Día del Padre: La vida es bella y la escena de Guido con su hijo que rompió corazones
"¡Hemos ganado!", la frase del pequeño Giosué le dio fin a una de las historias más aplaudidas en el cine. El amor de un padre reflejado en una película.
Con el confinamiento social todavía activo en nuestro país, este Día del Padre será un poco diferente, por lo que sentarse a ver una película junto a la familia siempre será una buena opción.
En ese sentido, La vida es bella es de esas historias que reúnen a todos en casa y que nos recuerdan el inquebrantable lazo que existe entre un padre y sus hijos. Protagonizada por Roberto Benigni, Giorgio Cantarini y Nicoletta Braschi, la cinta tiene una escena que ha hecho quebrarse a más de uno.
La película ganadora del Oscar, ambientada en la época del holocausto Nazi, nos presenta a Guido Orefice (Benigni) haciendo hasta lo imposible para que Giosué (Cantarini), su hijo, esté alejado de la guerra y de los horrores a su alrededor.
Con una trama que explora el amor de un padre, la escena final de La vida es bella no solo es una de las más aplaudidas del cine, sino mezcla la pena, satisfacción y tristeza entre los espectadores.
En dicha secuencia se puede ver que Guido sigue un camión al pensar que dentro de él está Dora, su esposa, pero solo la confunde con alguien más. Cuando se da cuenta de su error, es capturado por un soldado alemán.
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Al percatarse que no hay marcha atrás, sigue las órdenes y pasa por el lugar donde había escondido a su hijo, a quien durante toda la película le había hecho creer que todo era parte de un juego. Realizando un paso singular, Guido ve por última vez al pequeño y es asesinado.
Roberto Benigni es Guido Orefice - Crédito: Miramax
Escenas después se ve cómo, con el paso de las horas, llegan miembros del ejército estadounidense y rescatan al niño. El menor se reencuentra con su madre libre del campo de concentración y le dice: ¡Hemos ganado!.