Cultural

El efecto Labatut

Crítica. Tras el gran boom de ventas que generó Un verdor terrible y luego MANIAC, hacemos una lectura crítica de estas dos obras de Benjamín Labatut. 

Autor de éxito. Labatut ha vendido miles de copias y ha sido traducido a 22 idiomas. Foto: Wikipedia
Autor de éxito. Labatut ha vendido miles de copias y ha sido traducido a 22 idiomas. Foto: Wikipedia

Llevo escuchando hace tiempo que el chileno Benjamín Labatut es un genio y que debo leer Un verdor terrible. No suelo hacer caso a ese tipo de recomendaciones. Sin embargo, no dejo de prestar atención al éxito de un autor como el que he visto ha recibido este año MANIAC. Muchísimos diarios y revistas han incluido esta obra en sus conteos de lo mejor del año y los elogios siguen llegando a mis oídos. Salvo dos duras críticas de amigos lectores en los que confío plenamente, los libros del Labatut parecen deslumbrar a todos. De ahí el título del artículo. Pareciese que el autor ha logrado un efecto de fanatismo o deslumbramiento en sus lectores. Pero, como en todo, hay una fórmula, un artificio, y es este el que finalmente despierta mi curiosidad.

Un verdor terrible puede leerse como un libro de cuentos, eligiendo los textos sin ningún orden y leyendo lo que al lector le llame. Sin embargo, se trata de un libro conceptual no solo desde el tema, sino en la forma. Como bien señala el autor al final del texto, el porcentaje de ficción va aumentando conforme el libro avanza. Cada relato es producto de mayores libertades de quien lo escribe respecto al anterior, y eso —a mi criterio— lo enriquece. El tema se repite en todos los textos: vidas de científicos obsesionados con descubrir misterios del mundo a través de la ciencia, y que dialogan entre ellas. Se trata del clásico género literario de las vidas (pensemos en Plutarco, Schwob o Borges).

Hasta ahí, el proyecto suena muy interesante. No obstante, literariamente, me parece que los primeros capítulos resultan poco valiosos. Están más cerca de un enlace enciclopédico que de otra cosa. Formalmente, no son más que un texto claro que acumula una cantidad de datos que es fácil olvidar y aún más fácil no comprender del todo. Al ser Anagrama una editorial principalmente literaria, dudo que la mayoría de sus lectores se manejen en los conceptos científicos que el libro abarca. Ahí surge nuevamente esto a lo que llamo el efecto Labatut. En artes plásticas mucho se dice que la gente valora lo que no entiende. En literatura sucede lo mismo.

Es fácil marear al lector con una enorme cantidad de datos científicos y/o intelectuales para crear la ilusión de que uno está consumiendo —e incluso entendiendo— un texto genial, erudito. ¿Cuántos se sienten inteligentes cuando sostienen un libro de Borges? ¿Cuántos lo entienden a cabalidad? No dudo de la genialidad de uno de mis autores favoritos, pero en los malos lectores un poco que funciona igual con Labatut. Nada entienden y mucho les asombra. La humanidad y la intensidad que tiene la literatura que me interesa no la encuentro hasta el final de libro: una nouvelle titulada “Cuando dejamos de entender el mundo” en la que se cuenta la historia de Erwin Schrödinger y Werner Karl Heisenberg, dos genios indiscutibles. En este relato —mucho más ficticio—, el autor sí deja correr la literatura y la usa muy bien para adentrarnos en los problemas humanos que atravesaban estos personajes y otros.

En el epílogo sucede algo parecido, aunque muy en otro estilo (más literario y quizás el que más me gusta). Toda la primera parte podría haber sido escrita por la Inteligencia Artificial que hoy aterra a muchos y le simplifica la vida a otros, pues no encontramos más que un vómito de datos ordenados de una manera coherente en torno a un personaje histórico. Sí, puede ser interesante, pero no como literatura, sino como me es interesante leer Wikipedia o la Enciclopedia Británica.

Ahora, pienso que esta progresión desde el texto más robótico y menos literario, al más humano y literario es conceptualmente interesante, siendo el tema la búsqueda científica la columna vertebral de Un verdor terrible.

