Científicos proponen utilizar el polen para resolver uno de los mayores problemas ambientales del planeta
El polen se convertiría en una alternativa ecológica para la fabricación de diversos productos, a través de innovadoras soluciones sostenibles.
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Cada primavera, el aire se llena de una polvareda dorada, pero lo que muchos consideran una simple molestia alérgica podría ser la clave para resolver varios de los problemas ambientales. En los laboratorios de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, los científicos han comenzado a explorar el polen como material ecológico para una variedad de productos, desde papel hasta esponjas.
El polen, que las plantas liberan de forma natural, es conocido principalmente por sus efectos sobre las personas que sufren de fiebre del heno, pero los expertos han descubierto su increíble potencial como biomaterial. Tras años de investigación, están transformando este polvo microscópico en una materia prima sostenible, capaz de reemplazar productos derivados de recursos más contaminantes y costosos.

El polen son unos polvos microscópicos producidos por las plantas (árboles, césped y hierbas). Foto: Wikimedia
El polen como material ecológico del futuro
A menudo, el polen se percibe como un simple residuo biológico, pero lo que muchos no saben es que este polvo contiene propiedades que podrían revolucionar la industria de los materiales sostenibles. El polen tiene una capa externa resistente, hecha de esporopolenina, un biopolímero que es tan fuerte que ha sido denominado el “diamante del mundo vegetal”. Sin embargo, cuando los científicos logran modificar esta estructura, pueden aprovechar su flexibilidad y versatilidad.

Proceso de elaboración del papel y esponja hechos con polen. Foto: Chemical and Molecular Engineering
El proceso de transformación, publicado en Chemical and Biomolecular Engineering, comienza con la eliminación de las grasas y proteínas alergénicas del polen, lo que permite a los investigadores modificar la estructura del material y convertirlo en una especie de microgel. Este gel puede ser utilizado para una variedad de aplicaciones, desde la creación de papeles ecológicos hasta esponjas biodegradables. Además, el polen es fácil de recolectar en grandes cantidades, lo que lo convierte en una fuente renovable y abundante, a diferencia de otros biomateriales como la celulosa, que requieren la tala de árboles.
Así se convierte el polen en papel, esponjas y más
La transformación del polen en productos útiles comienza con un proceso relativamente sencillo. Primero, los investigadores eliminan la capa oleosa que recubre los granos de polen mediante un tratamiento alcalino. Después, se somete el polen a una solución de hidróxido de potasio a 80°C, lo que altera su superficie y lo convierte en un material mucho más flexible, similar a la plastilina.
Una vez que el polen ha adquirido esta consistencia más maleable, los científicos pueden moldearlo en una variedad de formas. Por ejemplo, cuando se vierte sobre un molde plano y se deja secar, el microgel se convierte en un papel o película fuerte pero flexible. Este papel tiene un alto potencial para ser utilizado en aplicaciones como la impresión, la escritura o el embalaje, ofreciendo una alternativa mucho más ecológica que el papel tradicional, que requiere grandes cantidades de agua y recursos.
Además, al ser sensible a factores como el pH y la humedad, el polen transformado podría ser utilizado para crear dispositivos inteligentes, como actuadores que reaccionan a cambios en el ambiente. Las propiedades únicas del polen lo convierten también en un excelente material para fabricar esponjas biodegradables que podrían tener aplicaciones en el cuidado de la salud y el medio ambiente.
Aplicaciones sostenibles del polen
El polen no solo tiene aplicaciones en la fabricación de papel o esponjas. Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, están explorando su uso en la medicina. En particular, están desarrollando técnicas para vaciar las cáscaras de polen y utilizarlas como vehículos de entrega de medicamentos, lo que podría mejorar la precisión en el tratamiento de enfermedades oculares, pulmonares y estomacales.
Además, el polen tiene el potencial de ser una fuente clave en el desarrollo de materiales para la energía solar. Dado que el polen es naturalmente resistente a los rayos ultravioleta, algunos investigadores sugieren que podría reemplazar materiales fotovoltaicos en paneles solares, ofreciendo una alternativa más económica y menos destructiva para el medio ambiente.
Este biomaterial también se destaca por su capacidad de formar esponjas porosas, que podrían ser utilizadas en aplicaciones como el tratamiento de derrames de aceite o la creación de andamios para la ingeniería de tejidos. Todo esto resalta el valor del polen no solo como un residuo biológico, sino como un recurso que puede ayudar a reducir nuestra dependencia de materiales sintéticos y no renovables.
Los productos a base de polen aún tienen un largo camino por recorrer antes de llegar al mercado, según el bioingeniero e investigador del estudio, Shahrudin Ibrahim. La clave ahora mismo es predecir los desafíos e idear soluciones sostenibles. Con otros biomateriales en los que trabajan los investigadores, como el quitosano y la celulosa, es necesario destruir un crustáceo o un árbol. En comparación, el polen consume muchos menos recursos: "No estamos destruyendo la planta y tampoco estamos destruyendo las flores", afirma Ibrahim.




















