La risa no es solo humana: estudio científico revela su origen evolutivo y beneficios terapéuticos profundos
La risa tiene raíces evolutivas, compartidas con otros animales como primates y mamíferos. Así, emitir sonidos de alegría durante el juego ha sido esencial para crear lazos sociales en nuestra especie.
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«Defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y los miserables, de las ausencias transitorias y las definitivas», escribió el poeta Mario Benedetti, inspirado en aquel reflejo biológico que ilumina un mal día y realza, aún más, la belleza de uno bueno. Reír no solo expresa externamente nuestra felicidad, sino que también provoca efectos significativos en nuestro interior: alivia el estrés, mejora nuestro estado de ánimo y favorece nuestro bienestar general.
La risa es, en gran medida, una respuesta involuntaria frecuentemente generada por estímulos que consideramos divertidos. Es tan natural e innata que las personas sordociegas ríen de manera espontánea. Los bebés, por ejemplo, sonríen alrededor del primer mes de vida, y hacia el tercero, ya emiten sus primeras risas. De hecho, este tipo de comunicación vocal no solo es exclusiva de los humanos. Los animales emiten sonidos que se asemejan a la risa, como expresión de juego o disfrute.
Evolución de la risa: el origen animal
La risa tiene raíces evolutivas muy antiguas compartidas con otros animales. Según un estudio de la UCLA, "los primates y otros mamíferos emiten sonidos de jadeo cuando juegan, que se parecen a la risa humana. Esto sugiere que nuestra risa evolucionó de esas señales de respiración durante el juego para mostrar alegría y amistad". Además, hay al menos 65 especies —vacas, loros, perros, delfines, urracas— que emiten sonidos semejantes cuando juegan o les hacen cosquillas. De hecho, además de que las carcajadas de los simios cuando juegan sería el origen evolutivo de nuestra risa, los científicos creen que, como generadora de cohesión social, surgió con el Homo ergaster hace casi dos millones de años.
Isabelle Launer, investigadora postdoctoral de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) observó cómo miembros de cuatro especies de simios —nuestros parientes vivos más cercanos— se burlaban entre sí. "Lo que vimos con frecuencia fue que un ejemplar joven se acercaba sigilosamente a un adulto que estaba ocupado acicalando a otro simio y procedía a pincharlo o golpearlo en la espalda, a veces incluso sorprendiéndolo", dice Launer, primera autora del estudio.
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La risa como clave para una vida saludable o socialmente plena
Reír, ya sea de forma espontánea, simulada o estimulada, tiene un efecto terapéutico potente. A través del sistema opioide endógeno, relacionado con sensaciones de placer y calma, se liberan neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. Estos neurotransmisores son clave en el bienestar psicológico y la reducción del estrés.
Los efectos de la risa se extienden en diferentes escenarios. En los hospitales, la presencia de clowns ayuda a los pacientes a reducir la ansiedad, sobre todo si llevan un tratamiento médico. En el caso de los adultos mayores, la frecuencia de la risa se asocia a menor riesgo de capacidad funcional. Asimismo, a través de la risoterapia se reducen los niveles de cortisol (hormona del estrés), se alivia la depresión y la ansiedad, y se mejora la calidad del sueño.
Janni Goss, reconocida líder internacional del yoga de la risa y educadora para el bienestar, indica en su libro Love, Laughter and Longevity, las siguientes recomendaciones para que la risa sea cada vez más habitual en la vida:
- Comparte tu risa.
- Busca las buenas noticias.
- Juega y diviértete con las personas en tu vida, en especial con los niños.
- Accede a más comedia a través de películas, podcasts u otros medios.
- Ejercita tu sentido del humor.
- Ríete de ti mismo.
- Busca un club de la risa o experimenta el yoga de la risa.
El popular cantante español José Luis Perales, lo tenía claro. En su canción "Compraré" canta: "Con una sonrisa compro la libertad
del que vive preso por el dolor", recordándonos que la sonrisa que nos dan o damos puede ser profundamente valiosa y aliviar, sino todas, algunas de nuestras aflicciones.



