El caso de MANIAC es distinto. Se trata de un proyecto mucho más ambicioso que se divide en tres segmentos, y que nos lleva a través de la progresión de la ciencia y cómo esta amenaza con gobernar al hombre. El libro es también difícil de clasificar, pero podemos hablar de tres novelas que en conjunto crean un proyecto que explica la relación entre el humano y la máquina.

 Un verdor terrible. Anagrama 2020 y MANIAC. Anagrama 2023. Foto: difusión

Un verdor terrible. Anagrama 2020 y MANIAC. Anagrama 2023. Foto: difusión

La primera parte tiene como protagonista a Paul Ehrenfest, físico austríaco íntimo de Einstein. El propósito de este segmento breve es introducir la idea central del libro: los peligros de la ciencia. La primera escena muestra el suicidio del científico tras asesinar a su hijo con síndrome de down. ¿Por qué lo hizo? Porque cree que el alma de la ciencia ha sido corrompida. El auge del nazismo lo comprueba, los avances de la ciencia están dirigidos a crear armas y amenazas para la humanidad, en vez de conocimientos que ayuden a mantener un mejor modo de vida. El segundo personaje demuestra la verdad de la tesis del primero.

“John o los delirios de la razón” es el título de la segunda historia. En este segmento —el más extenso del libro y el mejor— Labatut trata de reconstruir quién fue Johnny von Neumann, matemático húngaro considerado el hombre más inteligente del mundo, el hombre que trabajó creando la bomba atómica y que inventó la primera computadora. A través de esta historia, el autor propone un segundo momento de la ciencia: la ambición, las capacidades y la genialidad de la ciencia desarrolladas por el hombre. Más allá de la fascinante historia del matemático —que no es mérito del autor—, el trabajo de Labatut se hace notable en su método de contarla. El escritor elige crear una suerte de policial muy como Los detectives salvajes en el que una serie de testimonios de personajes históricos vinculados a Von Neumann explican distintas facetas y aproximaciones a la vida del científico que sostenía que “para el progreso no hay cura”.

El resultado es un conglomerado de impresiones y anécdotas que crean un ambiente realmente maníaco en torno a la peligrosidad de desarrollar ciertas tecnologías. La gente cercana a él nos contagia sus preocupaciones, sentimos el miedo de su familia, vemos la locura del personaje. Gran elección de forma que nos permite entrar a la intimidad del personaje histórico. Un acierto literario. El personaje no cree en los límites y en nombre de la ciencia es capaz de desarrollar tecnologías que directamente acabarían con miles de personas. De igual modo, la creación de la computadora supone una sensación de tensión, oscuridad y amenaza, que sugiere el nacimiento de un poder tecnológico capaz de superar las capacidades humanas. La creación de la MANIAC (Mathematical Analyzer, Numerical Integrator, and Computer) desencadena el tercer tema tratado en el libro: la inteligencia de las máquinas.

Con un escenario muy diferente —una leyenda china en torno a la creación del juego Go—, el escritor nos introduce al tercer momento del desarrollo de la ciencia: las máquinas que superan a sus creadores. La historia relata el desarrollo de los primeros dispositivos que aplicaron la Inteligencia Artificial. El ajedrez por computadora y luego el AlphaGo fueron la prueba del nivel de “inteligencia” que podía alcanzar una computadora. El tema se desarrolla en torno a Lee Sedol, uno de los mejores jugadores de Go de la Historia.

El libro utiliza como artificio temas enormes, personajes extremadamente ambiciosos e ideas de una genialidad absoluta para generar en el lector un empoderamiento o una sensación de inteligencia durante su lectura. Sin embargo, esta vez no es esto lo central ni lo único. MANIAC juega con sus formas y con la estructura tripartita para crear diversas sensaciones en el lector y presentar una tesis sólida sobre la ciencia. El recuento histórico de los científicos es más una excusa para crear ciertas reflexiones que se agudizan al sentir en carne propia la intimidad de los personajes. En un inicio sentimos la preocupación de Ehrenfest, luego vivimos la ambición y el poder de Von Neumann y, finalmente, experimentamos la ansiedad de Sedol cuando se da cuenta de que jamás podrá superar a la máquina. En este caso, aplaudo al efecto Labatut. No caben dudas de que se trata de una gran novela.