felizmente, no llega a los verdaderos lectores. De esa oscuridad salen perjudicados los autores que creen que esa oscuridad es luz. Transitan en un mundo paralelo a pesar de que el mundo real les dice en todas las formas que el libro celebrado en las reseñas no llama la más mínima atención del lector informado y cuyo destino es, la mayoría de las veces, la mesa de saldos.

"El tropiezo del sol". Imagen: Difusión.
Una novela con lectores
La trayectoria literaria de la artista visual Sonia Cunliffe llama la atención. Su último libro, la novela El tropiezo del sol(Planeta), tiene a la fecha varias ediciones. Es una novela que ostenta el mejor de los saludos: el de los lectores. ¿Pero qué tiene esta novela que la hace tan especial?
Para empezar, Cunliffe, al igual como lo muestra en su lado de artista visual, tiene cosas que decir en el terreno literario.
El tropiezo del sol nos presenta a dos mujeres unidas por la tragedia (una lo pierde todo en un terremoto en la India y la otra atraviesa una crisis matrimonial); ambas se conocen en México y se dan la mano para aguantar juntas el dolor. Esta es una novela que nos habla de la solidaridad de las mujeres (aspecto que debemos subrayar en estos tiempos en los que la sororidad se ha vuelto una extravagancia), de lo traumática que es la migración, de lo inestable que está el mundo y de la falta de conexión con el prójimo. Además, hay crítica en ella. Por ejemplo, los párrafos dedicados a la figura de la Madre Teresa de Calcuta. Este señalamiento no es nada poco. Es fácil criticar lo criticable, pero más de uno se la piensa cuando hay que abordar temas sensibles y que pueden hacer ruido. La Madre Teresa de Calcuta es intocable hasta para el narrador más bullicioso.
El tropiezo del sol es una novela positiva, pero no feliz. Es una novela que cuenta una historia y su lenguaje es claro. La razón de su éxito con los lectores, y últimamente con la crítica, no es otra que la sinceridad de su narración. El lector accede a una dimensión con ella: la expansión de la visión de la vida. De eso va, en realidad, lo que llamamos literatura.
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Dato:
En la última edición del Hay Festival Arequipa, Sonia Cunliffe presentó la exposición Las monjas y la mar.


















